Coahuila: el crecimiento económico requiere inversiones en infraestructura
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Mientras del lado mexicano de la frontera no se invierta en infraestructura de comunicaciones será imposible sacar ventaja del fenómeno ‘nearshoring’
El pasado 1 de noviembre, la directora de la Administración de Planificación y Programas Modales de Texas (TxDOT), Caroline Mays, estuvo de visita en Saltillo para hablar sobre la necesidad de invertir en la infraestructura que soporta el intercambio comercial entre México y Estados Unidos.
Durante esa reunión, a la cual asistieron diversos servidores públicos coahuilenses, entre ellos el ahora gobernador de Coahuila, Manolo Jiménez, Mays dio a conocer uno de los proyectos de la agencia a su cargo: la inyección de más de 118 mil millones de dólares, durante los próximos 10 años, para mejorar la infraestructura carretera y portuaria de Texas.
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Para dimensionar el tamaño de la inversión anunciada conviene decir que ese monto equivale al presupuesto total del Gobierno de Coahuila durante tres décadas. Es evidente que esto crea una fuerte asimetría a ambos lados de la frontera en materia de comercio internacional.
Señalar lo anterior sirve también para tener claro cómo la inversión en la modernización de carreteras y puertos fronterizos constituye una asignatura pendiente del lado mexicano, pues nosotros no solamente estamos atrás en inversiones sino que, en casos como el de Coahuila, se ha dejado de invertir.
Como lo publicamos en esta edición, nuestra entidad sumará, en 2024, al menos cuatro años sin que se concreten inversiones que son urgentes para mejorar las comunicaciones terrestres e incentivar el comercio internacional.
Y es que desde 2021 el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) no ha considerado proyectos de infraestructura o, los que se han aprobado no han sido ejecutados. Es el caso de vías como la 54, que conecta Saltillo y Zacatecas, o la 57 en los tramos “Los Chorros” y Saltillo-Monclova.
¿Cómo puede nuestra región aprovechar mejor las ventajas que supone el fenómeno denominado “nearshoring” si la conectividad con el mercado de consumo -los Estados Unidos- no permite ser ágiles en la transportación de materias primas y productos terminados?
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La respuesta es que eso es imposible. Y lo es porque, a diferencia de lo que ocurre allende nuestras fronteras, los gobiernos estatales mexicanos no pueden, por sí solos, emprender los proyectos de infraestructura que la realidad económica demanda.
Y eso es así porque el Gobierno Federal centraliza la recaudación tributaria, lo cual se traduce en un hecho concreto: solamente éste orden de Gobierno puede proyectar y financiar tales proyectos.
El 2024 será pues, en este sentido, otro “año perdido”, pues la administración de Andrés Manuel López Obrador decidió destinar todos los recursos disponibles a sus “obras emblemáticas”: el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas y el aeropuerto Felipe Ángeles.
Cabría esperar que hoy, cuando se afirma que dichas obras ya han sido concluidas, quienes tienen a su cargo el diseño y ejecución del gasto público a nivel federal consideren voltear hacia el norte, donde múltiples obras esperan con urgencia a que se les destinen lo recursos necesarios para desarrollarlas.