Vino y cerveza

Vida
/ 4 diciembre 2015

¿Cuál de ellos es mejor para la salud? ¿Por qué se acusa a la cerveza de formar panza y por qué se señala al vino tinto de ser la mejor opción?

Más allá de sus propiedades intrínsecas, el vino y la cerveza son dos bebidas que inciden de manera sutilmente diferente en la salud de las personas. ¿Engorda una más que la otra? ¿Cómo se comparan sus beneficios para la salud? ¿Cuál produce la peor cruda?

Un grupo de expertos investigó los datos disponibles para romper algunos de los mitos que rodean a estas dos bebidas, las favoritas del mundo.

¿Cuál se ‘sube’ más rápido?

Una lata de cerveza de 355 mililitros (y 4% de alcohol); una copa mediana de vino tinto  o blanco de 150 mililitros (y 10% de alcohol); y un ‘caballito’ (40 mililitros) de cualquier destilado, digamos brandy o tequila (con 40% de alcohol) contienen más o menos la misma cantidad de alcohol puro: entre 14 y 16 mililitros.

Sin embargo, el descenso al oscuro mundo de la ebriedad depende de que, una vez ingerida, cuál de esas bebidas pase más rápido a su flujo sanguíneo. Y la velocidad a la que esto sucede depende de varios factores.

Mack Mitchell, del Centro Médico de la Universidad de Texas Southwestern,  le pidió a un grupo de hombres que tomaran diferentes bebidas en diferentes días. Y se aseguró de que esos voluntarios tuvieran más o menos el mismo peso. Y que ingirieran sus bebidas a lapsos regulares de 20 minutos.

Como era de esperarse, los destilados (brandy y tequila) entraron al flujo sanguíneo más rápido: el punto más alto de contenido alcohólico en la sangre, en este caso, fue de 33 minutos, seguido por el vino (que alcanzó su cima 54 minutos después de la primera bebida) y la cerveza, a los 62 minutos.

En otras palabras, el destilado se va a la cabeza más rápido que el vino, y el vino más rápido que la cerveza.

O lo que es lo mismo: es improbable que la cerveza le ponga a hacer el ridículo antes que el vino o las bebidas destiladas.

¿Cuál produce la panza más grande?

La experiencia suele señalar que el mito de la panza cervecera debería ser cierto. Pero separemos los detalles…

El alcohol en sí mismo contiene calorías (7 calorías por gramo), sin hablar del azúcar que por lo regular contienen nuestras bebidas favoritas y que también aporta calorías (4 calorías por gramo).

Con cerca de 150 calorías, medio litro de cerveza tiene 50 por ciento más contenido energético que una copa de vino, lo suficiente para hacerle engordar sin miramientos.
Sin embargo, entre las personas que beben de manera moderada, la diferencia parece ser mínima.

Una revisión reciente, realizada a diferentes estudios, llegó a la conclusión de que ni los bebedores de vino ni los de cerveza tendían a engordar en el corto plazo (el estudio más prolongado había durado solamente 10 semanas).

Es posible que en el corto plazo los investigadores no hayan notado diferencias de peso entre los bebedores de vino y cerveza, pero a largo plazo, incluso un incremento de peso ligero, se hubiera traducido en una pequeña panza cervecera. Y no hay que olvidar que, entre uno y otra, la cerveza se ingiere más que el vino.

Tomada con los amigos, en el bar o mirando un partido en la tele: beber cerveza es por lo regular un placer que se disfruta con moderación. Quizá por eso hay quien se siente orgulloso de una barriga ganada a base de cerveza.

Pero ¿es la cerveza la responsable del abultamiento abdominal? ¿Qué es lo que realmente produce la famosa ‘panza cervecera’?

Según los estudios, no hay nada especial en la cerveza que lleve a la gordura abdominal. 

Lo que ocurre es que cuando bebemos generosamente le damos trabajo extra al hígado. Y si además  estamos ingiriendo la grasa de cacahuates, papas fritas y otras botanas que suelen acompañar a la cerveza, es muy probable que almacenemos en la panza muchas de esas calorías. 

Un vaso grande de cerveza tiene alrededor de 150 calorías. Y si suma los vasos que se ingieren en una salida con los amigos, ahí tiene un gran potencial para ganar peso.

Preo ¿por qué ese peso de más tiende a concentrarse en la zona abdominal? Eso está relacionado con otro factor, la edad.

Al pasar los 35 años, el metabolismo comienza a volverse más lento y se hace más difícil quemar todas esas calorías.

Veredicto: en lo que se refiere a incrementar el volumen abdominal, la cerveza podría tener una ligera ventaja sobre el vino.

