Las vísperas decembrinas
Elijamos compras conscientes de gratitud y abundancia para disfrutar las fiestas decembrinas con calidez y honra.
Las vísperas decembrinas en un mundo globalizado, donde tradiciones y costumbres se van perdiendo con el paso del tiempo.
La gastronomía se hace presente como cada temporada y llega la Navidad. Dicen por ahí que el nacimiento de Jesús no fue en diciembre; sin embargo, debido a las creencias religiosas, todos los que venimos subsidiados del catolicismo o cristianismo entendemos este festejo por el Maestro, quien alcanzó su etapa crística y dejó un mensaje de amor y sacrificio a la humanidad.
En México, como siempre, las habilidades culinarias varían según sus regiones. Aun así, hay platillos que representan estas fechas.
El cerdo está presente en casi todas las mesas mexicanas: piernas adobadas, mechadas, rollos de carne, pastas, pavo relleno, romeritos, tamales, bacalao, crema de camote, caldo de almejas, y la ya tradicional ensalada de manzana, que nació en Nueva York, en el hotel Waldorf. Como buenos mexicanos, mitificamos y arraigamos lo que nos gusta. La ensalada de betabel con naranja, jícama y cacahuates es otro clásico.
La familia se une, y de la cocina sale un gran ponche de frutas, que en el fondo es un té medicinal, ideal para la vitamina C y combatir los resfriados del invierno. Los atoles y champurrados no pueden faltar.
El “alipús” del maratón Guadalupe-Reyes: la sidra o vino espumoso para pedir deseos y cumplirlos. Las tradicionales posadas, sin embargo, se han convertido en un cuento imaginario del México setentero, cuando los peregrinos pedían posada con cantos semi-religiosos, luces de bengala, piñata con dulces, y la mesa donde la matriarca cocinaba tamales y atoles para dar la bienvenida al Niño Jesús. Ahora, las posadas suelen convertirse en una borrachera memorable.
En el romance que nos causa este sentimiento de natividad y esperanza, algunos seguimos llevando tradiciones, no tanto por el culto religioso, sino para no perder ese folclor navideño tan mexicano. Incluso las pastorelas. Vamos perdiendo raíces, pero también ganamos nuevas formas de reinventar la celebración culinaria.
Un recuerdo personal de mi niñez es el glorioso dulce de tejocote que hacía mi madre. El chef Abraham Padilla, de este emblemático lugar, Dinoquesadillas, ha puesto a la venta dulces típicos, entre ellos este “pecado mortal” del tejocote.
Búsquelo y pruebe sus dulces tradicionales, saberes que se han diluido con el tiempo frente a la era adictiva de Nutella.
Ya veo venir ese trineo de fantasía con unos renos; los gringos también tienen gran capacidad de mercadotecnia emocional. Sin embargo, también veo a los tres Reyes Magos, quienes llevaron oro, incienso y mirra al recién nacido Jesús, como símbolo de bonanza y buenos augurios.
Hagamos lista de lo que cocinaremos en este 2024. Elijamos compras conscientes de gratitud y abundancia para disfrutar las fiestas decembrinas con calidez y honra.
Compartiré posteriormente recetas de Navidad.
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