Museo Ucraniano de Nueva York, el más grande del mundo dedicado a este país fuera de sus fronteras
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Ubicado en el barrio del East Village el Museo Ucraniano de Nueva York, es considerado el más grande del mundo dedicado a este país fuera de sus fronteras.
En palabras de su nuevo director, Peter Doroshenko este museo es un espejo y un refugio de un legado cultural actualmente está en peligro.
Doroshenko que es hijo de padres ucranianos y que nació en Chicago comentó a Efe que siente una “gran responsabilidad” al estar al frente del Museo Ucraniano debido a ve a este un “representante de lo que está pasando en los museos en Ucrania”.
En este museo que está ubicado en el barrio del East Village en Nueva York el visitante puede ver la más reciente exposición, “Impact Damage” (impacto daños), en donde dominan la sala tanto la oscuridad como el silencio y solo se distinguen algunos cuadros, esculturas y artefactos bajo una luz proyectada por vídeos documentales sobre la guerra en Ucrania tras la invasión de Rusia.
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Salvo que el visitante use una linterna, son las imágenes de los refugiados huyendo y los soldados en las trincheras filmados por Babylon’13, que es un colectivo conformado por cinematógrafos y activistas, las que emiten una tenue luz que posibilita distinguir el bordado tradicional de un traje del s. XIX, o el dibujo de un cartel político de la era soviética que se exhiben en una de las salas.
“Es la experiencia de lo que pasa en el 99 % de los museos en Ucrania: no están abiertos, no hay nadie allí”, precisó Doroshenko, quien mantiene contacto con muchos directores y a su vez ha impulsado una muestra rotatoria con el propósito de contar sus historias y el trabajo que hacen para proteger sus colecciones.
Por otra parte, el museo también rinde un homenaje al fotoperiodista Maks Levin, que fue asesinado por las tropas rusas en el primer mes de la invasión rusa cerca de Kiev, según reporteros Sin Fronteras
Si bien, la política está muy presente en el museo, también hay arte libre de ella, como lo son las pinturas surrealistas de Emma Andijewska, que llenan una galería en el segundo piso, o las cerámicas que están inspiradas en figuras femeninas del folclore ucraniano de Slava Gerulak, en una galería subterránea.
Se preve que en 2024 se incorporará una exposición de la pintora naíf Maria Prymachenko, considerada un icono de la identidad ucraniana y que fue el centro de atención en los titulares internacionales después de que una treintena de sus obras se quemaran en un bombardeo ruso cerca de Kiev que afectó al museo que las resguarda.
“Es un aspecto de lo que los rusos están haciendo a la cultura ucraniana: básicamente la intentan destruir”, comentó Doroshenko.
Así también Doroshenko resalta el compromiso del Museo Ucraniano con su comunidad debido a la situación geopolítica que actualmente vive, y a su vez reivindica el cerca de medio siglo de trabajo llevado a cabo para preservar el legado artístico y cultural del país, que hasta ahora cuenta con un archivo de unas 7,000 obras.
“No queremos dejar de hablar, por culpa de la guerra, de los aspectos históricos que nos hacen ucranianos”, puntualizó Doroshenko.
También reconoce que busca “realinear ciertos aspectos de la historia del arte en el siglo XX sobre quién es ucraniano y quién es ruso”, una tema que la guerra sacó a la luz y que está llegando a algunos museos de renombre como el MoMA, el Guggenheim o el Metropolitan.
Algunos de ellos como Kazimir Malevich, Vladimir Tatlin o Alexandra Ekster, como los artistas ucranianos que estaban categorizados rusos y cuyas “etiquetas inadecuadas de antaño” se empezaron a “corregir” a raíz de esas conversaciones, algo que celebra Doroshenko.
Después de once años de estar al frente del museo Dallas Contemporary, Doroshenko tiene como reto en el Ucraniano ampliar la oferta con diseño gráfico, arquitectura, moda o cine, sobre todo “crear una organización multidisciplinar que no tenga miedo de mostrar lo mejor que pueden ofrecer los ucranianos y la diáspora”, concluyó.
Con información de la Agencia EFE.