El santo LGBTQ+ que conquistó a un emperador y sigue siendo icónico: SAN SEBASTIÁN
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Además de ser una fuente inspiración constante en el arte, el ícono religioso ha sido adaptado por las disidencias de la heterosexualidad como un ejemplo de valentía y defensa de convicciones
San Sebastián o San Sebastián de Milán fue un mártir que vivió en los primeros siglos de la era cristiana y ayudó en la difusión del dogma en Europa, así como en la defensa de los fieles perseguidos. Aunque la información histórica, real, sobre su vida es limitada, la figura del santo invocado por creyentes en enfermedades difíciles ha evolucionado más allá de la religión; decenas de artistas lo ha tomado como inspiración, ha inspirado dilemas filosóficos y la comunidad LGBTQ+ lo ha tomado como santo patrono. Conoce un poco más de este joven que habría enamorado a un emperador romano.
Según la religión, Sebastián nació en Narbona, en la actual Francia, a finales del siglo III y habría tomado la fe cristiana a escondidas. En ese tiempo el territorio era parte del Imperio Romano y el cristianismo era perseguido por ir en contra del politeísmo que profesaban. Algunos relatos posicionan a Sebastián como un rebelde que se infiltró como soldado en el ejército romano para poder ayudar, desde adentro, a los cristianos perseguidos.
San Sebastián se destacó por su valentía y habilidades militares, pero también por su belleza —cualidad altamente valorada por los romanos, siguiendo los ideales griegos. Llegó a ser capitán en la Guardia Pretoriana durante el reinado del emperador Diocleciano, algo como su guardaespaldas. Sin embargo, a pesar de su posición, no dejó de practicar y difundir el cristianismo en secreto.
El aspecto de la historia más conocido sobre San Sebastián está relacionada con su martirio. Cuando la persecución contra los cristianos se intensificó, fue denunciado ante el emperador Diocleciano. En un intento de disuadirlo de su fe, el emperador ordenó que lo ataran a un poste y que los arqueros lo perforaran con flechas.
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Según las leyendas, los soldados pensaron que la lluvia de flechas había matado al joven soldado, pero a pesar de las numerosas heridas, Sebastián sobrevivió “milagrosamente”; una mujer cristiana lo encontró y lo cuidó hasta su recuperación. Una vez curado, se presentó nuevamente ante el emperador, exigiéndole detener la persecución a cristianos. Diocleciano, sorprendido de verlo vivo, ordenó que fuera golpeado, ahora sí, hasta la muerte.
El martirio de San Sebastián se dice que ocurrió alrededor del año 288 d.C. Después de su muerte, su figura se convirtió en un símbolo de resistencia y valentía para los cristianos. La representación artística más común de San Sebastián lo muestra atado a un poste y perforado por flechas, simbolizando su martirio. Su festividad se celebra el 20 de enero en el calendario litúrgico de la Iglesia católica.
El cristianismo logró arraigarse en diversas culturas gracias a la veneración de santos y vírgenes, estrategia que permitió una conexión más íntima entre la fe cristiana y las tradiciones locales; considerados modelos de virtud y devoción, fueron presentados como intercesores entre los fieles y lo divino, facilitando la aceptación de la nueva fe al incorporar elementos familiares a las prácticas culturales existentes.
La figura de las vírgenes, como la Virgen María —Virgen de Guadalupe, en México—, desempeñaron un papel crucial al ser asociada con valores estereotípicamente femeninos y maternales, ganando así la aceptación de comunidades con sistemas de creencias previos que valoraban dichos atributos. Mientras que los mártires eran un ejemplo masculino de estoicismo, valentía y virtuosismo. Estas representaciones permitieron que el cristianismo se adaptara a diversas culturas, integrando elementos locales y proporcionando una continuidad con las creencias y tradiciones existentes.
Interpretaciones libres sugieren que la historia de San Sebastián tiene ciertos elementos que podrían ser comparados con el mito de Aquiles en la mitología griega. Ambos son representados como jóvenes guerreros valientes y atractivos que enfrentan sufrimientos físicos, y en algunas representaciones artísticas, San Sebastián es mostrado atado a un poste de manera similar a cómo Aquiles fue atado por Paris en el mito de la Guerra de Troya.
IMPORTANCIA RELIGIOSA PARA LOS FIELES
San Sebastián es considerado el patrón de los soldados, arqueros y, en general, aquellos que enfrentan situaciones peligrosas. Su culto se extendió rápidamente, y San Sebastián fue venerado como uno de los santos más importantes de la Iglesia católica.
Actualmente se pide su interseción para la protección contra enfermedades y para restablecer la salud, especialmente las epidemias, en concreto: la peste. Esta asociación se basa en la creencia popular de que durante una epidemia de peste negra en Roma en el siglo IV, los seguidores de San Sebastián oraron por su intercesión y la peste disminuyó. La conexión se fortaleció aún más porque San Sebastián mismo fue martirizado y sufrió tormentos físicos, lo que llevó a la creencia de que su intercesión podría brindar protección contra sufrimientos similares, como los causados por enfermedades.
La devoción a San Sebastián como protector contra la peste se extendió en la Edad Media y el Renacimiento, épocas en las que las epidemias y la peste eran comunes. Las representaciones artísticas y las procesiones en honor a San Sebastián se convirtieron en rituales populares para buscar su ayuda en tiempos de enfermedad.
EL ROMANCE CON UN EMPERADOR
El lazo del santo con la comunidad LGBTQ+ viene de la presunción de un amorío con el emperador Diocleciano, aunque igual que gran parte de los aspectos de la vida del santo, no hay evidencia que respalde esta teoría.
