¿Empresas verdes? El desarrollo sostenible ya no se sostiene

Opinión
/ 4 agosto 2025

Las distinciones ambientales son acuerdos que permiten legitimar procedimientos antiguos que persisten, pero ahora ocultos bajo el abanico de lo ‘verde’

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU son populares porque son nombrados en políticas públicas, instituciones privadas y en algunas organizaciones no gubernamentales. Sí, han concedido en otorgarse placas a las entradas de sus espacios que las identifican como “verdes”... sin generar un cambio real.

Es sólo marketing. Y recordemos que el marketing es el dios ahora, lo es todo; las políticas públicas también incluyen marketing. Porque si entramos a ciertas instituciones que se dicen “verdes”, observaremos acciones escasas, donde la exigua separación de residuos –en orgánico e inorgánico– y letreros que invitan a ahorrar agua son considerados suficientes elementos para tener el permiso de colocar letreros que los catalogan en la esfera de instituciones sensibles con el medio ambiente.

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Si se revisan los procesos, veremos que en lo general ni hay ahorro en el agua que se consume. En el caso de los inodoros, los cuales son los dispositivos que mayor gasto de agua generan, se observan fugas o hilos de agua que corren tranquilamente generando un sonido que se escucha en forma clara, pero que no incomoda a ninguno de los allí involucrados; así se desperdicia un recurso valioso y escaso.

En realidad estas distinciones ambientales son acuerdos que permiten legitimar procedimientos antiguos que persisten, pero ahora ocultos bajo el abanico de lo “verde”.

No han movido mucho el orden de las cosas; algunos incluso comparan a esta fiebre de estampitas y letreros “verdes” con un cierto opio que permite que nada cambie en forma sustantiva. Ya que, si se analiza factualmente, la acumulación del capital, basada en la explotación, es el origen de la crisis climática: explotación de recursos y de personas.

Veamos cómo el norte global –citemos hoy específicamente a EU– vive sostenido por la explotación del llamado sur global.

Sólo es posible que este país mantenga un modo de vida desenfrenado, ya que se sustenta en la explotación de las riquezas naturales y de personas, por ejemplo de Brasil, en donde operan Exxon Mobil y Chevron en el sector energético, o Ford y General Motors, los cuales tienen una fuerte presencia, sin considerar a compañías como Microsoft, Coca-Cola, PepsiCo, Pfizer y Johnson & Johnson.

Es el saqueo de este país por el norte global el que permite este supuesto “desarrollo sostenible”; sosteniéndose en la explotación también de, por ejemplo, la República Democrática del Congo, en África, nación de donde los autos eléctricos de Tesla, por citar una empresa, obtienen baterías de litio, ya que sin problema extraen cobalto mientras dañan el medio ambiente y ocupan a niños o adultos en modalidades que son la forma contemporánea de la esclavitud.

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Este norte global entonces, ejemplificado en EU, vive sostenido por el saqueo que realiza al sur global. Y esto mismo ocurre en nuestro país a escala más pequeña: vemos discursos de desarrollo sostenible que se anclan en prácticas que lastiman ecosistemas y desplazan comunidades para instalar vías de comunicación y centros de producción de energías “verdes” instalados en áreas protegidas. Pero el discurso es perfecto y es importante contestar cualquier pregunta, porque es el marketing el que le lava la cara a este desarrollo insostenible.

El vocablo “sostenible” proviene del inglés sustainable, que derivada del verbo sustain; el que a su vez procede del latín sustinere, conformado por el prefijo sub (desde abajo) y tenere (sujetar, tener, sostener, mantener, reservar, guardar, defender, resistir o conservar).

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Nacida en Monclova, Coahuila. México, en Junio 3 de 1969. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Maestra en Historia de la Sociedad Contemporánea. Doctora en Ciencias y Humanidades para el Desarrollo Interdisciplinario. Ha publicado entre otros, “Los frutos del sol“ (Castillo MacMillan 2005) libro infantil y poemarios entre los que figuran Casa de sol (FECA-CONACULTA 1995), “Ruido de hormigas“ (Gatsby Ediciones, 2005), Carne para las flores, antología personal (Aullido libros, España 2011), Las flores desenfundan sus espinas, antología personal (Secretaría de Cultura de Coahuila, 2013) y “Donde la piel“ (Mantis Editores/CONARTE, 2019). Aparece en “Anuario de poesía mexicana“ (Fondo de Cultura Económica, 2006).

Obtuvo el primer lugar en fotografía Coahuila luz y forma 2003. En poesía, recibió beca del FONCA, estímulos como joven creadora y como creadora con trayectoria del FECA y del PECDA en varias ocasiones. Fue becaria FORCA-Noreste 2011-2012, en Lima, Perú donde impartió talleres sobre poesía objetual. Como invitada de honor del Festival Internacional de Teatro Tánger 2013 en Marruecos, se leyó su poesía traducida al árabe. Parte de su trabajo también tiene versiones en inglés, alemán, portugués y francés. Entre las revistas en las que ha publicado, destacan el número inaugural de la revista de poesía contemporánea de Valencia “21veintiúnversos“, ( octubre de (2015), y “Lichtungen“ (noviembre de 2016) en el apartado “Literatura del norte de México“, en el que sus poemas fueron traducidos por Christoph Janacs.

Fotografías medio ambientales, video poemas y atmósferas sonoras fueron exhibidos en la Galería Mohammed Drissi de Tánger (Julio-agosto 2021). Participó en la muestra de arte coahuilense titulada Segar el mar, dentro del 49 Festival Cervantino. Parte de su trabajo se encuentra en el portal virtual www.thenatureofcities.com, al lado de artistas medio ambientales del mundo. Actualmente es Directora de Divulgación Científica en el Museo del Desierto.

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