¿De vacaciones a la luna? ¿Otra vez?

Opinión
/ 8 septiembre 2023

¿Por qué la gente siempre responde algo distinto a lo que se le pregunta? ¿O por qué hacen exactamente lo contrario a lo que se les pide? ¿Son tontos? ¿Idiotas? ¿O padecen de alguna disminución de masa cerebral que les impide comportarse de una manera correcta en nuestra sociedad?

Nada de eso. Esto ocurre por una simple razón: son distraídos. Todos tenemos la mejor supercomputadora del universo hasta ahora conocida, nuestro cerebro. Pero a veces no lo usamos, no nos damos cuenta de que nuestra inteligencia se ha tomado un ligero descanso y, en ocasiones, hasta unas muy largas vacaciones.

TE PUEDE INTERESAR: De pensadores y pensadas está lleno el mundo

Mire, no nos ofendamos, todos pasamos por este estado de particularidad y asombrosa actividad cerebral, en otras palabras, ese momento en el que uno se apendeja y hace o dice puras pendejadas. Si leyó mi artículo anterior, ya sabrá que existen personas que lo hacen inconscientemente, no pueden evitarlo, y otros que lo hacen por puro afán de joder, pero todos en cierta medida lo hacemos.

Tan simple es darnos cuenta de ello cuando vamos por unos tacos, por ejemplo. Llegamos donde el taquero y preguntamos: “¿De qué tiene jefe?”, a lo que nuestro buen amigo taquero, casi como Chabelo, amigo de todos los niños, chicos y grandes, contesta: “Hijole cuate, ya nomás nos quedan de bisté”. “¿O sea, ya no tienes de pastor?”.

Coño, si nos acaban de decir que sólo quedan tacos de bistec, ¿para qué preguntar? ¿Acaso esperamos que el taquero diga “¡Oh, demonios, sí había, pero sólo para los que pregunten!”?

Sé que hay momentos en que el cerebro se traba, esa madre no funciona. A todos nos pasa, son momentos en los que nos quedamos pensando y el hámster simplemente no avanza, pero el problema es que vamos normalizándolo a tal punto que se convierte en parte de nosotros, y, lo que es peor, queremos que las demás personas lo acepten.

¿Qué culpa tienen los demás? Hoy en día, vemos cada vez más personas escudándose en el hecho de “soy distraído”. Algunos todavía tienen un poco de decencia y dicen “soy un poco distraído”, pero a otros les vale madre y “es que así soy, distraído, discúlpame, pero no puedo hacer nada al respecto”.

TE PUEDE INTERESAR: ¿Tienes hambre? Busca el balance

Ser distraído es algo tan simple como peligroso. Puede ser un poco distraído, quizás mucho, pero no debe permitir que esto sobresalga al punto de afectar a los demás. Si lo permitimos, nos va a cargar el payaso a todos.

Y entonces, ¿cómo es que sucede esto? Justificación, esa es la respuesta. Siempre tratamos de justificar. “No es tonto, es distraído”, “no lo hace con maldad, simplemente no se dio cuenta”. Podemos usar estos y muchos más argumentos para “tratar”, pero no debe existir tal justificación de estos actos. Si pasamos un semáforo en rojo, no significa que seamos idiotas y no sepamos manejar, quizás simplemente no lo vimos, pero ¿cuántas veces no vamos a “ver” ese semáforo en rojo?

Debemos ponerle un alto a esta actitud de distracción, tan pandémica de una vez por todas, porque precisamente eso es, una maldita enfermedad mundial peor que la del bichito ese mentado. Por favor, ya no digamos “es que soy algo distraído, discúlpame”. Para empezar, no hay nada que disculpar; es algo que a todos nos sucede, pero no debería ser repetitivo. Evitemos decir “mi hijo o hija es un buen niño, algo distraído, pero es bueno”.

Si la mente divaga (cosa de lo más normal), es porque su atención está en todas partes menos en el momento. Quizás una preocupación, algún pendiente, algo le motiva a que no sea tan efectivo como debería ser. Y es válido, necesita analizar y encontrar esa causa raíz para poder solucionarlo. Si el niño o la niña están pasando por lo mismo, pregúntese: ¿Qué podría estar causándolo?

No confundamos, como le he estado diciendo, estupidez con distracción. La primera es algo prácticamente imposible de controlar, una situación que debemos simplemente aceptar; la segunda es algo que queremos imponer como los omelettes... a huevo.

Albert Einstein tenía dos frases que encajan perfectamente en esto. Él decía que “sólo hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, y no estoy muy seguro de la primera”. Una persona que no puede comprender, jamás lo lograra, porque su capacidad mental le limita.

Pero hay veces que sólo estamos haciendo las cosas en un camino equivocado. Un niño que es pésimo para el futbol, quizás su camino no esté ahí, quizás el baloncesto sea lo suyo, es necesario ayudarlo a encontrar su camino. Igual que un adulto que siempre piense que es distraído para todo, solo hay que enfocar su atención hacia el lado correcto. Porque, también como mencionaba el buen Einstein, “todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar un árbol, vivirá toda su vida creyendo que es un necio”.

TE PUEDE INTERESAR: ¡Apúrate que vas tarde!

A mí me gusta verlo de esta forma: el ser distraído es un estado mental-situacional momentáneo. Son momentos en los que nuestra mente pasa por diferentes situaciones, algo pasajero, no lo definen a usted ni a nadie. Como le dijo Rachel a Bruce Wayne: “No es quien seas en tu interior, son tus actos los que te definen”. Y pueden encasillarlo si usted mismo lo permite. Así que tenga mucho cuidado con eso, en especial con el poder de la mente, “porque no somos lo que piensan las personas acerca de nosotros, sino lo que pensamos nosotros acerca de nosotros mismos”.

El primer paso siempre comenzará con usted. Si cree que no puede cambiar porque proviene de un gran linaje de distraídos y que su descendencia seguirá el camino marcado por generaciones y generaciones en su familia, piense en ese pez intentando trepar un árbol, o en lo “infinito” del universo.

Pero no nos distraigamos en estas cosas, porque al fin y al cabo, esta es solamente mi siempre y nunca jamás humilde opinión. Y usted... ¿Qué opina?

Instagram: entreloscuchillos

Facebook: entreloscuchillosdanielroblesmota

Twitter: entreloscuchillos

Correo electrónico: entreloscuchillos@gmail.com

Temas


Oriundo de Matamoros, Tamaulipas, México, estudió la carrera de Licenciatura en Comercio Exterior, pero debido a su gran pasión e interés por la cocina, decide estudiar posteriormente la carrera de Profesional Gastronómico, la cual ejerce actualmente. Se ha desarrollado como Chef de distintos restaurantes. Es miembro de distintas organizaciones gastronómicas como: La Sociedad Mexicana de Gastronomía, Embajadores Gourmet sede México, así como además de estar certificado ante la WACS (World Association of Chefs Societies/ Asociación Mundial deSociedades de Cocineros) de París, Francia. Y Master Pizzaiolo ante la AVPN (The True Neapolitan Pizza Association (Associazione Verace Pizza napoletana,AVPN). Actualmente, se dedica a impartir cursos, talleres, masterclass y conferencias, así como brindar servicios de asesoría y consultoría gastronómica a distintas empresas y restaurantes.

COMENTARIOS