Cinco consejos para hacer un lunch que tu hijo sí se comerá

Vida
/ 21 agosto 2024

Desde el jardín de niños hasta el quinto grado, el niño estadounidense promedio puede comer más de 1000 almuerzos escolares.

Por: Kevin Noble Maillard

Hablando de preparar el lunch para cinco niños, Lisa Pilcher, directora financiera de Chicago, explica que la realidad y la aspiración no siempre van de la mano. “En mi cabeza , soy la mamá que crea hermosas loncheras ‘bento’ con notas cariñosas para mis hijos”, dice. “En la realidad, se componen de una tarta de mermelada Uncrustables y una fruta algo enmohecida”.

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Desde el jardín de niños hasta el quinto grado, el niño estadounidense promedio puede comer más de 1000 almuerzos escolares y, para el adulto promedio, la batalla por empacar la comida puede ser bastante real. Las exigencias laborales, el cuidado personal y otros compromisos de atención en conjunto pueden limitar las aspiraciones de convertirse en un esteta del lunch. Con planeación y preparación básica, los padres pueden facilitar el proceso a menudo frustrante en las mañanas ajetreadas.

‌Comienza con una lista.

‌Para empezar, haz un plan dividiendo una hoja en las cinco categorías de almuerzos escolares. Yo me basé en la cancioncilla que cantaba mi abuela: “Verduras, frutas, platillo principal y algo crujiente. Agrega un postre para un lunch saludable”. Completa esas categorías con los alimentos que le gustan a tu hijo y eso se convertirá en tu lista de la compra. Esto no solo elimina la incertidumbre matutina, sino que crea un banco de opciones extenso y confiable. Juega con las nuevas fronteras de la fusión de alimentos para el almuerzo: apio, fresas, una pizzadilla y conejitos de cheddar o pepinos, moras, albóndigas y galletas saladas.

Organiza tu cocina como un chef.

Tener tus ingredientes listos de antemano puede parecer un paso adicional, pero ahorra tiempo y esfuerzo al momento de preparar el lunch a lo largo de la semana. Caroline Flynn, chef de Fort Lauderdale, Florida, que trabajó en ABC Kitchen de Nueva York, hace énfasis en la organización para disminuir el ajetreo de cocinar. “Cuando preparas el lunch para los niños, tienes que tener la sensación de que ‘todo está en su sitio’”, comentó. Corta los vegetales, lava y seca las frutas, separa en porciones las colaciones y coloca todo en contenedores adecuados para mantenerlos frescos. Designar un área de tu alacena o gabinetes para los alimentos no perecederos del lunch reduce el movimiento y te permite saber cuándo hay que comprar más con solo un vistazo.‌

Invita a tus hijos a ser asistentes de chef.

‌Dejar listo el lunch la noche anterior es buena idea. Funciona muy bien con alimentos y bebidas frías, en especial si usas botellas de agua con un aislamiento digno de un transbordador espacial. Haz que tus hijos te ayuden a preparar la comida para que puedan ver y probar lo que van a comer al día siguiente. Si haces esto mientras preparas la cena, reserva parte de la comida de la noche para el almuerzo y así consumirás las sobras.

Congela parte del lunch.

“Casi a nadie se le ocurre usar el congelador”, comentó Lindsay Livingston, nutrióloga de Westerville, Ohio. Si tu hijo prefiere la comida caliente como la pasta o el arroz en un contenedor térmico, divide los granos casi cocidos (que les falten uno o dos minutos para estar listos, a fin de conservar la textura) en moldes para mantecadas forrados con película transparente. Congela y luego saca y vuelve a guardar en una bolsa o recipiente hermético. Recalienta los moldes individuales por la mañana en el microondas durante 90 segundos a máxima potencia, añadiendo una cucharada de agua por ración.

‌Añade una muestra de amor.

Si cocinar puede considerarse una expresión de amor, ¿también lo es preparar la comida? Piensa en la cultura asiática del ‘obento’, en la que las familias equilibran sabor, textura y color para hacer creaciones comestibles (y más fáciles de lo que crees) como salchichas en forma de pulpo, conejitos de manzana y bolas de arroz ‘onigiri’ con forma de osos panda. Algunos pueden considerarlo excesivamente competitivo y poco práctico (por ejemplo, las siluetas de Taylor Swift en un nori invertido), pero también puede ser un método de comunicar amor, salud y alegría. “En Japón, la gente no es tan directa”, señaló Aya Horikoshi, una abogada de Manhattan que creció cerca de Tokio. “El ‘bento’ permite demostrar lo mucho que alguien te importa”.

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