La historia de las acciones militares de EE. UU. en Latinoamérica

Internacional
/ 10 diciembre 2025

La historia moderna de las fuerzas armadas estadounidenses en la región está repleta de cambios radicales, contradicciones y traspiés.

Por Helene Cooper

El presidente Donald Trump, que recientemente indultó a un exdirigente latinoamericano por su condena por narcotráfico, está considerando la posibilidad de emprender acciones militares directas contra otro, al que acusa de enviar drogas y delincuentes a Estados Unidos.

América Latina está acostumbrada a la interferencia de su gigantesco vecino. De hecho, la historia moderna de las fuerzas armadas estadounidenses en la región está repleta de cambios radicales, contradicciones y traspiés.

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Está la historia de unos tamales en Panamá, que los soldados estadounidenses insistían en que eran cocaína. Una inútil odisea de un mes por los matorrales de México para encontrar a cierto exaliado que se convirtió en enemigo revolucionario. Y eso sin incluir las aventuras de la CIA en la región ni el asunto Irán-Contra, un escándalo político tan enrevesado que no cabe en los confines de este artículo.

Ahora, el ejército estadounidense está matando a decenas de personas en embarcaciones en el mar Caribe, acusándolas de contrabando de drogas, a la vez que Trump aumenta la presión sobre el presidente Nicolás Maduro de Venezuela.

He aquí otros ejemplos de los esfuerzos del ejército estadounidense por cambiar regímenes en América Latina.

Cuba

La guerra hispano-estadounidense de 1898 provocó varias intervenciones estadounidenses en Latinoamérica, sobre todo en Cuba.

El USS Maine fue enviado a La Habana ese enero con la misión declarada de proteger a los ciudadanos estadounidenses. Después de que una misteriosa explosión hundiera el acorazado un mes más tarde, Estados Unidos inició un bloqueo naval de Cuba y entró en guerra con España. Esa campaña se amplió a Puerto Rico, y después llegó al Pacífico para incluir Filipinas y Guam.

La guerra terminó con el Tratado de París de 1898, firmado en diciembre, que cedía a Estados Unidos la propiedad de Puerto Rico, Guam y Filipinas. España también renunció al control de Cuba.

Soldados del Cuerpo de Infantería de Marina desembarcaron en la bahía de Guantánamo, Cuba, en junio de 1898 y avanzaron rápidamente por la isla. Fue el comienzo de un largo periodo de participación del Cuerpo de Infantería de Marina en conflictos en Centroamérica y el Caribe, que llegó a conocerse como las Guerras Bananeras.

“Antes de la Segunda Guerra Mundial, esto es lo que hacía el Cuerpo de Infantería de Marina”, dijo Mark Cancian, asesor principal de la Central de Estudios Estratégicos e Internacionales y coronel retirado del Cuerpo de Infantería de Marina. “Su pan de cada día era desestabilizar y derrocar gobiernos en Latinoamérica”.

Nicaragua

Nicaragua se encontraba en medio de una revuelta contra su presidente derechista y proestadounidense cuando desembarcaron en el país soldados del Cuerpo de Infantería de Marina con la misión declarada de preservar los intereses estadounidenses. Esto se convirtió rápidamente en una intervención militar directa y dio comienzo a 21 años de ocupación de Nicaragua como parte de las Guerras Bananeras.

México

Las tensiones entre Estados Unidos y México eran elevadas en 1914, ya que este último sufría una agitación política fomentada por el primero. El año anterior, Estados Unidos había trabajado para derrocar a un presidente mexicano en favor de otro a quien se consideraba más proestadounidense, lo que condujo a un golpe de estado, y después dio media vuelta, retiró su apoyo al nuevo presidente y respaldó al bandido y líder revolucionario Pancho Villa para deponerlo.

Luego vino un altercado de disculpas a medias. El gobierno mexicano detuvo a nueve marineros estadounidenses en abril de 1914 por entrar en una estación de carga de combustible prohibida en Tampico, en la costa oriental del país. México liberó a los marineros, pero Estados Unidos exigió una disculpa y una salva de 21 cañonazos. México aceptó dar la disculpa, pero no el saludo con las armas de fuego.

El presidente Woodrow Wilson ordenó el bloqueo naval del puerto de Veracruz, al sur. Pero antes de que pudiera llevarse a cabo, descubrió que un cargamento de armas se dirigía a México en violación de un embargo estadounidense de armas. La Marina de Guerra estadounidense se apoderó del puerto de Veracruz y lo ocupó durante siete meses.

Haití

Tras el asesinato del presidente de Haití, Vilbrun Guillaume Sam (poco después de que ordenara la ejecución de 167 presos políticos), Wilson envió soldados del Cuerpo de Infantería de Marina al país. La misión declarada era restaurar el orden y estabilizar la agitación en Haití, avivada en parte por acciones estadounidenses como la confiscación de sus reservas de oro por deudas.

Los soldados permanecieron allí casi 20 años, y se retiraron finalmente en 1934.

México

¿Te acuerdas de Pancho Villa? En 1915, Estados Unidos se había vuelto contra él y proporcionaba transporte ferroviario a las fuerzas anti-Villa. Eso enfureció al revolucionario, quien empezó a atacar a soldados y ciudadanos estadounidenses y sus propiedades en el norte de México y el suroeste de Estados Unidos.

