Economista de Coahuila llama a la cautela tras reporte de inflación en primera quincena de julio
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El Gobierno Federal no debe apresurarse a tomar acciones basadas en la inflación de 3.55% dada conocer por dicho Instituto, refiere catedrático de la UAdeC
Todavía no es tiempo de que el sector público eche las campanas al vuelo con motivo del aparentemente alentador informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sobre el comportamiento de la inflación.
Si bien dicho organismo dio a conocer un índice de inflación de 3.55 % a tasa anual, correspondiente a la primera quincena de julio, algunos componentes de esta medición invitan a la cautela, sugirió el economista Guillermo Ernesto Garza.
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Efectivamente, entre los inversionistas, esta cifra fue percibida como “muy buena”, al quedar por debajo de la expectativa o de lo que el mercado asumía, es decir, que la inflación sería de 3.61 %, recapituló.
“Ciertamente, es una buena cifra porque es el indicador más bajo en términos de crecimiento de precios a tasa anual desde enero de 2025”, observó.
“Se ha visto una tendencia a la baja, después de meses en los cuales la inflación, si bien no estaba demasiado alta, sí representaba una piedra en el zapato para el Banco de México (Banxico)”.
Lo anterior se debe a que los niveles seguían por encima de lo que establece la meta de dicha institución, que es del 3 %, con un margen de maniobra del 1 % hacia arriba o hacia abajo.
“El hecho de que el 3.55 % esté dentro de ese rango es, en principio, una buena noticia”, consideró el catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC).
“Sin embargo —advirtió—, al analizar los detalles del comunicado del INEGI, hay que ser muy cautos, pues la inflación tiene dos componentes: el subyacente y el no subyacente”.
Agregó que, por un lado, se incluyen los precios de los bienes y servicios que, por sus características, son muy volátiles, como los agropecuarios o aquellos suministrados por el gobierno y que, “por lo mismo, sus precios obedecen más a factores políticos que económicos, como los energéticos”.
“Cuando analizamos el detalle —continuó Garza de la Fuente—, la inflación no subyacente, que es por definición la más volátil, sí tuvo un comportamiento muy favorable, con una tasa anual de 1.24 %”.
“Esto nos lleva a concluir que el componente subyacente, que refleja de manera más precisa la tendencia de la inflación a mediano plazo, tuvo un crecimiento más acelerado en esta primera quincena de julio, y eso es lo que preocupa”, refirió.
“Es inquietante que, aunque la inflación general muestra una tendencia a la baja —en parte porque los precios volátiles no subieron, sino que bajaron—, cuando observamos el componente central, el núcleo o subyacente, vemos presiones al alza en los precios de mercancías, que aumentaron 4 %, entre otros aspectos que eventualmente pueden afectar el bolsillo del consumidor”, dijo.
Insistió en que “es importante que el Banco Central siga la raíz del problema; debe basarse en la inflación subyacente, que se ubicó en 4.25 % anual, por encima de la meta de Banxico, y no enfocarse tanto en la inflación general, que en este caso sí fue a la baja, pero debido a una distorsión en la inflación no subyacente”.
“Por ejemplo, las frutas y verduras cayeron 12.24 %, pero sabemos que son, por naturaleza, precios volátiles, por lo que habrá que estar atentos a la reacción del Banco de México respecto a qué hará con la tasa de interés”.
“Sería muy apresurado un recorte en la tasa de interés; todavía no hay que cantar victoria. Falta observar la tendencia a mediano plazo sobre cómo se va desenvolviendo la inflación en el país”, remarcó el investigador.