Running: ¿es mejor en la cinta o al aire libre?
El placer y el confort físico son claves a la hora de elegir entre ejercitarse en un gimnasio o hacerlo en la calle. Un especialista analizó para Infobae cuál es la diferencia real entre estos dos métodos
La pregunta es sencilla pero la respuesta un tanto compleja. Las alternativas de la misma sobreviven entre los pros y los contra que ambas actividades ofrecen. ¿Es mejor correr en la calle o en la cinta? ¿Qué factores determinan la conclusión correcta? Puntos positivos y negativos.
El debate es frecuente. Una persona que decide cuidar su cuerpo y mejorar su salud emprende una rutina física. "Para poder inclinarse por una u otra opción hay que hacerse algunas preguntas fundamentales: '¿Qué tipo de persona debe correr al aire libre? ¿Cuál es el impacto de hacerlo en una cinta dentro de un ambiente cerrado?'", explicó a Infobae Matías Blanco, profesor nacional de Educación Física y coordinador de deportes en la cadena de gimnasios Megatlón.
"Desde el punto de vista biomecánico la cinemática de la carrera es un factor importante. Cuando una persona corre por la calle, las piernas tienen el objetivo de buscar una propulsión para hacerla avanzar hacia adelante. En cambio, cuando lo hace sobre una cinta, al ser la 'banda' la que se mueve, el individuo no necesita esa fuerza de propulsión y el papel de las piernas será el de mantener la estabilidad", dijo Blanco.
Quienes optan por ejercitarse al aire libre encuentran sus razones en factores que quizá excedan lo físico: la motivación que brinda la naturaleza, la interacción con otras personas o simplemente escaparle a lugares de encierro sin el contacto real con el mundo externo. "Ambas prácticas tienen sus ventajas y desventajas. Lo importante es analizar el perfil de la persona, su diagnóstico inicial, el objetivo que quiera lograr y, por sobre todo, el gusto personal para definirse por cualquiera de estos métodos", agregó el especialista
Las claves a nivel muscular
Los isquiotibiales, encargados de generar la tracción necesaria para que el centro de gravedad se vea propulsado hacia adelante, se ven menos solicitados en la cinta, ya que el movimiento de esta ayudaría a avanzar.
"La musculatura tibial aumenta su actividad al correr en una cinta debido al simple hecho de tener que elevar el antepié y superar la misma, sin la tracción que se da en el asfalto. De hecho es muy común escuchar en los gimnasios -sobre todo en los primeros días de entrenamiento- que a las personas les 'quema' delante de la pierna".
Blanco explicó que "con el paso de las sesiones, el control y seguimiento progresivo del plan de entrenamiento, se deberían generar las adaptaciones neuromusculares necesarias para que esa sensación desaparezca. Para ello -en algunos casos- se aconseja elevar la altura de la cinta en dos o tres grados".
Por otro lado, también es cierto que la superficie plana de una cinta y la amortiguación de esta juegan un papel importante a la hora de la rigidez y la superficie (desniveles) que propone correr en el asfalto. "Este tema es quizás la mayor ventaja de una por sobre la otra, ya que entraríamos en el terreno de las posibles lesiones que pueden suceder a lo largo del tiempo si su volumen no es el adecuado. En ambos casos -independientemente de la opción- siempre recomendamos utilizar el calzado adecuado", dijo el preparador físico.
Antes, la cinta también brindaba la posibilidad de llevar a cabo un control más exhausto y puntilloso del entrenamiento que el atleta se proponía. A través de sus distintos programas, se podía conocer el tiempo, los km/h. y la frecuencia cardíaca de cada usuario. "Los programas de las cintas siguen modernizándose, pero ya no es una ventaja respecto al asfalto. Existen relojes, cardiotacometros, aplicaciones y otros instrumentos muy sencillos que le brindan a las personas la posibilidad de conocer la misma información en el ambiente que estas prefieran", dijo Blanco.
En caso de personas que la utilicen de forma recreacional -o para perder peso- la misma reduce la actividad del impacto y permite al usuario llevar un control de parte de un profesional que le indique cuánto y cómo correr.
Independientemente de todos estos factores, Blanco concluyó que "una persona no elige correr en la cinta o al aire libre por el suelo o por las razones biomecánicas mencionadas. Su elección suele estar más enfocada en su sensación de confort y placer que proporciona cada medio y acá sólo influye lo que sienta cada uno".