Un nuevo estudio revela cómo el cerebro dice “¡uy!”, cuando nos equivocamos

Bienestar
/ 9 mayo 2022

A través del control del rendimiento, una señal interna, es cuando nos damos cuenta que hemos cometido un error, es ese “momento ¡uy!”. Un equipo de científicos logró descubrir los mecanismos cerebrales que están detrás de esta función.

Esta investigación que se publicó en la revista Science ofrece una comprensión esencial de una función ejecutiva que es utilizada para gestionar la vida diaria, según los investigadores del Centro de Ciencia y Medicina Neural del hospital Cedars-Sinai de Los Ángeles.

Parte de la magia del cerebro humano es su gran flexibilidad”, precisó Ueli Rutishauser, quien es autor principal del estudio. “Hemos diseñado el trabajo para descifrar cómo el cerebro puede generalizar y especializarse al mismo tiempo, dos aspectos fundamentales para ayudarnos a perseguir un objetivo”, añadió.

Los investigadores lograron descubrir cómo las señales de un grupo de neuronas en el lóbulo frontal del cerebro posibilitan a los humanos la flexibilidad para aprender nuevas tareas y, a su vez, la concentración para desarrollar habilidades muy específicas.

Este control de la ejecución o rendimiento es una señal interna, algo así como una especie de “feedback” autogenerado, que facilita a una persona saber que ha cometido un error; un ejemplo es quien se da cuenta de que no ha girado donde debía o quien dice algo y reconoce, tan pronto como las palabras salen de su boca, que lo que acaba de decir es inapropiado.

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Ese momento de ‘¡ups!’ en donde el control del rendimiento entra en acción”, aseguró Zhongzheng Fu, otro de los autores.

Estas señales permiten a las personas a mejorar el rendimiento en futuros intentos al transmitir información a las áreas del cerebro que regulan las emociones, la memoria, planificación y resolución de problemas.

Así mismo, ayudan al cerebro a ajustar su enfoque señalando el grado de conflicto encontrado durante la tarea, describe un comunicado del Cedars-Sinai.

Siendo así que “un momento de ¡uy! puede hacer que alguien preste más atención la próxima vez que charle con un amigo o planifique una parada en la tienda de camino a casa”, explicó Fu.

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Para poder ver esta función en acción, los investigadores registraron la actividad de neuronas individuales en la corteza prefrontal medial, que es una región que se sabe desempeña un papel central en el control del rendimiento.

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Los participantes en este estudio eran pacientes con epilepsia a los que, como parte de su tratamiento, se les implantaron electrodos en el cerebro; el equipo les solicitó que realizaran dos pruebas cognitivas.

Siendo así que en el test Stroop los voluntarios observaron el nombre escrito de un color, como “rojo”, impreso en tinta de un color diferente, como el verde, y se les pidió que nombraran el color de la tinta en lugar de lo escrito.

En el otro miraron tres dígitos en la pantalla, dos iguales y otro único, por ejemplo 1-2-2. Esta tarea consistió en pulsar el botón asociado al número único resistiendo la tendencia a pulsar el 2 porque aparece dos veces.

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Mientras realizaban estas tareas, los investigadores lograron observar dos tipos diferentes de neuronas en funcionamiento: las neuronas del “error” se disparaban fuertemente después de cometer una equivocación, en tanto que las del “conflicto” lo hacían en respuesta a la dificultad de la tarea que el individuo acababa de realizar.

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Cuando observamos la actividad de las neuronas de esta zona cerebral, nos sorprendió que la mayoría de ellas solo se activaran después de haber tomado una decisión o realizado una acción. Esto indica que esta área desempeña un papel en la evaluación de las decisiones después del hecho, en lugar de tomarlas”.

Hay dos tipos de control del rendimiento: general y específico. El priemero nos indica que algo ha ido mal y puede detectar errores en cualquier tipo de tarea, ya sea conducción o en una situación social.

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Mientras que el segundo indica qué es lo que ha fallado en concreto, como algo dicho inapropiadamente o elegir la pieza equivocada del puzzle. Esta es una de las formas en que las personas perfeccionan sus habilidades individuales.

Sorprendentemente”, las neuronas que señalaban uno y otro se entremezclan en la corteza prefrontal medial.

Este descubrimiento fundamental es que el cerebro utiliza el mismo grupo de neuronas para ese “feedback” de la ejecución en situaciones diversas, ya sea en una tarea por primera vez o trabajando para perfeccionar habilidades específicas.

No obstante, si una señalización excesiva o insuficiente puede causar problemas. Siendo así que la hiperactividad del control del rendimiento puede manifestarse como un trastorno obsesivo-compulsivo que hace que una persona compruebe obsesivamente si hay errores que no existen.

Por otra parte, en la esquizofrenia el control de la ejecución puede ser poco activo hasta el punto de que la persona no perciba los errores o lo inapropiado de sus palabras o acciones.

Creemos que los conocimientos mecánicos obtenidos serán fundamentales para perfeccionar los tratamientos de estos trastornos”, explicó Rutishauser.


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