Café Montaigne 356: Drogas y creación
Los nativos eran presas de ‘estados alterados’ mediante el humo y las bebidas ingeridas. ¿Cuándo se fumó por primera vez el ‘cannabis’? Imposible saberlo
El tema aquí deletreado, rápido pegó y harto. Y como no va a ser así, si es un matrimonio indisoluble de la humanidad: drogas y creación. Estados alterados: o ves a Dios o al diablo. Así de sencillo o complicado. Muchos, hartos comentarios, repito, me han llegado con este tema en el cual apenas vamos explorando aristas y letras. Un tema histórico, bíblico y perturbador.
Iniciamos de nueva cuenta para avivar el fuego de la polémica y la sabiduría. Qué pretencioso, por lo demás. Notas para avivar el fuego: el náufrago Alvar Núñez Cabeza de Vaca fue el primer europeo en dejar testimonio escrito de sus aventuras por el sur, de lo cual usted y yo hoy conocemos como Estados Unidos y el norte de México. Cuenta hechos reales, los cuales rayan en lo inverosímil, descubrimientos prodigiosos de tierras remotas, arriesgadas andanzas, curaciones milagrosas, combates descomunales... usos y costumbres entre los nativos de la América recién “descubierta”.
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El “chamán” Cabeza de Vaca así lo dejaría por escrito en su “Naufragios” (1555): “También quiero contar sus naciones y lenguas, que desde la isla de Mal Hado hasta los últimos hay. En la isla del Mal Hado hay dos lenguas: a los unos llaman de Coaques y a los otros llaman de Han. En la Tierra Firme, enfrente de la isla, hay otros que se llaman de Chorruco, y toman el nombre de los montes donde viven... En la costa viven otros llamados quitoles, y enfrente de éstos, dentro en la Tierra Firme, los avavares. Con éstos se juntan los maliacones, y otros cutalchiches... Todas estas gentes tienen habitaciones y pueblos y lenguas diversos. Entre éstos hay una lengua en que llaman a los hombres por mira acá; arre acá; a los perros, xo.
“En toda la tierra se emborrachan con un humo y dan cuanto tienen por él. Beben también otra cosa que sacan de las hojas de los árboles, como de encina, y tuéstanla en unos botes al fuego, y después que la tienen tostada hinchan el bote de agua, y así lo tienen sobre el fuego, y cuando ha hervido dos veces, échanlo en una vasija y están enfriándola con media calabaza, y cuando está con mucha espuma bébenla tan caliente cuanto pueden sufrir, y desde que la sacan del bote hasta que la beben están dando voces, diciendo que ¿quién quiere beber?
“Y cuando las mujeres oyen estas voces, luego se paran sin osar mudar, y aunque estén mucho cargadas, no osan hacer otra cosa... La razón de la costumbre dan ellos, y dicen que si cuando ellos quieren beber aquella agua las mujeres se mueven de donde les toma la voz, que en aquella agua se les mete en el cuerpo una cosa mala y que donde a poco les hace morir, y todo el tiempo que le agua está cociendo ha de estar el bote atapado, y si acaso está destapado y alguna mujer pasa, lo derraman y no beben más de aquella agua; es amarilla y están bebiéndola tres días sin comer, y cada día bebe cada uno arroba y media de ella, y cuando las mujeres están con su costumbre no buscan de comer más de para sí solas, porque ninguna otra persona come de lo que ellas traen”.
ESQUINA-BAJAN
La cita “in extenso” ha permitido viajar con el que es considerado por los historiadores contemporáneos como el primer antropólogo y etnólogo de América: Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Note, avispado lector, dos datos importantes: se “emborrachaban con humo, daban cuanto tenían por él y bebían unas ‘aguas’ con las cuales se les metía en el cuerpo ‘una cosa mala’ y podían estar varios días sin comer”.
Sin duda alguna, los nativos eran presas de “estados alterados” mediante el humo y las bebidas ingeridas. ¿Cuándo se fumó por primera vez el “cannabis”? Imposible saberlo, pero por los testimonios aquí escritos, hoy sabemos: fumar fue y era parte del repertorio cultural de los pueblos nativos de América.
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Ellos “veían y creaban a Dios”, hoy se cree en el diablo. De las propiedades curativas de una planta (por ejemplo la “cannabis”) a la adicción hay sólo un paso; de la condena a su apología, hay otro. La siguiente es una historia la cual cuenta J.F. de Lacroix en “Anécdotas árabes y musulmanes, después del año de Jesucristo 614” (el texto lo tomo de un libro portentoso: “El Manjar de los Dioses”, de Terence McKenna. Paidós, 1993). Leamos.
“Un sacerdote musulmán que estaba sermoneando en la mezquita contra el uso del ‘beng’, una planta cuya calidad principal es intoxicar e inducir al sueño, se dejó llevar a tal extremo por la violencia de su exhortación que un papel, que contenía un poco de la prohibida droga, que a veces lo tenía esclavizado, cayó de su pecho frente a la audiencia.
“El sacerdote, sin perder la compostura, gritó de inmediato: ‘Aquí está el enemigo, el demonio que os he hablado: la fuerza de mis palabras lo ha hecho volar, vigilad que al abandonarme no se introduzca en ninguno de vosotros y lo posea’. Nadie se atrevió a tocarlo; tras el sermón, el celoso sofista recuperó su ‘beng’. Cínico, pero así fue”.
Las drogas, desde siempre, desde el origen de la humanidad, hacen ver a Dios y al diablo. Y a los dos al mismo tiempo. Se lo he dicho antes: los humanos, los poetas y rapsodas hemos creado a Dios. No al revés. Dios existe porque en nuestro interior, y siempre, necesitamos de un Dios. Por eso creemos en Dios. Dios, de existir, ¿cree en usted?
LETRAS MINÚSCULAS
Usted, y nadie más, tiene la respuesta...