‘Diputeibol’ Antonio Castro, el de la izquierda de Gestas

Opinión
/ 27 abril 2025

Esa frivolidad del diputado Castro Villarreal nos recuerda al auténtico ‘Diputeibol’, al yucateco Francisco Solís Peón, el famoso ‘Pancho Cachondo’... Pero a Castro lo mueve un afán de reflectores. No tiene la chispa ni el ingenio de ‘Cachondo’

El diputado Antonio Lorenzo Castro Villarreal nos viene a confirmar lo que Ortega criticaba respecto a las tendencias políticas en su prólogo de “La Rebelión de las Masas”, porque da a entender que ser de izquierda, como don Antonio, es como ser de la derecha, como don Lorenzo. Una de las infinitas formas que el “diputeibol” puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía cerebral del legislador Castro, quien se ostenta de izquierda, como todos los oportunistas que se sumaron a la 4T, y que ahora son de izquierda, pero, obviamente, no como los revolucionarios en las curules de la izquierda en la Asamblea Nacional Francesa, sino por el lugar en el Calvario donde crucificaron a Gestas, el mal ladrón: el lado izquierdo, el siniestro, sinónimo de avieso, pérfido, malévolo y espeluznante.

Tony Lorenzo nos recuerda a los izquierdistas huachafos del PRD, principalmente porque muchos se dejaban la barba imitando al Che Guevara y a Fidel Castro, fingiendo haber sido guerrilleros. Pero ahora los morenistas no son guerrilleros porque no tienen la edad y porque, en el caso del “diputeibol”, el motivo de la barba es para esconder la papada colosal que le cuelga del buche, señal de su alta frivolidad.

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Y esa frivolidad del diputado Castro Villarreal nos recuerda al auténtico “Diputeibol”, al yucateco Francisco Solís Peón, el famoso “Pancho Cachondo”, descendiente de una de las familias de más alcurnia en Yucatán. Obeso y también con barba de candado para ocultar la papada, derrochaba simpatía e ingenio propio de sus parientes Mediz Bolio. Escandalizó a su partido por su afición al “teibol dance” y aparecer en tanga con las siglas del PAN. Egresado de la Escuela Libre de Derecho, fue un tribuno competente en el debate parlamentario, pues fue discípulo de su paisano, el pensador Carlos Castillo Peraza. Sus iniciativas fueron progresistas a favor de las trabajadoras sexuales. Nada qué ver con nuestro “diputeibol” Castro y su pretensión de hacerse el simpático-gracioso.

A Castro lo mueve un afán de reflectores. No tiene la chispa ni el ingenio de “Cachondo”. El empuje electoral de AMLO y Claudia generó mucha basura legislativa como Lilly, el “Cuau”, Adán y ripio como el Castro. Cabe hacer mención que, debido a esa basura electoral que arrastra la 4T, buena cantidad de comisiones legislativas en ambas cámaras están presididas por competentes exprianistas. Pero el diputado Tony Lorenzo sigue creyendo que la 4T tiene el monopolio de la superioridad moral.

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Sólo basta ver las más espantosas atrocidades de todos los días, pero don Tony sigue culpando a Felipe Calderón. Lo más patético es que Antonio Castro sigue cuestionando al gobernador Manolo Jiménez y al alcalde de Saltillo, Javier Díaz, a pesar de la paz en Coahuila, ya que Saltillo es la capital más segura de México. Nada dice del baño de sangre en los estados gobernados por Morena. Nada opina de los horrores, las mutilaciones, la tortura, la crueldad extrema, el asesinato de mujeres, niños y adolescentes, las desapariciones, las fosas, el exterminio y la rampante corrupción.

El “diputeibol” defiende al violador Cuauhtémoc Blanco y no defiende las iniciativas tan sustantivas de la presidenta Sheinbaum. Vaya, si Castro tuviera un porcentaje mínimo de las iniciativas que han presentado Rubén Moreira, Jericó Abramo y Verónica Martínez, entonces sus votantes podrían afirmar que no se equivocaron con su elección.

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