Elecciones judiciales: son y han sido siempre un absurdo

Opinión
/ 1 junio 2025

La injerencia política en los poderes judiciales siempre ha estado ahí, en los oscurito y no tan oscurito, en las ternas simuladas, en los ministros negociados entre partidos o en los pactos electorales

Hoy es un día absurdo en el que los mexicanos votaremos en la elección para el Poder Judicial. Un día “histórico” dicen algunos, pero al final un día que no debió haber ocurrido.

Es un día absurdo porque se gastaron millones de pesos por un capricho personal del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Un absurdo porque se celebrarán unas votaciones para elegir a quien nadie conoce. Un absurdo porque las boletas son un galimatías difícil de descifrar. Un absurdo porque las reglas nunca quedaron claras. Un absurdo porque a la gente no le interesa. Un absurdo porque bajo el cariz de la democracia, se esconden las más viejas prácticas de la simulación y dedazos. Un absurdo porque jamás un asunto de Estado de derecho y justicia debió reducirse a una suerte de propaganda, proselitismo e intereses.

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Y, sin embargo, en medio de tanto absurdo, se celebrarán las elecciones. Y tan válido es quien decida no querer participar, como quien decida hacerlo.

Porque válido es no querer participar en legitimar algo que nunca debió estar en disputa, como válido es ver en la elección judicial una forma de resistencia.

Es una elección incómoda, pues está prácticamente decidido quiénes ocuparán las alineaciones tanto del Poder Judicial Federal como del estatal, es decir, ha sido una simulación. Es cierto también que el dedazo en puestos clave siempre ha existido, y eso de la carrera judicial siempre se ha mirado a conveniencia, si no hay que voltear a ver a los titulares del Poder Judicial en Coahuila y magistrados en los últimos años.

Otro argumento es que la mayoría desconocemos a los candidatos y las “campañas”, al menos desde la perspectiva mediática y viral de las redes sociales, han transcurrido entre los perfiles ligados al narco, políticos profesionales sin carrera judicial o militantes partidistas que han encontrado en el Poder Judicial un hueco para seguir mamando de la ubre.

La elección judicial fue un desperdicio también porque se perdió la oportunidad de acercar el diccionario judicial a la sociedad. Pues, ¿qué diantres hace un magistrado de disciplina judicial?

No sabremos si en la elección saldrán buenos juzgadores. Seguro los hay y los habrá. Al final de cuentas, nos guste o no, es una elección legal (no necesariamente legítima) y, por ende, independientemente de los niveles de participación, se elegirá a quienes interpreten la Constitución, los códigos. Si hay o no hay participación, no les interesará a los tomadores de decisión; por el contrario, sabrán capotear sin problema cualquier señalamiento.

Al abrir el Poder Judicial a unas elecciones, se abren las puertas al escrutinio, a la exigencia, a la vigilancia. Porque no nos hagamos: tan absurdo es que se ha politizado la elección, como tan absurdo era politizado previamente, pues la injerencia política en los poderes judiciales siempre ha estado ahí, en los oscurito y no tan oscurito, en las ternas simuladas, en los ministros negociados entre partidos o en los pactos electorales (recuérdese Coahuila).

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AL TIRO

El régimen vende que la elección derivará en menos injusticias. No será así. La justicia no se reduce a los tribunales del país. La justicia es un elemento mucho más amplio.

Y pienso entonces en muchas luchas actuales y pasadas. Pienso en las víctimas de feminicidio, en los jueces que soltaron feminicidas o dieron penas mínimas, o aquellos que soltaron a violentadores que después mataron a las mujeres. En los asesinos confesos que dejaron en libertad, como el feminicida de la hija de Marisela Escobedo. En las víctimas de represiones policiales. En todos los campesinos a los que les despojaron de tierras o en las comunidades que luchan contra la invasión y el despojo de las mineras, como la comunidad de San José del Progreso en Oaxaca. Pienso en los defensores ambientales, como Ildefonso Zamora, quien fue encarcelado acusado de robo. Pienso en los mineros coahuilenses muertos que nunca han conocido la justicia. Pienso en las víctimas de tortura, como Mónica Esparza, o en las víctimas de asesinatos extrajudiciales, como en el municipio de Tlatlaya. Pienso en la masacre de Allende y su enorme aura de impunidad.

Pienso, también, en todos los políticos corruptos que siguen campantes en la calle y que deberían estar refundidos en la cárcel.

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Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la universidad La Salle Laguna. Tiene más de 10 años como periodista. Es corresponsal de Vanguardia en la región Laguna, así como reportero investigador de Semanario. Ha trabajado y colaborado en otros medios como Revista de Coahuila, Newsweek en Español, SinEmbargo, W Radio, Imagen Laguna, entre otros. Fue becario de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y de la Red Global de Periodismo de Investigación. Ha obtenido premios y reconocimientos como el Premio Nacional de Periodismo Rostros de la Discriminación y el Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, así como menciones honoríficas en el premio de la Sociedad Interamericana de Prensa y el Premio Latinoamericano de Periodismo sobre Drogas. Actualmente también se desempeña como corresponsal de El Universal en Coahuila y Durango y es profesor de la Universidad Iberoamericana Torreón.

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