Cultura y Pop: Johnson Space Center

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/ 19 agosto 2025

Ahora mismo hay astronautas dando vueltas en una estación espacial alrededor de la Tierra, y a muy pocas personas les importa

Hay lugares que durante tanto tiempo existen en nuestra imaginación a través de noticias, películas, series de televisión y libros, que conocerlos por fin resulta casi inverosímil. ¿Realmente existe? ¿Es un lugar físico?

Para llegar al Johnson Space Center desde el aeropuerto de Houston se transita durante una hora por autopistas llenas de tráfico, bordeadas por innumerables plazas comerciales con la habitual oferta de tiendas y comida rápida.

El contraste entre lo mundano y el centro neurálgico del programa espacial estadounidense es alucinante.

La creatividad, invención, e ingenio requeridas para llegar a la Luna se advierte en el hardware utilizado para conseguirlo. Entre muchas otras, el JSC exhibe uno de los últimos y descomunales cohetes Saturn V. Una réplica del Shuttle. El Boeing 747 que movía los transbordadores espaciales entre bases. La cápsula del Apollo 17, la última misión que llegó a la Luna. Un Lunar Rover. Una réplica del Skylab. Y el Mission Control Center desde el cual se controlaron las históricas misiones de los programas Mercury, Gemini, y Apollo.

Visto con ojos del 2025, es fascinante lo (relativamente) rudimentario que se ve todo. Ir al espacio no sólo es muy caro, sino excesivamente riesgoso. El espacio es implacable: los márgenes de error que demanda, mínimos. Lo sorprendente no es que una decena de astronautas haya muerto, sino que no hayan muerto más.

Tal y como dice uno de los astronautas que se prepara para tomar parte de Artemis (el programa que planea poner a un hombre en Marte), que el hombre llegara a la Luna en 1969 fue un hecho extraordinariamente adelantado a la época.

La carrera espacial dio a la sociedad estadounidense dirección, y a muchas empresas prestigio y conocimiento. El orgullo que generó semejante logro en la mentalidad de una nación es imposible de medir.

Pero ahora mismo hay astronautas dando vueltas en una estación espacial alrededor de la Tierra, y a muy pocas personas les importa.

Durante mi visita al JSC hice fila para ver una película sobre la conquista espacial, y me di cuenta de que la gente a mi alrededor miraba videos random en sus teléfonos móviles.

Me hizo pensar en el silencioso desastre de que muchas de las mejores mentes de esta generación no estén ideando cómo resolver los problemas que la humanidad enfrenta ni cómo abrir nuevas fronteras, sino cómo hacer a las personas adictas a TikTok e Instagram.

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Doctor en Literatura por la Universidad de Salamanca. Vive en Europa desde el 2000, donde ha viajado extensamente. Ha sido guionista y locutor de radio, y escritor de libros, museos, arte, viajes, conciertos, y películas. Actualmente es profesor en la Universidad de Ciencias Aplicadas Zuyd en Maastricht (Países Bajos), donde imparte clases de Lengua y Cultura Española, Comunicación Intercultural, Presentation Skills y Storytelling. En sus noches libres cocina para rockeros y poperos en la sala de conciertos Muziekgieterij.

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