¿Listos para la 'nueva normalidad'? Esta podría ser nuestra única opción para salir sin riesgos
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Con aspecto y prestaciones propias de una película futurista, este traje permitiría ir a conciertos, salir de fiesta, fumar, beber, e incluso mantener relaciones sin temor al COVID-19
MADRID.- “Llevaban tiempo queriendo verrse cara a cara. Tomar ese café prometido, o incluso ir más allá en el atrevimiento y brindar con una copa. Tras compartir tantas canciones entre mensaje y mensaje, soñaban con ir juntos al primer concierto que su grupo favorito diera una vez que las cosas regresaran a “la nueva normalidad”.
Pero la forma de relacionarse entre las personas había cambiado a raíz de la pandemia, y ellos llegaron a creer que nunca tendrían manera de materializar su relación… hasta que llegó este traje.
No era el atuendo más glamouroso, ni el más cómodo. Se sentían como dentro de una película futurista, a punto de viajar a otro planeta. Pero así, aunque sus labios no pudieran tocarse, disfrutaron de aquel festival de música con una bebida en la mano… e incluso pudieron llevar su romance al plano físico.
Era una nueva manera de amar y de desearse sin riesgos de virus: sus rostros, protegidos por la pantalla. Sus cuerpos, cubiertos salvo por la parte necesaria para sentirse. Para ellos, tras amarse a dos metros de distancia, era mucho más que suficiente”.
El anterior fragmento constituye un relato ficticio pero, no obstante, trata un tema que a muchas personas les preocupa en esta época de emergencia sanitaria: ¿cómo volver a disfrutar del ocio o las relaciones humanas sin riesgos de contagio? Ir a un concierto, a un café, mantener relaciones íntimas, fumar acompañado… Son actividades que, al menos por el momento, pueden considerarse “prácticas de riesgo” en algunos países.
“Una de las cosas que más me gusta es disfrutar de la música en directo” afirma Benjamín, músico y aficionado a ir a conciertos. “Sin embargo, no sé cuánto tardarán en poder disfrutarse en el mundo de manera segura… Ni sé si me atreveré a ir, conforme lo vayan permitiendo. No me siento seguro por el momento”.
En la misma línea, pero sobre otra actividad también muy recurrente, habla Diana: “una de mis cosas favoritas antes de la cuarentena era ir a tomar algo con mis amigas, pero ahora, aunque vuelvan a abrir las cafeterías… ¿Cómo sé que se van a garantizar todas las medidas? Vivo con una persona de riesgo por su edad, y me da miedo contagiarla”.
Diana habla, también, sobre su vida amorosa: “llevo dos meses sin poder ver ni abrazar a mi pareja, y, cuando por fin podamos… ¿Cómo saber que no vamos a poner en riesgo a nuestros padres? Y eso siendo alguien de mi confianza: ¡no me imagino teniendo que tener una primera cita ahora mismo”, expresa.
Hay quien puede pensar que estos jóvenes están siendo precavidos y responsables. Otros pueden considerar que sufren el llamado “Síndrome de la Cabaña”, que provoca en aquellos que han sufrido algún tipo de reclusión o encierro un temor a salir y volver a la normalidad, y que muchas personas están experimentando a raíz de la cuarentena. Otros considerarán que simplemente están siendo responsables y precavidos.
DEL FUTURO PARA EL PRESENTE
Este particular traje, que recibe el nombre de Micrashell, ha sido ideado por la compañía Production Club, con sede en Los Ángeles, con una rama de la compañía en España, de donde es Miguel Risueño el responsable del diseño. De momento, solo han compartido el concepto con el mundo y la idea todavía no se ha producido ni tiene precio pero, según informa el diario español La Razón, ya habrían recibido algunos pedidos.
“Este nuevo traje de protección personal ofrece una solución para los sectores del ocio musical y nocturno, y para el futuro de la interacción social, dado que estos eventos son esenciales para la experiencia humana, y crean los recuerdos que definen nuestras vidas”, según afirma en Corey Johnson, Jefe de Proyectos Especiales de Production Club.
“Estamos entusiasmados con el desafío de crear soluciones innovadoras para impulsar el entretenimiento en vivo de calidad y la conexión humana”, añade Johnson.