El evento que trajo por primera vez la magnum opus del compositor alemán Carl Orff, el “Carmina Burana”, al Teatro de la Ciudad Fernando Soler, llenó de emoción a los asistentes que pasaron una velada con uno de los arreglos más enérgicos sobre música vernácula, con una espléndida ejecución por parte de los múltiples grupos que se unieron en el recinto.
Horas antes de la presentación, las redes de la Orquesta Filarmónica del Desierto (OFDC), conjunto que lideró el evento junto a la Compañía de Ópera de Saltillo (COSA), anunció que ya había sido vendido a su capacidad máxima, concluyendo la venta de boletos en la taquilla y asegurando la asistencia del recinto completo. Personas de todas las edades se reunieron antes de la apertura de las puertas al interior del teatro, conviviendo entre sí y degustando algunas muestras de vino.
Esta exhibición contó con la presencia de la recién nombrada Secretaria de Cultura Esther Quintana, el Secretario de Gobierno Óscar Pimentel y Lauro Cortés Hernández, presidente del Patronato de la OFDC, que se encontraba en posición para comenzar a interpretar estas piezas.
El concierto inició poco después de las 8:30 de la noche, impactando en un primer momento con el tema más emblemático de la obra, el “O Fortuna”, haciendo gala de la compañía Mexico Opera Studio, otro conjunto invitado por la Filarmónica del Desierto, que a su vez mostró una fuerza notable en la sección de percusiones y cuerdas.
Sin embargo, el trabajo más notable con respecto a cuestiones técnicas se lo llevaron los solistas, quienes acoplaron los registros de su voz en obras como “Estuans Interius”. La emoción que proyectaron con su intervención demostró la pasión en su canto.
De la misma forma, la COSA en conjunto con el Coro del Instituto Vivir, también invitado, ofrecieron sus respectivos ensambles para presentar las diferentes etapas de la poesía de los goliardos. Desde un enérgico canto masculino, hasta coros compuestos mayormente por mujeres, la obra sorprendió con la variedad de temas, voces y lenguas impresas en su ejecución.
LA GRAN OBRA
A pesar del supuesto carácter sacro que este conjunto de piezas exhibe, la realidad es que muchas de ellas fueron compuestas originalmente bajo la tradición de los Goliardos, religiosos que vivían de manera errante y que predicaban el amor por los placeres mundanos a la vez que criticaban de manera satírica a los diferentes estamentos sociales.
Este compilado de poemas datan del siglo XVII y XVIII y fueron musicalizados por Orff con algunas modificaciones para acoplarse a la obra del compositor, eligiendo textos en latín, alemán y francés de su respectivo periodo histórico.
La peculiar fascinación de estos monjes por la bebida, el juego y las pasiones carnales se vieron reflejadas en las diferentes secciones que la orquesta interpretó, las cuales incluyeron; Fortuna imperatrix mundo, Primo vere, Uf Dem Anger, In Taberna, Cour d’amours y Blanziflor et Helena.
LA EXPERIENCIA DE PESQUEIRA
Posterior a su participación con los diferentes grupos que dieron vida a esta orquesta, el director invitado, Armando Pesqueira, platicó con VANGUARDIA acerca de su experiencia previa y durante el concierto.
Por este medio, declaró que fue una grata experiencia y sorpresa encontrar a tantos asistentes emocionados de disfrutar esta obra, así como trabajar con la compañía de Ópera de Saltillo y los alumnos del Instituto Vivir.
TE PUEDE INTERESAR: Muestran ‘lleno de vida’ a Manuel Acuña: Desmitifican y revelan la otra cara del poeta de Saltillo
“Tuve la suerte de dirigir una obra que es muy taquillera, muy pegadora y trabajar con un grupo de artistas tan bien preparados, incluyendo a los de México Opera Studio”, expresó Pesqueira.
También agradeció al maestro Natanael Espinoza por la invitación a este evento, así como las cordiales atenciones de la organización y de los músicos de la orquesta.
Además, indicó que el talento saltillense le sorprendió por la calidad de sus intérpretes y la cantidad de eventos que se han suscitado en el año, haciendo de su estadía en la ciudad una buena experiencia.
“Siempre es un reto para el director no nada más dirigir el tráfico, sino también hacer música, entonces, eso es lo que representa esta obra”, declaró el director, quien fue ampliamente recompensado por la ciudad con, al menos, cinco minutos de aplausos ininterrumpidos al término de esta memorable función.