Diocleciano fue un emperador romano que gobernó desde el año 284 hasta su abdicación en el 305 d.C. —fechas que coinciden con el martirio de San Sebastián. Fue conocido por sus reformas como: la tetrarquía y la división del imperio para gobernarlo más eficientemente, además del “Edicto de Precios Máximos” para combatir la inflación; durante su reinado, se intentó controlar la persecución de los cristianos, aunque no logró poner fin completamente a la misma. Diocleciano abdicó en el año 305 y vivió el resto de su vida en retiro.
En algunas versiones de la leyenda, se sugiere que San Sebastián era un oficial de confianza y “el favorito” del emperador Diocleciano, atribución que algunos interpretan como que teníanuna relación amorosa, pero que no estaba al tanto de la fe cristiana de Sebastián hasta que fue denunciado por otros. Divididio entre sus sentimientos hacia el soldado y su obligación con el Imperio, el regente habría ofrecido al soldado riquezas y una posición elevada en la corte a cambio de renunciar a su fe.
La narrativa mitológica presenta a Diocleciano como un emperador comprensivo y agradecido por los servicios de Sebastián, pero incapaz de perdonar su lealtad al cristianismo. En lugar de ordenar directamente su ejecución, se dice que Diocleciano permitió que otros oficiales llevaran a cabo el castigo, tratando de distanciarse emocionalmente de la ejecución de alguien a quien consideraba una persona cercana. Posteriormente, y con el remordimiento de la ejecución, el emperador intentaría detener la persecución religiosa.
Estas adiciones románticas y mitológicas no tienen fundamento histórico sólido y deben entenderse como elementos creativos incorporados a lo largo del tiempo para resaltar aspectos dramáticos y emotivos en la historia de San Sebastián. La religión cristiana contempla que las verdaderas contribuciones del martirio de San Sebastián fueron su valentía y su resistencia ante la persecución religiosa y las tentaciones mundanas en el contexto del Imperio Romano.
RELEVANCIA PARA LA COMUNIDAD LGBTQ+
A pesar de la reticencia del catolicismo para reconocer las uniones diferentes a las heterosexuales, la figura de San Sebastián ha adquirido una significativa importancia simbólica para la comunidad LGBTQ+ por su iconografía y representación artística.
San Sebastián es a menudo representado como un joven apuesto y musculoso, atado a un poste y perforado por flechas. Esta representación estética ha llevado a que algunos miembros de la comunidad LGBTQ+ lo adopten como un ícono queer. Además, la historia de San Sebastián como un mártir que enfrenta la persecución debido a su fe cristiana se ha interpretado en paralelo con las experiencias de marginalización y discriminación que la comunidad LGBTQ+ ha enfrentado a lo largo de la historia.
Algunos han visto en la historia de San Sebastián una metáfora de la lucha contra la opresión y la intolerancia, encontrando inspiración en su valentía y resistencia. En este contexto, la imagen de San Sebastián ha sido utilizada en manifestaciones artísticas y culturales dentro de la comunidad LGBTQ+ como un símbolo de fortaleza, resistencia y unidad.
INSPIRACIÓN
La figura de San Sebastián ha sido una fuente de inspiración para numerosos artistas, intelectuales y creativos a lo largo de los siglos. Algunos de ellos han encontrado en la historia de San Sebastián un motivo para explorar temas como la resistencia, la belleza, el sufrimiento y la dualidad entre la fe y la persecución.
Óscar Wilde fue condenado por “indecencia grave” en 1895 debido a su orientación sexual y pasó dos años en prisión, en ese periodo cambió legalmente su nombre al de Sebastian Melmoth, tomando el nombre “Sebastian” de San Sebastián y tras su liberación en 1897 vivió bajo este nombre y hasta su muerte, tres años después, el 30 de noviembre de 1900 a los 46 años en París, Francia.
En la pintura, Leonardo da Vinci, pintor renacentista, destacó la belleza y serenidad de San Sebastián en obras como “San Juan Bautista”; de la misma época el pintor veneciano, Tiziano, también creó varias obras que representan al santo. Por su parte, Rubens, pintor barroco flamenco, enfatizó sensualidad y dramatismo al representar al santo, al igual que Guido Reni, quien pintó en 1615 uno de los retratos más conocidos del santo. En un tono más moderno, Dalí y Duchamp reinterpretaron al santo desde sus ópticas.
En el cine Derek Jarman, director británico, llevó a la pantalla grande “Sebastiane” en 1976, una versión controvertida y homoerótica de la historia de San Sebastián ambientada en la época romana.
La figura de San Sebastián también ha sido objeto de interpretaciones filosóficas. René Girard, filósofo y teórico literario francés René Girard exploró el concepto de “chivo expiatorio” en sus obras. Algunos han relacionado la historia de San Sebastián con esta noción, viendo en su martirio una representación simbólica de la expiación de los pecados a través del sufrimiento de un individuo inocente. Por otro lado Michel Foucault examinó las relaciones de poder y la manera en que la sociedad controla y regula a los individuos, con ello, la figura de San Sebastián, como alguien que desafía el poder establecido y sufre las consecuencias.
En el contexto contemporáneo, la figura de San Sebastián ha trascendido las barreras religiosas y se ha convertido en un símbolo multifacético. Su historia sigue siendo relevante en la reflexión sobre la opresión, la valentía individual y la resistencia frente a la adversidad. Así, San Sebastián persiste como un testamento de la complejidad humana, inspirando a comunidades diversas a lo largo de los siglos.
