Datos importantes al terminar la primera mitad del año: las complicaciones por inflación, tipo de cambio, desempleo y crédito

Opinión
/ 12 julio 2024

Ya estamos en el inicio del segundo semestre del año y haciendo alusión al nombre de esta columna, que es “los otros datos”, se vuelve necesario analizar algunos de ellos para ver qué resultados tenemos hasta el momento ya que, a solo tres meses del cambio de gobierno, hay algunos asuntos que parecen complicados de resolver antes de que termine este sexenio.

Para empezar, la inflación vuelve a ser un tema financiero de gran relevancia para todos los mexicanos e inversionistas extranjeros. Además, ha sido uno de los temas que ha perseguido al presidente en todo su periodo de gobierno. El primer semestre de este 2024 terminó con una inflación de 4.98 por ciento a tasa anual, su mayor nivel en todo lo que va del año. Sin embargo, para López Obrador ha sido una de sus pesadillas recurrentes, porque a finales de 2021 y 2022 vivimos un periodo inflacionario que rebasó el 8 por ciento. Es más, uno de sus grandes fracasos en su lucha contra ella, fue la creación del ya famoso PACIC (Pacto contra la inflación y la carestía). No funcionó en lo más mínimo su intento por detener los aumentos de precios principalmente de los alimentos, lo que hasta ahora, claramente no se ha logrado. El actual presidente dejará, por lo que presagian las proyecciones económicas, un legado inflacionario que será complicado de resolver en el corto plazo por parte de la candidata electa. Sin embargo, la tendencia podría revertirse si el gobierno realmente “aprieta” las finanzas públicas para revertir su déficit y con la ayuda del Banco de México se mantienen elevadas las tasas de interés. Así podría darse la combinación ideal para bajar la inflación a la meta del 3 por ciento, que aún se ve bastante lejos de alcanzar.

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En lo que se refiere al tipo de cambio, algo que el presidente había presumido como un gran logro fue que el dólar estuviera en 16.30 pesos. Sin embargo, dejó de ser tema cuando se disparó por arriba de 18.40 pesos por billete verde recientemente. El día de hoy se cotiza sobre 17.82 y aunque podría bajar otro poco, los análisis muestran que el tipo de cambio de equilibrio debería situarse sobre los 18.20 pesos. En este momento, no es posible estimar un tipo de cambio por periodos porque existe una gran volatilidad en el mercado. Este primer semestre del año puede dividirse en dos periodos que le dieron al tipo de cambio la estructura actual. El primero, que va desde enero hasta una semana antes de la elección presidencial. Se caracterizó por una gran estabilidad y un valor del dólar en menos de 17 pesos. El segundo periodo va desde la elección hasta ahora, con un tipo de cambio con alta volatilidad y alrededor de los 18 pesos. Hay que decir que la debilidad actual del dólar no es con respecto al peso solamente, sino ante varias monedas en el mundo. La poca “fortaleza” que le queda al presidente norteamericano Biden, ha hecho que el sistema financiero mundial tenga dudas sobre sus capacidades y el precio lo ha pagado la moneda, literalmente. Las siguientes semanas tendrán mucho suspenso para el sistema financiero mexicano y desde luego, para la candidata electa porque no será lo mismo empezar el sexenio con un tipo de cambio en 17 pesos que uno en 19. Cada uno manda un mensaje diferente a los seguidores del partido en el poder y a los mercados de dinero y capitales. De entrada, piense en que un tipo de cambio barato ayudará a que el gobierno pueda pedir prestado sin que el costo de ese dinero impacte demasiado en el presupuesto nacional. Un tipo de cambio caro tendrá consecuencias funestas para el nuevo gobierno que necesitará forzosamente pedir prestado para poder cumplir con todos los compromisos que se hicieron durante la campaña. Sin una reforma tributaria de gran calado, no habrá recursos para hacer frente a todos los compromisos de campaña y ni a las obligaciones adquiridas. El tipo de cambio será muy importante para determinar en realidad cuánto deberemos durante el siguiente sexenio, porque en el tema de los impuestos, no se ve que vaya a haber cambios.

En lo referente al desempleo, podemos decir que este es uno de los grandes logros de la actual administración federal, pero hay que ser claros, los salarios son los grandes perdedores de esta situación, contrario a lo que dice la teoría económica. En abril de este año se alcanzó una tasa anual histórica muy baja de desempleo de 2.6 por ciento, sólo 1.6 millones de personas se encontraban sin trabajo. Llama la atención que sólo 12.2 por ciento de los desocupados no tenían estudios completos de educación secundaria, mientras que el 87.7 por ciento tenían educación tercería o más. Esto es, los más preparados fueron los que menos oportunidades de conseguir trabajo tuvieron. En la informalidad laboral se encontró el 54.6 por ciento en el mismo mes, dejando en claro que, si bien hay empleo, más de la mitad de los trabajadores nacionales trabaja sin prestaciones sociales, con salarios más bajos que el promedio nacional y desde luego, con mayor vulnerabilidad. Lo que preocupa en esta área es que esos trabajadores informales no tienen protección de la salud y no contribuyen a un fondo de pensión. Tampoco hay salarios competitivos en el sector formal y ese es uno de los asuntos pendientes para el siguiente sexenio, pues a pesar de que el salario mínimo aumentó de manera importante, el resto de los salarios no subieron en proporción y poco se recuperaron con respecto a la inflación.

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Finalmente, hay que hablar un poco los aspectos monetarios que serán claves para el siguiente año porque establecerán los volúmenes de negocio que tendremos en el país y las necesidades de crédito interno y externo. El consumo se ha mantenido en crecimiento, sobre todo por los apoyos sociales que se tuvieron previo a la elección. La población en general disfrutó de una “explosión” de ingreso y consumo, que como consecuencia impulsó a la inflación. La parte de la población que no recibe apoyos ha mantenido el consumo a través del crédito que se había mantenido estable, pero que desde la elección empezó nuevamente a ser más caro. Las tasas de interés de la banca comercial están subiendo paulatinamente, sobre todo por la percepción de riesgo de que el país tenga problemas para hacer frente a los compromisos de deuda, como el derivado de la cancelación del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, los bonos de Pemex, entre otros. En los hogares, la situación no fue diferente y 2023 cerró con un incremento del 49 por ciento en la cartera vencida de los bancos del crédito al consumo. Las cuentas hasta el momento no parecen tan malas, pero tampoco son buenas. En menos de 90 días entraremos a una dinámica económica diferente, al menos eso dicen los otros datos.

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