Crecimiento y desarrollo, la polémica continúa
Desarrollo económico es satisfacción integral de necesidades de personas, de comunidades y de la sociedad; crecimiento económico es producción de bienes y servicios en un periodo determinado -generalmente un año- expresado en moneda. Al inicio del gobierno federal que concluye, el poder ejecutivo generó discusión respecto a que se podría generar desarrollo aún con un magro crecimiento. La polémica continúa
Por cautela normal de inversionistas a inicio del sexenio, en 2019, el crecimiento fue cero y en 2020 tuvo caída de -8.3 por ciento a causa de la pandemia COVID-19, así el crecimiento promedio en seis años apenas superaría 1.5 por ciento y el crecimiento sería moderado, lo cual no satisface necesidades de empleo, ingreso agregado y recaudación fiscal que requiere el país.
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En el segundo trimestre de este año, según Inegi, la población ocupada -formal e informal- ascendió a 59.33 millones de población económicamente activa (60.95 millones de personas), con incremento de 805.2 mil personas ocupadas, además la población subocupada se redujo a tasa anual en -7.4 por ciento, con 4.4 millones de personas.
El empleo informal -sin prestaciones sociales- permanece casi constante, con 54.3 millones de personas, aunque a junio pasado se redujo en 103 mil personas respecto al mismo mes de 2023. Así, el desempleo es 2.7%. Lo anterior implica que la inversión directa pública y privada tiene tendencia positiva, más aún con inversiones extranjeras anunciadas para próximos años, con más de 40 mil millones de dólares. Según el índice de Confianza en Inversión Extranjera Directa Kearney, México se ubica en el lugar número 21 de 25 países.
Aunque con claroscuros, respecto a pobreza los resultados no son del todo negativos. La pobreza laboral es la incapacidad de compra de la canasta básica y, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, a junio de este año fue 35.1% de la población (45.2 millones de personas, casi 7 millones menos que en el año 2018 y la menor cifra desde 2007). En pobreza absoluta, de 20 por ciento de la población al inicio del gobierno federal que concluye, se redujo a 14.7 por ciento, más de cinco millones de personas menos.
Este avance positivo se debió a varios factores: aumento del salario mínimo referencial más del doble en términos reales, recuperando poder adquisitivo en más de 40 por ciento; rescate de prestaciones laborales con eliminación de subcontratación (outsourcing); democratización sindical para transparentar negociaciones de contratos colectivos; programas sociales por más de 2 billones 900 mil millones de pesos; remesas con aumentos continuos (se esperan más de 62 mil millones de dólares para este año); e inversión directa pública y privada.
Sin embargo, aún continúan en pobreza moderada 37.7 millones de personas (29.3 por ciento) y 9.1 millones en pobreza extrema.
Por otra parte, según la Secretaría de Hacienda, la recaudación impositiva total a junio pasado creció 6.1 por ciento (2 billones, 942.5 mil millones de pesos, 810.24 mmdp más que el mismo mes del año pasado), pero el impuesto sobre la renta, que implica actividad productiva y de servicios, en el mismo periodo redujo 0.3 por ciento (24.8 mmdp menos que lo programado), es decir menos crecimiento económico. Por otra parte, el impuesto al valor agregado, que es consumo, aumentó 6.2 por ciento en 810.24 mmdp (47.16 mmdp más que lo programado).
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Aparte de las estrategias de política laboral para equilibrar relación capital-fuerza de trabajo, de austeridad republicana para reorientar gasto y el combate a la corrupción, y aún con magro crecimiento, los programas sociales son efectivos para el desarrollo social, aunque existen problemáticas por atender.
Para superar la pobreza aún se requiere extender servicios de salud a 39.1 por ciento de la población y seguridad social a 50.2 por ciento, de los cuales carece, asimismo, ofrecer condiciones óptimas a la inversión directa para generar empleos dignos y bien remunerados,
La polémica respecto al crecimiento y desarrollo permanece. La construcción del Estado de bienestar continua y, al tiempo, se analizarán sus resultados.