Una sugerencia. Para los amantes de la cerveza que desarrollan esa pequeña panza, la solución es simple: beber con moderación, evitar las botanas grasosas y mantenerse físicamente en forma.

¿Cuál genera la peor cruda?

No obstante haber hecho sus mejores esfuerzos, los científicos todavía no han podido conquistar el peor enemigo de los bebedores: la cruda.

Ni siquiera entienden qué la causa. Es probable que la deshidratación sea un factor importante (el alcohol nos hace orinar más líquido del que tomamos), pero también puede ser ocasionada por los subproductos de la fermentación.

Llamados ‘congéneres’, esas moléculas orgánicas le dan a cada bebida su sabor y aroma únicos, pero algunas pueden ser ligeramente tóxicas para el cuerpo, lo que se traduce en los dolores de cabeza y la náusea que por lo regular siguen a una noche de excesos.

En general, se cree que las bebidas más oscuras contienen más congéneres. Pero la evidencia hasta ahora es ambigua.

Aunque ciertos licores oscuros como el whisky parecen provocar peores crudas que el transparente vodka, diferentes tipos de cerveza y vino suelen tener un efecto muy parecido.
Veredicto: en este punto no hay manera de llegar a una conclusión.

¿Cuál es mejor (o peor) para la salud?

Con frecuencia se nos dice que una copa de vino al día puede ayudar a rejuvenecer el organismo, reducir el riesgo de enfermedades cardiacas, la alta presión arterial y la diabetes.
Se cree que estos beneficios provienen de los ‘polifenoles’ (que se encuentran especialmente en el vino tinto), compuestos que reducen la inflamación y limpian el cuerpo de químicos nocivos para la salud.

La cerveza está notablemente ausente en los informes que alaban los beneficios para la salud de bebidas como el vino, pero también contiene polifenoles y, al parecer, ofrece beneficios modestos, más parecidos a los del vino blanco que a los del tinto.

Claramente, esto no le da licencia para beber sin parar, pero si bebe con moderación, una copa de vino al día podría ayudar a mantener al médico a distancia.

¿Qué hay detrás de la saludable reputación
del vino tinto?

En los últimos años, el vino tinto ha tenido muy buena prensa. Cuando pensamos en una forma saludable de alcohol, una copita de este líquido rojo parece ser la mejor opción. ¿A qué se debe? ¿Se merece el vino de mesa tanta atención?

Los científicos coinciden en que hay algo en el vino tinto que, cuando se toma con moderación, puede ayudar a proteger el corazón, reducir el colesterol ‘malo’ y prevenir la formación de coágulos sanguíneos.

Pero no hay mucho consenso sobre la causa de esos efectos tan beneficiosos.
De acuerdo con los expertos, aparte de los polifenoles, los flavonoides presentes en el vino tinto, junto con una alta concentración de taninos, que combaten el envejecimiento celular, pueden estar detrás de las propiedades benéficas de esta bebida.

Otros investigadores tienen los ojos puestos en un compuesto que se encuentra en la piel de las uvas, llamado resveratrol.

Durante muchos años, ha sido aclamado como un compuesto antiedad que podría alargar la vida, combatir la obesidad e incluso curar el cáncer.

Pero los científicos no están de acuerdo. El profesor Roger Corder, del Reino Unido, dice que es un mito que el resveratrol tenga algo que ver con las propiedades saludables del vino tinto”.

“La mayoría de esos vinos tienen cantidades insignificantes de resveratrol y aquellos que tienen más, siguen teniendo muy poco como para que haga cualquier efecto benéfico”, señala el experto.

Es por esto que el especialista aconseja que las personas se concentren en tomar vino de una forma saludable.

“Es muy difícil decir que el vino es una bebida saludable cuando las personas consumen demasiado alcohol en el momento equivocado del día y sin alimentos de por medio”, señala.
Según el profesor, la mejor forma de tomar vino es con la comida y de manera moderada.
Si se toma de esa forma, son mayores las posibilidades de que el vino tenga un efecto beneficioso para la salud. 

Veredicto final: en lo que se refiere a beneficios para la salud, el vino parece aventajar a la cerveza como la ‘mejor medicina’. Sin embargo, quienes optan por la cerveza pueden al menos replicar que esta bebida tiene una historia más destacada e interesante.

De hecho, los antropólogos dicen que nuestro gusto por la cerveza fue lo que llevó al desarrollo de la agricultura y, en consecuencia, al nacimiento de las primeras civilizaciones.

Algo que le dará en qué pensar la próxima vez que esté esperando a un amigo en la barra.

(David Robson/ BBCMundo) 

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