La gripe común es mucho más peligrosa que el coronavirus chino, al menos por ahora
Mientras que las muertes causadas por el nuevo coronavirus se sitúan en alrededor de 100, de forma mucho más silenciosa y discreta, el virus de la gripe común o gripe estacional causa, cada año, aproximadamente medio millón
Es curioso comprobar cómo actúa el temor y la sensación de peligro en el público. Hay que reconocer que el ser humano no es muy bueno estableciendo correlaciones adecuadas entre la amenaza potencial y el verdadero peligro que representa. Tenemos miedo a los tiburones a pesar de que las máquinas de vending matan a más personas al año, sentimos temor al subir a un avión aún sabiendo que es el medio más seguro de viajar y nos aterran las colisiones cuando los accidentes domésticos son más comunes que los de tráfico.
En definitiva, nos atemoriza morir en una catástrofe de avión cuando lo más probable es que nos resbalemos en la ducha o nos atragantemos comiendo un filete.
Con el coronavirus de China está pasando algo muy parecido. Escuchamos palabras inquietantes como epidemia, virus o contagio y nuestra mente vuela pensando en el nuevo brote, mostrando una vez más nuestra floja capacidad para asociar el riesgo real con la amenaza aparente.
En este sentido, hace tan solo unos días apareció un artículo en Science Alert cuyo título es ejemplo claro de cómo nos equivocamos al asociar peligros reales, el texto se titulaba: La gripe es una amenaza mucho mayor que el coronavirus.
Durante una entrevista a Health News, el experto en vacunas Wiliam Schaffer de la Universidad de Vanderbilt afirmaba que "cuando pensamos en el peligro relativo de este nuevo coronavirus y la gripe, simplemente no hay comparación, este coronavirus será simplemente un bache en el horizonte. La gripe rara vez recibe este tipo de atención, a pesar de que mata a más estadounidenses cada año que cualquier otro virus”.
Paradójicamente, los fríos datos le dan la razón: mientras que las muertes causadas por el nuevo coronavirus 2019-nCoV se sitúan en alrededor de 100, de forma mucho más silenciosa y discreta, el virus de la gripe común o gripe estacional causa, cada año, aproximadamente medio millón de muertes en todo el mundo. En el culmen de las sociedades avanzadas y con una potente e innovadora sanidad, Estados Unidos sufrió en 2018 una de las más fuertes temporadas de gripe de los últimos años y unas 80 mil personas fallecieron a causa de la enfermedad.
Uno de los elementos que más influye en el erróneo mecanismo de asignación de peligro entre ambos virus es que mientras que aún no contamos con una vacuna para el coronavirus, la gripe común posee una vacuna eficaz y segura. La propia Organización Mundial de la Salud confirma que “la forma más eficaz de prevenir la gripe es la vacunación. Hay vacunas seguras y eficaces que se vienen utilizando desde hace más de 60 años”.
Saber que contamos con un remedio para una enfermedad o incluso una vacuna que puede prevenirla es uno de los factores que nos empuja a menospreciar sus efectos. Lo hemos visto con otras enfermedades peligrosas como el sarampión, el tétanos, la tosferina, etc… una vez que sabemos que existe una vacuna o un tratamiento, nuestro miedo disminuye instintivamente, y en ocasiones –como con los antivacunas–, incluso despreciamos el tratamiento porque ya no nos asustan tanto sus efectos.
Hoy hemos sabido que el la estimación del R0 (Ritmo reproductivo básico) del coronavirus se sitúa entre 3.30 y 5.47, lo que significa que por cada persona con el virus podría contagiar de 3 a 6 personas, un dato cuatro veces mayor que la gripe. Esto significa que, por supuesto, no hay que menospreciar los efectos evidentes que una epidemia como la provocada por el nuevo coronavirus chino puede desplegar. Sin embargo, de vez en cuando es prudente recordar que nuestros miedos y preocupaciones se basan muchas veces en lo más llamativo y pasan por alto las amenazas más comunes.