Las cocheras de la Bellavista; emprendimiento al alcance de su casa
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Una de las vecinas contó que llevan más de 40 años siguiendo esta tradición
Las calles de la colonia Bellavista, en Saltillo, han visto por más de 30 años a sus habitantes comenzar con el negocio que conocemos como “la paca”, instalándose en las puertas de sus casas para la venta de ropa y artículos a “buen precio”.
Mesas con tandas y tandas de ropa extendida, otras con electrodomésticos usados, artículos de belleza e incluso zapatos, así es como las dueñas de los hogares reciben a las personas que las visitan, ofreciendo un producto, en su mayoría, en buenas condiciones y en precios de hasta 10 pesos.
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Las ventas realizadas por esto domiciliarios se han conocido por el nombre de “las cocheras”, debido a que esa es la parte de la casa donde exhiben la ropa y reciben a los compradores, quienes tienen la libertad de escoger entre las prendas a la venta.
Si alguna vez te has preguntado de dónde sale la ropa que se vende en la paca, Marícela y sus vecinas relatan desde cómo es vender estos productos, hasta cómo se consiguen y cuánto pagan por los permisos para ubicarse en dichas vialidades.
“Yo consigo la ropa por medio de gente que vende pacas en internet, donde vienen alrededor de 100 prendas y que termino comprando en aproximadamente en 4 mil pesos, entonces la prenda te sale en 40 pesos y a veces ni le sacas”, dijo Marícela
En diferentes ocasiones se puede observar cómo se venden prendas en hasta diez pesos; sin embargo, comerciantes apuntan a que debido a los precios de la paca y a los que la gente está dispuesta a pagar, en ocasiones se pierden hasta 30 pesos por prenda.
Es por eso que las encargadas de los negocios piden que se evite regatear en las “pacas”.
“La gente piensa que le ganamos mucho, cuando no es así; si lo ponemos a muy bajo costo, es porque intentan mínimo recuperar la inversión”, expresó Chelis, una de las vecinas.
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Además, que no es solo poner ropa afuera de su casa y comenzar a vender, pues deben pagar un permiso a la Presidencia Municipal, mismo que les permite ejercer este negocio.
“Yo tenía una vecina que vendía paca hasta que le dio una embolia, fue entonces que dejó de vender, por lo que ya no renovó el permiso. Un día llegaron de Municipio, no hicieron averiguaciones ni nada y solo le pusieron una multa. ¿Cómo quieren que pague si muy apenas tienen para vivir?”, lamentó una de las vecinas, quien prefirió omitir su nombre.
Las emprendedoras afirman que, a diferencia de las personas del mercado del jueves, ellas no cuentan con una líder o jefa de la que puedan ampararse, por lo que las sanciones de municipio “les caen como la voladora”.