Josey, el pequeño hijo de Naya Rivera habla con su mamá a diario
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Un mes ha pasado desde la desaparición de Naya Rivera, la actriz de 33 años que falleció ahogada en el Lago Piru
Desde el momento que la estrella de la serie estadounidense Glee fue reportada como desaparecida y posteriormente encontrada sin vida, el pequeño vive con su padre
Un mes ha pasado desde la desaparición de Naya Rivera, la actriz de 33 años que falleció ahogada en el Lago Piru, en California. El 8 de julio fue encontrado el bote en el que solía navegar la joven actriz con su hijo Josey a bordo.
El niño de 4 años se encontraba solo y dormido cuando fue encontrado. El lunes 13 de julio, tras una larga búsqueda de varios días, el cuerpo de Rivera fue hallado y tras una autopsia se declaró como ahogamiento accidental el motivo de su muerte.
"El mundo entero de Ryan es Josey en este momento […] Se mantiene fuera de la vista del público para poder concentrarse por completo en Josey e intentar descubrir cómo navegar en esta nueva normalidad", dijo el informante. "Josey es un chico muy fuerte y Naya estaría muy orgullosa de él", agregó.
Según la fuente, Dorsey y su hijo hablan de Rivera todos los días, pues tanto su padre como la familia de Rivera quieren asegurarse de que el niño tenga buenos recuerdos de su madre, por lo que han hecho todo lo posible para que ella siga siendo parte de su vida.
Tanto la familia de la fallecida artista como el mismo Ryan Dorsey buscan asegurarse de que el pequeño Josey tenga buenos recuerdos de su madre, por lo que la mantienen presente en su día a día, platicando sobre ella y teniéndola siempre presente, a fin de ayudar al niño a construir y preservar una imagen positiva de Naya que mantenga durante toda su vida.
El informante dio a conocer que “Josey se las arregla bien y algunos días parece un niño normal y despreocupado”, además que el pequeño de cuatro años “entiende que su madre se ha ido y comprende la finalidad de la muerte”.
El servicio funerario de la actriz boricua se llevó a cabo el pasado 24 de julio y fue un evento íntimo y privado ocurrido en Forest Lawn Memorial Park, en Los Angeles, al que sólo asistieron alrededor de 25 personas: familiares cercanos y algunos ex compañeros de Glee, la serie que catapultó a Naya Rivera a la fama y que la posicionó en el corazón de los espectadores del mundo.