¿Tu mascota partió? Celebra su regreso con un altar de muertos en su día este 27 de octubre
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Con elementos sencillos y materiales que se pueden encontrar en casa, es posible crear un homenaje simbólico que combine el amor, la creatividad y las raíces culturales mexicanas
Honrar a las mascotas que ya partieron se ha convertido en una expresión del cariño que muchos mexicanos sienten hacia sus animales de compañía. En el marco de las celebraciones del Día de Muertos —una tradición que combina rituales prehispánicos con el calendario católico—, los altares dedicados a perros, gatos y otros compañeros de vida han cobrado fuerza, especialmente entre quienes los consideran parte esencial de la familia.
El Día de Muertos, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2008, tiene su origen en las ceremonias que las culturas mexica, purépecha y totonaca realizaban para honrar a sus difuntos. En la cosmovisión prehispánica, se creía que los animales, especialmente los perros, ayudaban a las almas a cruzar el Mictlán, el inframundo. Por ello, rendir homenaje a las mascotas no es una costumbre reciente, sino la recuperación de una relación espiritual que ha acompañado a las comunidades desde hace siglos.
@saul_dt El altar de Nancy #felipe #perros #felipeysaul ♬ original sound - Saul Diaz
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Armar un altar para una mascota no requiere un gran presupuesto. El propósito es evocar su presencia y recordar los momentos compartidos. Una mesa pequeña, una caja de madera o incluso una repisa pueden servir de base. Sobre ella se pueden colocar elementos tradicionales como velas, flores de cempasúchil —naturales o de papel— y fotografías del animal. Si no se cuenta con flores frescas, una opción es utilizar pétalos secos o recortes de tela naranja y amarilla que imiten sus colores vibrantes.
La ofrenda puede incluir los juguetes favoritos de la mascota, su collar o un recipiente con agua, símbolo de pureza y descanso. Algunos también colocan una porción de croquetas o golosinas especiales, acompañadas de figuras de pan o galletas en forma de hueso. Para quienes deseen agregar un toque artesanal sin gastar demasiado, se pueden elaborar calaveritas de papel maché o cartón reciclado y pintarlas a mano. Las veladoras pequeñas o las luces LED también son una alternativa segura y económica si no se desea usar fuego.
Un detalle cada vez más común es incluir figuras de xoloitzcuintles, considerados los guías espirituales de las almas. En muchos mercados o ferias locales se pueden encontrar versiones en cerámica o barro a bajo costo, aunque también se pueden imprimir imágenes desde casa o dibujarlas en papel. La idea central es que el altar refleje la personalidad de la mascota y transmita el vínculo emocional con ella.
Para darle un toque más personal, puede añadirse un pequeño letrero con su nombre o una carta escrita por los dueños, recordando anécdotas o agradeciendo su compañía. Si el espacio lo permite, se puede adornar con papel picado, que representa la fragilidad de la vida y el tránsito entre el mundo de los vivos y el de los muertos. En caso de no tenerlo, se puede sustituir con hojas de colores recortadas con formas simples.
El altar puede permanecer durante toda la temporada de Día de Muertos, desde finales de octubre hasta el 2 de noviembre, coincidiendo con las fechas en que, según la tradición, las almas visitan a sus seres queridos. En muchas casas, esta práctica convive con las decoraciones de Halloween, mostrando cómo ambas celebraciones pueden coexistir de manera armónica: una para jugar con el miedo y otra para recordar con amor.
Más allá de su valor simbólico, armar una ofrenda para una mascota se ha vuelto una forma de sanar. Permite despedirse, agradecer y mantener viva la conexión con aquellos compañeros que acompañaron nuestras rutinas y afectos. En tiempos donde las mascotas son consideradas miembros de la familia, este gesto sencillo reafirma una verdad compartida: el amor trasciende la vida y también la muerte.