La loma de Saltillo que une a las calles Allende y V. Carranza
Este sitio fue de vigilancia, escenario de guerra y sangre, pero también de religiosidad; hoy esta loma conecta dos de las vialidades más importantes de la ciudad
¿Qué es Saltillo sino un juego de relieves? El valle en el que se encuentra la ciudad ha derivado en desniveles populares: la ruta panorámica que rodea el Parque Mirador o la “Subida del Seguro #”1, por ejemplo.
Pero hay otras formaciones geográficas, que por el desarrollo urbano, han quedado escondidas y no es tan sencillo apreciarlas.
Una de ellas es la loma del Calvario, seguro has pasado por ahí. Me refiero al punto donde el bulevar Venustiano Carranza se convierte en la calle Ignacio Allende, de norte a sur.
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¿Has prestado atención cuando pasas? Quizá puede ser confuso por el desnivel vehicular que se ubica ahí. Pero si observas con detenimiento, verás una pendiente que da forma a una loma.
Desde más o menos 1790, a esta zona ya se le conocía como Barrio del Calvario. Sus límites eran lo que hoy es bulevar Francisco Coss al norte; la calle Juan Álvarez al sur; Secundino Siller al oriente y Xicoténcatl al poniente.
La altura de la loma del Calvario era suficiente para que se usara como sitio de vigilancia en tiempos de guerra. Desde ahí, se podía ver cuando los enemigos se aproximaban por el norte para atacar Saltillo.
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Claro que en ese entonces los alrededores eran un campo abierto. Ni pensar en la existencia de edificios icónicos como el Ateneo Fuente o la Secundaria Margarita Maza de Juárez. Mucho menos la colonia República.
Faldas de sangre
Vayamos a la época revolucionaria. Como gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza salió de Saltillo tras desconocer la presidencia de Victoriano Huerta en febrero de 1913.
Una vez que los federales tomaron la capital coahuilense, enseguida Carranza planeó recuperarla.
Para ello, las fuerzas carrancistas se acomodaron en el antiguo rancho La Porra, a unos 300 metros del hoy Ateneo Fuente. Es decir, en las faldas de la loma del Calvario. También se situaron en las inmediaciones del actual bulevar Francisco Coss.
Apenas amaneció, Carranza y su gente avanzaron desde el norte pero se toparon con caballerías que bajaban por la actual calle Allende. Ahí comenzó el fuego cruzado. ¿Imaginas ese desnivel vehicular en medio de un conflicto armado?
El enfrentamiento duró tarde y noche. Algunos revolucionarios llegaron hasta la Plaza de Armas, pero los soldados instalados en la torre de Catedral los recibieron a balazos.
Al día siguiente llegaron refuerzos federales. No hubo opción, se dio la retirada revolucionaria. El asalto fracasó. No se sabe el número exacto de muertos, heridos o prisioneros.
Pero para darnos una idea, la Cruz Blanca Neutral, que atendía heridos sin importar el bando, requirió de instalar un banco de sangre y solicitó la ayuda de la ciudadanía para dar servicio a los pacientes en Saltillo.
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Y sin ahondar mucho más en los conflictos bélicos, ya sabemos como termina esta historia. El 20 de agosto de 1914, la entrada de Carranza a la Ciudad de México fue el acto que representó la esencia del triunfo revolucionario.
La loma y el templo
En contraste con la guerra, esta loma tiene una relación con la religión. Una iglesia que lleva el mismo nombre -del Calvario- se localiza en la calle Mutualismo.
Este templo aparece en un plano de 1835. Para esas fechas se ubicaba en las afueras de la ciudad, en el camino hacia Monterrey.
De a poco el barrio se pobló y rodeó a la iglesia, de la cual el dato más antiguo que se tiene es de 1821, sobre una celebración en honor a la Santa Cruz del Cerrito del Calvario.
Sobre la loma hoy hay varios establecimientos, la Plaza del Congreso y ese famoso desnivel que transforma a una calle en otra.
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Cuando vuelvas a pasar por ahí detente a observar los alrededores, aprecia por qué los estrategas de la guerra valoraron la altura de esa loma, y recuerda que Saltillo tiene muchas formas de contar historias, hasta con sus relieves.
*Con información de Pablo Cuéllar, Javier Villarreal, Carlos Recio y Concepción Recio.
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