Donald Trump y el exceso a los límites diplómaticos
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Canadá y México. bajo intimidación para renegociar acuerdos comerciales a conveniencia de EU
La llegada de la extrema derecha a Europa en la primera del siglo XX anunciaba conflictos y atrocidades que las potencias occidentales no previeron o, lo peor, no quisieron prevenir para contener el avance del socialismo real:
La guerra civil española y la Segunda Guerra Mundial con la invasión a Polonia -previa anexión de la región de los Sudetes, Checoslovquia y Austria- y la atroz incursión a la Unión Soviética para el lebensraum alemán (hábitat o espacio vital) y extender el Cuarto Reich a Eurasia; la historia fue distinta y surgió el mundo bipolar, capitalismo y socialismo por más de cuatro décadas.
Aunque en otras condiciones políticas y económicas se observa que la historia puede repetirse.
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La frivolidad y arrogancia del extremista de derecha Donald Trump, en sus ocurrencias y paranoia, exceden los límites diplomáticos y del derecho internacional:
Sometida, obediente y observante la Unión Europea, para venderles gas a altos precios, controlar la alianza militar OTAN y explotar minerales raros en Ucrania; apoyo a Israel en el genocidio en Gaza para invertir en la reconstrucción de la franja; Rusia, China, India y el BRICS+ amenazados financiera y económicamente; amplia coacción arancelaria.
Además de Canadá y México intimidados para renegociar acuerdos comerciales a conveniencia; atentando a los derechos humanos en redadas migratorias; injerencia en procesos electorales soberanos (Honduras, Argentina y Chile); acusaciones sin pruebas de “narcogobiernos” a países de izquierda en América Latina (no se enfrenta a las mafias gringas de distribución, pero acusa de capo narcoterrorista al mandatario Gustavo Petro, quien es el presidente colombiano con más incautación de drogas); entre otras.
Lo más preocupante es la declaración pública de que el petróleo, el gas, otros minerales y tierras de Venezuela son propiedad de Estados Unidos y los recuperará.
Por lo anterior: narrativa sin sustento de que el presidente Nicolás Maduro lidera una red de narcoterrorismo; ataque directo a lanchas venezolanas en aguas internacionales -más de 100 asesinatos-; incautación ilegal de un barco petrolero; y, la cereza del pastel, premio Nobel de la Paz a la opositora Corina Machado, quien participó en golpes de Estado y otras barbaridades con cientos de muertos en el país sudamericano, además, la “pacifista” impulsa la prevista invasión bélica a su propio país y anuncia la entrega de la riqueza mineral nacional a empresas estadounidenses.
Recientemente se reveló un documento oficial titulado “Estrategia Nacional de Seguridad” en el que se establecen, aparte de medidas económicas, tácticas y maniobras para que Estados Unidos controle el hemisferio occidental, a efecto de dividir el mundo en zonas de influencia -Europa aliada, aunque en crisis- y, por su parte, China y Rusia en Asia (África quedaría en disputa); una perspectiva para establecer la plataforma latinoamericana-caribeña y controlar recursos naturales (petróleo y gas venezolanos, cobre chileno, soya y cárnicos de argentina, entre otros) e impactar precios y rutas de distribución a nivel global, de ahí reposicionarse económica y militarmente en el mundo.
Sin embargo, en dinámica productiva e innovación tecnológica, en producción, costos y rutas de valor y distribución, en acuerdos de cooperación y presencia económico-política, China y sus aliados ya compiten -y hasta superan- con la supuesta hegemonía europea y de la Unión Americana.
Con narrativas imaginarias y decisiones delirantes, lo que se muestra es la decadencia del imperio que, además por insolencia y presunción, que no sostuvo la unipolaridad.
La historia no terminó y se desarrolla la transición global histórica sin retorno, la multipolaridad, ruta que no es franca ni suave, sino con acentuación de conflictos políticos, económicos y bélicos, con riesgos de una amplia y extensa conflagración.
México tiene y tendrá importancia en el proceso señalado: es área geográfica de inversión directa para el mercado estadounidense, con costos salariales relativamente menores que otras regiones; la multicadena productiva conviene a la economía norteamericana para reducir costos y eficientizar la logística.
Ante condiciones arancelarias trumpianas, nuestro país deberá diversificar mercados y acuerdos comerciales -incluidos países asiáticos- y aplicar impuestos a importaciones -como ya sucede- para proteger inversión y empleo locales; políticamente puede fungir como intermediario entre conflictos norte-sur en el continente americano. Veremos.