¿Dulces envenenados en Halloween?... la leyenda urbana que aqueja esta noche de Brujas
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Cada Noche de Brujas resurge el miedo a los “dulces envenenados”, una de las leyendas urbanas más persistentes de Halloween. Aunque las historias generan pánico entre los padres, no existe evidencia real de que extraños repartan dulces contaminados
Cada 31 de octubre, mientras los niños se preparan para pedir dulces y los vecindarios se llenan de disfraces, resurge una historia que ha sembrado miedo por generaciones: la de los “dulces envenenados”.
Según la leyenda, algunos extraños reparten golosinas contaminadas o con objetos peligrosos durante Halloween, poniendo en riesgo la salud de los más pequeños. Sin embargo, esta creencia, ampliamente difundida por los medios, no tiene base real.
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EL ORIGEN DEL MITO
La leyenda urbana de los dulces envenenados comenzó a circular en Estados Unidos en la década de 1960, en un contexto de creciente desconfianza social. Padres preocupados y medios sensacionalistas ayudaron a construir el mito, difundiendo rumores de niños intoxicados tras comer caramelos de desconocidos.
Uno de los casos más citados ocurrió en 1964 en Nueva York, cuando una mujer repartió cebo para hormigas, estropajos de acero y galletas para perro a jóvenes que, según ella, eran demasiado grandes para pedir dulces. Aunque nadie resultó herido, el hecho fue suficiente para encender el miedo colectivo y convertirlo en una advertencia anual.
MÁS MIEDO QUE REALIDAD
A lo largo de los años, diversas investigaciones y reportes policiales han demostrado que no existen pruebas documentadas de muertes o intoxicaciones graves causadas por dulces adulterados por extraños durante Halloween.
La persistencia del mito se relaciona más con la desconfianza hacia los desconocidos y la ansiedad parental que con un peligro real. Este temor se ha convertido en un reflejo cultural del miedo moderno: la idea de que lo más inocente —un dulce— puede esconder una amenaza invisible.
CASOS REALES FUERA DE HALLOWEEN
Si bien los envenenamientos intencionados son extremadamente raros en Halloween, sí han existido casos históricos de contaminación alimentaria por errores o negligencia. El más conocido es el de los dulces de Bradford (1858) en Inglaterra, donde un confitero utilizó accidentalmente arsénico en lugar de azúcar, causando la muerte de más de 20 personas.
Estos sucesos, aunque ajenos a la celebración de Halloween, impulsaron la creación de leyes de seguridad alimentaria y reforzaron la vigilancia sanitaria en la producción de dulces y otros alimentos.
PREOCUPACIONES ACTUALES
En la actualidad, las autoridades sanitarias y policiales recomiendan mantener precauciones, pero por motivos distintos al mito tradicional. Algunos de los riesgos reales que pueden presentarse incluyen:
• Drogas disfrazadas de golosinas: En los últimos años, se han reportado casos de pastillas de fentanilo de colores que podrían confundirse con dulces. Aunque no hay evidencia de distribución masiva, el riesgo accidental existe.
• Productos con cannabis: Los comestibles elaborados con marihuana o derivados del THC pueden parecer dulces comunes y resultar peligrosos para los niños si se consumen sin supervisión.
• Alergias y productos retirados del mercado: Algunos dulces pueden contener alérgenos no declarados o ingredientes prohibidos, por lo que es importante revisar etiquetas y alertas de salud pública.
CONSEJOS PARA PADRES Y CUIDADORES
Aunque el mito de los dulces envenenados carece de fundamento, la seguridad infantil debe seguir siendo una prioridad. Estas son algunas recomendaciones para disfrutar un Halloween seguro y sin sustos:
• Revisar los dulces: Desecha cualquier envoltorio abierto, manipulado o sin etiqueta.• Evitar dulces caseros: No consumas productos elaborados por desconocidos, ya que no hay forma de asegurar su inocuidad.• Supervisar el consumo: Acompaña a los niños mientras revisan y comen sus golosinas. Ante cualquier reacción extraña, acude al médico.
DATOS CURIOSOS
• La leyenda de los dulces envenenados se popularizó en los años 70 gracias a programas de televisión y cadenas de noticias locales.
• En 1982, tras el caso de las cápsulas de Tylenol adulteradas con cianuro, el pánico por los dulces aumentó, aunque los hechos no estaban relacionados con Halloween.
• Algunos expertos en psicología social consideran esta historia una “metáfora moderna” del miedo a los extraños y la pérdida de control sobre la seguridad infantil.
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Aunque la idea de los “dulces envenenados” parece aterradora, la verdad es que este mito revela más sobre nuestros temores como sociedad que sobre peligros reales.
Halloween sigue siendo una noche de disfraces, risas y diversión, siempre y cuando se viva con precaución y sentido común. En el fondo, el verdadero truco está en no dejarse engañar... por las leyendas.