Como en la actualidad, hace 350 años también se exhibía a los infieles y deudores en Saltillo
En los siglos XVII y XVIII las historias, señalamientos y hasta amenazas, eran expuestos a la opinión pública
“Con mi cargo de justicia mayor de esta villa, amonesto públicamente a José García, a quien sorprendí en un arroyo teniendo una mala amistad con una mujer casada, notificándole que de repetirse el caso será multado y desterrado a lo más lejos. Mi palabra queda”.
No es broma. El 15 de febrero de 1714, el entonces presidente de la Villa de Santiago del Saltillo, Juan Fernández de Casa Ferniza, expuso ese texto a la opinión pública.
Lo que acaba de leer, un alcalde le llamó la atención a un ciudadano por ser infiel.
No fue un caso excepcional. El Archivo Municipal de Saltillo guarda documentos que validan estos hechos.
Los saltillenses y las autoridades de ese entonces usaban panfletos, boletines o periódicos para publicar mensajes y avisos clasificados. El chiste era que todos se enteraran.
“Se pide a los vecinos de esta villa eviten hacer comentarios públicos sobre el juicio que se ha estado haciendo contra la mulata Ana Terrones por vivir amancebada con dos hombres casados”.
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Este último texto también tiene como autor a un alcalde de la villa. Se emitió el 27 de diciembre de 1676.
No había filtro. Se daban a conocer quejas, sugerencias, felicitaciones, pésame, ventas, compras, avisos, solicitudes, demandas y hasta amenazas.
“¡Vecinos de la villa! Ya tengo conocimiento que Joseph de la Fuente no hace vida marital con su esposa y sí con una señora casada. Por favor, dejen de hacer comentarios sobre este asunto que, después de publicarse aquí, debe ser privado”.
Aparentemente cansado del chisme, así lo ordenó el capitán Juan de Maya el 11 de julio de 1672.
Aunque quizá no tan cansado como pareció estarlo Juan de Ábrego el 6 de mayo de 1715, cuando no le pagaban una deuda.
“¡Vecinos! Tengan cuidado con el capitán Joseph Ramón de Contreras. Le interpuse una demanda por un adeudo de 329 pesos que perdió y no pagó en un juego que tuvimos de naipes”.
Hasta se tiene documentado el caso de un padre disgustado el 18 de marzo de 1699.
“En mi nombre, Félix Cavazos, pido a los vecinos de esta villa le comuniquen a Tomás Flores que si bien mi hija Isidra Cavazos cayó engañada por su supuesta palabra de casamiento, a mí no me hará el alcahuete”.
Si la confrontación de Félix a Tomás trascendió, es un misterio. Tal como lo es el desenlace de la historia romántica entre Juana González y Joseph de Chapa en junio de 1687. Al hombre hasta lo andaban buscando en Monterrey.
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“¡Vecinos! He procedido una demanda contra Joseph de Chapa para que la autoridad lo obligue a cumplir la palabra de casamiento que me dio hace días. Tengo pruebas. Sí lo ve, pídale que se colme de bondad y regrese”.
Como estas, otras miles de historias se resguardan en los archivos locales. Evidenciando que quizá los saltillenses de hoy tienen más similitudes con los saltillenses del ayer de las que imaginamos.
¿No me crees? Los “quemones” por infidelidades y adeudos en Saltillo siguen dándose. Claro, con un método distinto y en muchas ocasiones recurriendo a la tecnología.
“¿Me conoces? Ten cuidado, soy esposo infiel y he destruido muchas familias”.
Tal vez reconozcas el texto. Eso se leía en una manta que colgaron en un puente peatonal del bulevar Nazario Ortiz Garza en Saltillo. Junto al mensaje, la fotografía de un hombre llamado Javier.
El caso se viralizó en 2020 en redes sociales, y como ese, otros más suelen difundirse en internet. ¿Qué tanto hemos cambiado con el paso de los siglos?
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