Viajó desde lejos para buscar mejores oportunidades y a su llegada solo encontró guerra, pero con el tiempo, pudo por fin hallar la paz, a kilómetros de su tierra natal. La historia de Kingo Nonaka, un joven japonés que pasó de ser un migrante, a un revolucionario mexicano, ahora será contada desde la escena, entre el movimiento y las artes marciales.
“Kingo Nonaka, el pequeño samurai”, es un montaje de la compañía Los 125 mil Artes Vivas de Monterrey, que como parte del Circuito Nacional de Teatro en Espacios Independientes presentará dos funciones de esta obra para niños y jóvenes en Teatro Garnica.
“El poder llevar la obra a otros estados siempre es muy enriquecedor, porque hay un convivio con otras compañías y nos da oportunidad de ver obras de fuera del estado, y ver el resultado no solo con público regiomontano, sino con gente de Coahuila, de Tamaulipas”, comentó para VANGUARDIA su directora, Paulina de León.
El montaje fue producido, primero gracias a la Antología Digital para Jóvenes Audiencias del PECDA 2021, que permitió a sus autores Ana Lucía Ramírez y David Colorado, y luego por el apoyo a Puestas en Escena para Jóvenes Audiencias de Conarte, con el cual pudieron estrenar en la Sala Experimental del Teatro de la Ciudad de Monterrey.
“Fuimos con la Asociación México-Japonesa del Noreste para informarnos sobre la vida de Kingo Nonaka, pero también de las diversas migraciones que ha habido en distintas ocasiones aquí en México”, explicó la directora, quien agregó que la obra fue diseñada para espacios cerrados y al aire libre, de manera que han podido llevarla a escuelas, centros comunitarios y parques.
“Siempre me ha gustado la historia de México, pero no sabía que dentro de la Revolución Mexicana hubo mucha participación de japoneses, y para mí fue una gran sorpresa. Es un personaje histórico, dentro de la obra está ficcionado, en la obra lo ponen como un niño, aunque en realidad era un adolescente que llegó a México”, compartió.
Kingo Nonaka, que nació en 1889, llegó a México a los 17 años, como trabajador en una plantación de café en Oaxaca, pero pronto viajó al norte rumbo a Estados Unidos, hasta que en Chihuahua se asentó con una familia que lo adoptó y bautizó y ahí aprendió enfermería.
Pero con el estallido de la Revolución Mexicana terminó en las filas de los ejércitos maderistas y villistas, con quienes libró decenas de batallas. Al acabar el conflicto viajó a Tijuana, donde aprendió fotografía y abrió sus estudios, pero la década de los 40’s le deparaba otra guerra que lo haría migrar una vez más.
Tras los movimientos de segregación que ocurrieron en México derivados de la Segunda Guerra Mundial, Kingo comienza a vivir en la capital del país, donde termina convirtiéndose en uno de los fundadores del Instituto Nacional de Cardiología.
La directora optó por un montaje no tradicional, y en vez de inclinarse por una representación realista de cada momento —entre trajes revolucionarios y carrilleras— se decantó por una propuesta minimalista.
“Justamente quisimos aludir, entre la iluminación y el color blanco, a la sensación y las atmósferas que se pueden lograr en México y en Japón, a través de los colores proponer este imaginario. Para esto recibí la asesoría de Maribel Carrasco
“Tenemos elementos orgánicos, todo es madera. La obra propone desde el inicio unos personajes que son clowns, que aluden al teatro de carpa, que eran las contaban historias a los obreros de las ciudades. Quisimos rescatar este sentido de una compañía de clowns movilizándose por todas partes, contando esta historia de revolucionarios japoneses que participaron en algún momento histórico en el país”, agregó.
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De León mencionó que el montaje fue un reto actoral para el elenco, que está integrado por David Colorado, Diego de Lira, Andrea Cortés y ella misma, pues además de que deben interpretar a muchos personajes, en su rol de tropa ambulante, sino también porque la obra está “empapada de acrobacias y de artes marciales”.
“Esta es una pieza que trabaja con personas negadas por la historia oficial y que busca justamente confrontar el racismo y la violencia de género que existe en el país, desde la cultura de cómo un niño afronta el abandono, la vulnerabilidad, su discriminación en un país ajeno, una cultura muy distinta a la suya y que al último se aleja de la violencia para encontrar el camino a la paz”, concluyó.
“Kingo Nonaka, el pequeño samurai” se presentará el viernes 22 y sábado 23 de marzo a las 20:00 horas. La entrada general tiene un costo de 100 pesos.