El 9 de marzo de 1916, las tropas de Villa realizaron un ataque a un puesto del ejército estadounidense en Nuevo México, en el que mataron a ocho soldados y diez civiles, hirieron a otras ocho personas y robaron caballos, mulas y ametralladoras.

Wilson envió soldados del ejército estadounidense a México para encontrar a Villa “con el único objetivo de capturarlo y poner fin a sus incursiones”, según una declaración militar. Lo buscaron durante casi un año pero no lo encontraron, y regresaron a casa en 1917. Con el tiempo, Villa se retiró y fue asesinado en 1923 en una emboscada dirigida por Jesús Salas Barraza, quien afirmó que su motivación era una disputa con Villa por una mujer.

La inútil cacería estadounidense convirtió a Pancho Villa en una especie de héroe popular en México. “Siempre que Estados Unidos se convertía en árbitro de asuntos internos, sesgaba la política”, dijo Miguel Tinker Salas, profesor emérito de historia y estudios latinos en el Pomona College.

Granada

Estados Unidos acusó al gobierno de Granada de construir un aeropuerto que proyectaría el poder soviético en la región, con el argumento de que su larga pista podría permitir a la Unión Soviética aterrizar gigantescos aviones de transporte capaces de trasladar armas.

Ese otoño, una crisis de liderazgo político en Granada llevó a la ejecución de su primer ministro. Los militares anunciaron un toque de queda y dijeron que se dispararía en el acto a cualquiera que violara la orden.

Al amanecer del 25 de octubre, el presidente Ronald Reagan envió 7600 soldados, incluidos dos batallones de Rangers del ejército, la 82.ª División Aerotransportada, soldados del Cuerpo de Infantería de Marina, comandos Delta y miembros SEAL de la Marina de Guerra, apoyados por aviones de guerra estadounidenses y helicópteros del ejército. Su razón declarada era proteger a 600 estudiantes de medicina estadounidenses en el país insular.

Los soldados estadounidenses derrotaron rápidamente a los 1500 soldados granadinos que participaban en la defensa inicial del país, y en pocos días la mayor parte de la resistencia había desaparecido. El gobierno militar de Granada fue derrocado y se instauró uno provisional. El 3 de noviembre, Reagan anunció que la misión había concluido con éxito.

Panamá

El general Manuel Noriega, líder militar de Panamá, mantenía desde hacía tiempo vínculos con la CIA y con su director, George H. W. Bush, quien sería elegido presidente. Desde la década de 1960 hasta la de 1980, Estados Unidos pagó a Noriega para que ayudara a sabotear a los sandinistas de izquierda en Nicaragua y a los revolucionarios del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional en El Salvador. También trabajó con la Administración de Control de Drogas para restringir los envíos de drogas ilegales, y lavó dinero de la droga como actividad secundaria.

Pero hacia 1986, aparecieron noticias en los medios de comunicación estadounidenses sobre las actividades delictivas de Noriega, quien ahora era el dictador militar de Panamá. Reagan le pidió que dimitiera, pero este se negó. Los tribunales estadounidenses le imputaron cargos relacionados con las drogas. Noriega se enemistó con Estados Unidos y empezó a pedir y recibir ayuda militar de Cuba, Nicaragua y Libia, que eran países del bloque soviético.

Noriega sobrevivió a intentos de golpe de estado y a unas elecciones disputadas. El 15 de diciembre de 1989, la Asamblea de Panamá aprobó una resolución por la que se declaraba el estado de guerra con Estados Unidos.

La noche siguiente, cuatro militares estadounidenses fueron detenidos en un control de carretera en Panamá; uno de ellos recibió disparos y murió. Bush ordenó el envío de soldados estadounidenses para deponer a Noriega.

Y así llega la historia de los tamales.

Poco después de que los soldados estadounidenses llegaran a Panamá, a finales de diciembre de 1989, anunciaron que habían encontrado más de 20 kilos de cocaína en una casa de huéspedes utilizada por Noriega. El jefe del Comando Sur de Estados Unidos elevó la cantidad encontrada a casi 50 kilos.

Al mes siguiente, el Pentágono se retractó. Un portavoz del departamento declaró a los periodistas que los soldados en Panamá habían proporcionado información “poco satisfactoria”. La cocaína, dijo, eran en realidad tamales.

“Es un material adhesivo”, dijo la mayor Kathy Wood, según Los Angeles Times. Y añadió, con espíritu utilitario: “Es una sustancia que utilizan en los rituales vudú”.

Haití

Sesenta años después de su primer viaje a Haití, los soldados del Cuerpo de Infantería de Marina volvieron, esta vez con militares, después de que el presidente Bill Clinton ordenara al ejército estadounidense que restituyera al presidente Jean-Bertrand Aristide, quien había sido elegido democráticamente y derrocado con rapidez.

Diez años después, Aristide no gozaba del favor de Washington y fue derrocado en un golpe orquestado por Estados Unidos y Francia, que había colonizado el país.

Helene Cooper es corresponsal del Pentágono para el Times. Antes fue editora, corresponsal diplomática y corresponsal en la Casa Blanca.

c. 2025 The New York Times Company

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