Se cumplen 25 años de la magia de Harry Potter
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El 26 de junio de 1997 se publicó el primer libro de J.K. Rowling, ‘Harry Potter y la piedra filosofal” en una edición de apenas 500 copias
La primera vez que escuché sobre Harry Potter fue en 1999. Leí en un artículo del periódico “El Norte” –mis papás tenían una suscripción que yo aprovechaba al máximo- que esta novela estaba causando sensación en los colegios de Estados Unidos. En ese momento me encontraba en las vacaciones escolares, así que decidí buscarme un ejemplar del libro.
Me encontraba en esa extraña transición entre la adolescencia y la juventud, pero me seguían encantando los libros infantiles sobre fantasía y eventos mágicos. En mi niñez había leído con voracidad la obra completa de Michael Ende y ejemplares inspirados en Calabozos y Dragones con los que podías hacer tu propia aventura. Así que cuando comencé a leer “Harry Potter y la piedra filosofal” sentí cómo la magia recorría cada página.
El hechizo de J.K. Rowling era sencillo: lograr que el lector se trasladara a Howgarts, una vetusta escuela de hechicería, y soñara con ser un aprendiz de mago. La fantasía de un lector joven que busca escapar de una realidad anodina y solitaria.
El 26 de junio de 1997, tras una docena de rechazos editoriales, La pequeña Bloomsbury publicó en Londres la primera aventura de Harry Potter con un tiraje de 500 copias, la mayor parte de ellas tenían como destino las bibliotecas púbicas.
Hace unos años entrevisté en la extinta Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij) a Barry Cunningham, el editor que se atrevió a publicar el trabajo de Rowling. Lo primero que me dijo, entre risas, fue que él no sabía que “Harry Potter había sido rechazado por todos los demás en el mundo”.
“Lo que realmente me gustó del libro fue la amistad que tenían los niños, la fuerza que les daba para sobreponerse a todas las dificultades que debían enfrentar. Me encantan las lechuzas, la escuela de magia, pero fue la amistad de estos niños lo que realmente hacía una diferencia para mí”, me contó en el Centro Nacional de las Artes, en la Ciudad de México.
Aunque para muchos, como el crítico norteamericano Harold Bloom, la saga de Rowling no forma parte del canon literario y es considerada un producto de la mercadotecnia, explotada al máximo después de que la historia fue llevada al cine, al editor no le preocupaba esta percepción.
“Nunca he tenido la certeza de qué es realmente la buena literatura. Lo que sí tengo, es la certeza sobre los libros que los niños quieren leer. La literatura infantil tiene una función: que se lea. No se trata de hacer un objeto para la repisa de un librero”.
Cuatro años después de su aparición en las librerías, la saga del mago cuya frente está marcada por una cicatriz en forma de rayo fue llevada al cine. A partir de ese momento su éxito se elevó de forma increíble. “Harry Potter y la piedra filosofal” ha vendido más de 107 millones de copias y ha sido traducido a más de 70 idiomas, mientras que la serie de siete volúmenes ha superado, en conjunto, los 500 millones de ejemplares. Es la saga más vendida de la literatura.
Terminé el primer libro de Harry Potter en un día. Lo leí de un tirón. Sentí mucha envidia de los niños de once años que apenas se adentraban a la lectura con esta novela, me hubiera gustado tener esa edad para esperar la carta de Hogwarts que me dijera que yo no era una muggle, sino una bruja con poderes que los demás no comprendían.
También sentí envidia de esta escritora desconocida, capaz de conmover a una chica ensimismada con una sencilla historia de fantasía, amistad y pertenencia. Cuando cerré el libro, de inmediato fui a comprar el segundo volumen, “Harry Potter y la cámara secreta”. Después, a lo largo de los años, esperé con paciencia religiosa que la Rowling sacara los siguientes tomos. Como muchos, hice filas a la medianoche para conocer el destino de Harry, Ron, Hermione, y el resto de mis personajes queridos.
El libro que más he comprado en mi vida es “Harry Potter y la piedra filosofal”, porque siempre lo regalo, a la menor provocación. Se lo obsequié a mis hermanas, a mis alumnas, a mi hija, con la creencia de que una historia de un niño huérfano que enfrenta su destino con amor y valentía, pero también con magia y aventuras, puede convertir en lector hasta al más resistente.