El plato que no pruebas... se enfría; la oportunidad que no tomas... se va

Opinión
/ 18 julio 2025

La vida no es un restaurante elegante... es una fondita con hambre de verte decidir... Y si no pruebas el plato cuando está caliente, se enfría, se jode, se seca... y luego lo ves con nostalgia, como si tú no hubieras sido quien lo dejó pasar

Todos hemos estado frente a un plato cabrón, humeante, tentador, lleno de aroma, con esa pinta de “esto va a cambiar mi vida”. Y ahí lo ves. Lo hueles. Lo admiras. Lo deseas. Pero no lo pruebas.

¿Por qué? Porque estás lleno. Porque no es “el momento correcto”. Porque “no deberías”. Porque “y si me hace daño”. Pura mamada.

TE PUEDE INTERESAR: Reencarnar: el deporte favorito de los que no aprendemos ni a putazos

La vida no es un restaurante elegante. Aquí no hay menú fijo. No hay reservaciones.

No hay segundas vueltas. La vida es una fondita con hambre de verte decidir.

Y si no pruebas el plato cuando está caliente, se enfría, se jode, se seca... y luego lo ves con nostalgia, como si tú no hubieras sido el pendejo que lo dejó pasar.

La culpa no es del plato, es del miedo. Típico, el plato llega con todo: color, sazón, ese olor que te mueve recuerdos que ni sabías que tenías. Y tú te haces el digno. Te haces el fuerte. Te haces el “yo ya comí”.

Pero por dentro... te retuerces. Y no es hambre. Es frustración. Porque sabes que ese plato no va a salir otra vez igual. Porque sabes que esa combinación de ingredientes no se repite. Y, lo peor: que era para ti. Que era tuyo, pero te faltaron huevos, no cucharas.

A veces llega un plato distinto, inesperado. No es lo que pediste, ni lo que estabas buscando, pero lo hueles... y sientes algo que no habías sentido en años. Y ahí está. Caliente, listo, perfecto. No es un plato de diario, tú sabes. Es especial. Y cada bocado despierta cosas que ni sabías que seguían vivas. Pero sabiendo todo eso, sintiendo todo eso, a veces, lo dejamos pasar.

Créame, no hay nada más triste que un plato frío. Lo ves después. Ahí, abandonado. La salsa ya seca, los bordes duros, el aroma apagado. Y dices: “¿por qué no lo probé cuando podía?”. Pero ya ni modo. La cocina cerró y tú te quedas con el antojo eterno. Y claro, puedes comerte otra cosa... pero ya sabes que ese no era cualquier plato. Ese era EL plato.

La vida no te va a avisar cuándo te va a servir algo cabrón. No va a tocarte el hombro y decirte “hey, esto es especial, no lo dejes pasar”. Sólo te lo pone enfrente. Y tú decides si lo pruebas... o si lo ves enfriarse mientras justificas tu abstinencia emocional con frases baratas. Si el plato está servido y huele a gloria... chíngatelo. Porque el hambre no mata. Lo que mata es el pinche “¿y si sí era?”.

Y como dijo ese chavito tan popular “lo importante no es la torta de jamón, si no con quién la compartes”. Pero al fin y al cabo, esta es solamente mi siempre y nunca jamás humilde opinión. Y usted... ¿Qué opina?

Instagram: entreloscuchillos

Facebook: entreloscuchillosdanielroblesmota

X: @entreloscuchillos

Correo electrónico: entreloscuchillos@gmail.com

Oriundo de Matamoros, Tamaulipas, México, estudió la carrera de Licenciatura en Comercio Exterior, pero debido a su gran pasión e interés por la cocina, decide estudiar posteriormente la carrera de Profesional Gastronómico, la cual ejerce actualmente. Se ha desarrollado como Chef de distintos restaurantes. Es miembro de distintas organizaciones gastronómicas como: La Sociedad Mexicana de Gastronomía, Embajadores Gourmet sede México, así como además de estar certificado ante la WACS (World Association of Chefs Societies/ Asociación Mundial deSociedades de Cocineros) de París, Francia. Y Master Pizzaiolo ante la AVPN (The True Neapolitan Pizza Association (Associazione Verace Pizza napoletana,AVPN). Actualmente, se dedica a impartir cursos, talleres, masterclass y conferencias, así como brindar servicios de asesoría y consultoría gastronómica a distintas empresas y restaurantes.

COMENTARIOS