Según un nuevo estudio, el ciclo menstrual está regulado por un ‘reloj interno’ más que por procesos externos
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Si bien se sabe que el ciclo ovárico tiene un ritmo aproximadamente mensual, no se conocen los mecanismos que están implicados en su regularidad. Investigadores descubrieron que el ciclo menstrual depende de los ritmos circadianos internos más que de procesos externos
LYON- De acuerdo con la investigación realizada por René Ecochard, John B. Stanford, Richard J. Fehring, Marie Schneider, Sam Najmabadi, and Claude Gronfier y que fue publicada revista Science Advances titulada “Evidence that the woman’s ovarian cycle is driven by an internal circamonthly timing system”, “el ciclo ovárico, también conocido como ciclo menstrual, tiene un ritmo circamensual que está bien establecido en las mujeres”.
Este ciclo que tiene en “pronedio una duración de 29.3 días”, precisa Science Advances, “es un ritmo biológico infradiano, porque es un proceso biológico recurrente con un período superior a 24 horas”. Sin embargo, los autores de este nuevo estudio se hacen dos preguntas, ¿existe un cronómetro endógeno parecido a un reloj, externo al propio ciclo ovárico, que determine su duración? ¿O la duración del ciclo menstrual es simplemente la suma de los tiempos necesarios para los procesos pre y postovulatorios? y responden a estos cuestinamientos diciendo que “faltan pruebas sólidas que proporcionen una respuesta definitiva a esta pregunta. Sin embargo, se pueden utilizar métodos de análisis numérico de los ritmos circadianos para buscar evidencia de que pueda estar implicado algún tipo de mecanismo de sincronización endógeno”.
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Así también, precisa el artículo publicado en Science Advances que “la duración del ciclo menstrual de una mujer a una edad determinada varía en torno a su duración promedio personal”.
Siendo así, precisan los autores de esta investigación que “cada ciclo ovulatorio típico consta de tres partes o fases, y cada fase está dedicada a la realización de un proceso específico. La primera fase, la fase de latencia, comienza el primer día de la menstruación. El principal proceso que tiene lugar durante este periodo es la selección de un folículo dominante que posteriormente dará lugar a la ovulación. Tiene una duración media de 1 semana, pero su duración es más variable que las otras fases del ciclo. Normalmente, la fase de latencia tiende a acortarse a medida que disminuye el número de folículos de reserva en los ovarios a medida que se acerca la menopausia”. En cuanto a la segunda fase, conocida como “ventana fértil”, los autores explican que “tiene una duración menos variable. Los procesos de esta fase son el crecimiento del folículo dominante hasta la ovulación, así como la secreción de moco líquido en el cuello uterino para recibir los espermatozoides. El folículo ovulatorio crece de 10 a más de 20 mm de diámetro durante un período relativamente fijo de aproximadamente una semana. Si el primer folículo no alcanza la madurez, entonces otro folículo toma el relevo, extendiendo la ventana fértil varios días”. Por último en la tercera fase del ciclo, que conocida como “fase postovulatoria”, loos investigadores detalan que “dura desde el día después de la ovulación hasta el día anterior a la siguiente fase menstrual. Se considera que su duración es bastante estable, en promedio de 12 a 13 días. Sin embargo, existen variaciones , ya sean fisiológicas, debido a la maduración más o menos rápida del cuerpo lúteo, o patológicas. Cualquier cambio en la duración total del ciclo se debe necesariamente a un cambio en uno o más de estos tres procesos”.
Los autores señalan que si bien existe “cierta evidencia” que presupone que en cada una estas tres fases de los ciclos menstruales es posible que estén influenciadas por el “sistema de sincronización circadian” y añaden que la “alteración de los ritmos circadianos se asocia con alteraciones de la función menstrual”. En este sentido, precisa Science Advances, otros autores demostraron que existe “un efecto de la contaminación atmosférica sobre el momento de la ovulación o sobre la duración de la fase postovulatoria”. Mientras que otros estudios señalan que hay “un efecto de la exposición a la luz y el trabajo por turnos”.
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No obstante, apuntan los autores de este estudio, hasta ahora, no hay una evidencia consistente que avale “la existencia de un sistema de sincronización endógeno que impulse todo el ciclo menstrual”.
GRACIAS A OBSERVACIONES DESCUBEN LA EXISTENCIA DEL RELOJ CIRCADIANO INTERNO
En su artículo los autores señalan que derivado de la observación de “ciertos hechos” pudieron descubrir la existencia del reloj circadiano interno.
En un primer análisis encontraron que “el mantenimiento de una ritmicidad fisiológica de casi 24 horas, en individuos aislados de influencias externas. Esta fue la primera evidencia de la existencia de un reloj circadiano interno en humanos. Posteriormente se confirmó la existencia de este reloj y se aclaró su función biológica. El periodo de este reloj interno es cercano a las 24 horas (24 horas y 9 min en promedio en mujeres sanas).
Adamás, de acuerdo con los autores “las señales ambientales externas reinician y sincronizan con precisión el reloj con el día de 24 horas, siendo la luz el sincronizador más poderoso del sistema de sincronización circadiana humana”, los autores prosiguen explicando que “en ausencia de un ciclo regular de luz y oscuridad, el reloj circadiano se desplaza según su propio períodoy los ritmos biológicos ya no muestran una ritmicidad de 24 horas”. Siendo precisa el artíciulo que “en determinadas condiciones, tanto en animales como en humanos, puede producirse el fenómeno de coordinación relativa, con episodios temporales de sincronización entre el reloj circadiano y su sincronizador (el ciclo de luz-oscuridad) y episodios intermedios en los que el reloj salta de uno a otro. fase a otra o derivas (avances o retrasos) con un período circadiano diferente”.
Según esta nueva investigación, en los ciclos menstruales interviene un reloj endógeno, por lo que debería “ocurrir el mismo fenómeno”, este es, “la duración del ciclo debería ser muy estable dentro de los individuos y con una distribución estrecha entre los individuos (origen endógeno)”. Por lo que también “deben existir mecanismos de sincronización para adaptar el ciclo (su fase) a una necesidad biológica que necesita sincronizarse con las condiciones externas, y los cambios bruscos en la periodicidad menstrual (un alargamiento o acortamiento del ciclo) deben ser seguidos por cambios rápidos (saltos) o progresivos. (coordinación relativa) ajuste y recuperación del período infradiano endógeno individual”, añaden.
MÁS DE 3,000 MUJERES VOLUNTARIAS PARTICIPARON EN EL ESTUDIO
En esta investigición partiparon más de 3,000 mujeres europeas y norteamericanas y para llevar a acabo el estudio se usaron los datos de sus ciclos menstruales. En sus observaciones los investigadores encontraron una débil correlación entre los ciclos ováricos y lunares.
Algunos grupos tienen la creencia de que el ciclo menstrual sigue a las fases lunares, mientras que otros, como los biólogos, consideran que es mucho más factible que este proceso esté relacionado a los ritmos circadianos, es decir, el reloj biológico que controla los procesos fisiológicos en el cuerpo en ciclos de 24 horas, precisa la revista Science Advances.
En este nuevo estudio, el equipo que fue liderado por René Ecochard, de la Universidad de Lyon, consolida esta última teoría a través de análisis estadísticos epidemiológicos teniendo como base un conjunto de datos posteriores de 26,912 ciclos de 2,303 mujeres europeas y una con los datos más recientes de 4,786 ciclos de 721 mujeres norteamericanas.
Fue así, al usar estos dos grandes cúmulos de datos, fue que “encontramos pruebas de que es más probable que las características rítmicas del ciclo menstrual se expliquen por un mecanismo impulsor endógeno similar a un reloj que por cualquier otro proceso interno o externo”, explican los autores en su artículo.
Estas pruebas encontradas podrían ayudar a poder corregir las discrepancias en cuanto a la duración del ciclo menstrual, dichi de otra forma, la variación entre ciclos más cortos con otros inusualmente más largos.
En este sentido, los investigadores encontraron la presencia de ‘saltos de fase’, que son cuando el reloj interno no logra mantenerse sincronizado en un punto y se ‘autocorrige’ dando un salto brusco al siguiente estado estable. Estos saltos de fase indican que se da un fenómeno circadiano que se conoce como coordinación relativa.
”Del mismo modo que se necesitan unos días para compensar un desajuste entre la fase circadiana [interna] y la alternancia día-noche después de un viaje intercontinental, pueden ser necesarios varios ciclos para compensar una discrepancia entre el ciclo ovulatorio y un cronómetro interno después de que se hayan producido uno o varios ciclos de duración inusual”, deallan los autores.
CICLO LUNAR
Por otra parte, los investigadores también analizaron si el ciclo lunar de 29.5 días tenía alguna vinculación con los ciclos ováricos, l que descubrieron fue que existe una correlación muy leve que variaba según los continentes.
En este sentido, encontraron que las mujeres europeas iniciaban su menstruación de manera más frecuente en luna creciente, en tanto que en el caso de las norteamericanas, estas lo hacían en luna llena, siendo esta una este un evento que tendría más relacionada con el estilo de vida que con la luna.
”Dada la necesidad de encontrar tratamientos eficaces de la subfertilidad en la mujer, nuestros resultados deberían confirmarse en poblaciones más amplias y deberían evaluarse enfoques cronobiológicos para optimizar el ciclo ovulatorio”, explican los autores.
En opinión de la investigadora Cristina Carrasco, de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Extremadura, las conclusiones de esta nueva investigación resultan ser muy interesantes y presuponen un punto de giro en el avance del conocimiento en relación con la fisiología reproductiva femenina.
LIMITACIONES DEL ESTUDIO
Por últino, entre las limitaciones, que los autores de este estudio resaltan está la diferencia en las épocas en las que se obtuvieron las bases de datos (entre 1960-1990 para la europea, frente a los 2000 en la norteamericana), añade la Carrasco, quien no participó en el estudio.
Esto situación podría influir en los resultados que se ontuvieron en la investigación, precisa Carrasco a Science Media Centre, que es una plataforma de recursos periodísticos científicos.
Por último los autores señalan que “Dada la necesidad de encontrar tratamientos eficaces para la subfertilidad en las mujeres, nuestros resultados deberían confirmarse en poblaciones más grandes y los mecanismos descifrados a partir de estudios tanto en humanos como en animales”, y concluyen diciendo que “entonces sería legítimo estudiar enfoques cronobiológicos para optimizar el ciclo ovulatorio, ya sea optimizando su estabilidad o mejorando su éxito. Estos enfoques terapéuticos dependientes del tiempo han demostrado su éxito en muchos campos y también podrían resultar eficaces en este ámbito”.
Con información de la Agencia EFE y Science Advances.