La jornada de 40 horas en México

Opinión
/ 12 mayo 2025

Desde que la Revolución Industrial impuso jornadas extenuantes de hasta 16 horas diarias —¡100 horas a la semana!—, la humanidad ha luchado por un derecho básico: trabajar menos para vivir mejor. Gracias a las demandas de los trabajadores, desde hace siglo y medio, la jornada laboral se ha venido reduciendo consistentemente. Recientemente, a eso se suman también las evidencias de que menos horas pueden significar la misma, o incluso, más productividad. Hoy, México se suma a esta historia con una noticia muy importante: el anuncio de la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, que se empieza a implementar en forma gradual este mismo año y se terminará de implementar, por muy tarde, en 2030.

Los impactos sociales serán inmensos. Un México donde las familias tengan más tiempo para compartir, donde los padres puedan acompañar a sus hijos a la escuela, donde el estrés no domine la vida. Esta reforma no solo recupera horas de vida para los trabajadores, sino que sigue una tendencia global: menos horas significa más vida.

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Ahora bien, algunas personas han expresado su desacuerdo con el enfoque gradual contenido en el anuncio que hizo la presidenta Claudia Sheinbaum en pasado 1 de mayo. Sin duda, a todos nos gustaría una reducción inmediata, pero considero que la gradualidad es la mejor forma. Veamos.

México enfrenta una situación particular. A diferencia de la práctica totalidad de los países que implementaron, o están implementando, reducciones semejantes (Estados Unidos, Francia, España, Chile, etc.), que aplicaron estas reformas en contextos de alto desempleo (12% o más), aquí tenemos una tasa de desempleo históricamente baja: 2.2 por ciento en marzo de 2025. Es decir, muchas empresas ya tienen dificultades para encontrar trabajadores. ¿Cómo evitar que la reducción de horas afecte a la economía? Debemos recordar que la reducción de la jornada laboral puede significar la necesidad de aumentar el personal hasta en un 20 por ciento en el caso de empleos que requieren atención continua (industria, servicios hospitalarios, etc.), lo que podría ser un enorme reto en el contexto actual de dificultad para conseguir personal.

Para eso ayuda la implementación gradual, que es tal y como se hizo en la mayoría de los países donde se llevó a cabo una reforma semejante (por ejemplo, en Francia fue un periodo de cuatro años; en Chile será de cinco años, Estados Unidos fue de dos años, etc.). Este enfoque permite a las empresas adaptarse sin generar riesgo de cierres provocados por la reforma, especialmente de PYMES. ¿Cómo? Principalmente, a través de invertir en tecnología y automatización (robots, software y maquinaria eficiente pueden compensar horas humanas) y optimizar procesos: eliminar burocracia, acortar reuniones y priorizar tareas clave. Esos cambios, además, son positivos en sí mismos, pero no se hacen de la noche a la mañana.

Como diputado de Saltillo, una ciudad industrial con enorme proporción de trabajo formal, represento a miles de trabajadores que merecen disfrutar de su esfuerzo, aumentando su tiempo libre sin reducir su salario. Esta reforma es una de las mejoras sociales más importantes del sexenio, comparable con la pensión universal para adultos mayores o el aumento al salario mínimo.

Sigamos el ejemplo de países que priorizaron el bienestar sin sacrificar el progreso. Con diálogo, tecnología y planificación, México demostrará que trabajar menos puede ser sinónimo de vivir mejor e, incluso, de una economía más productiva.

“Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha”

Antonio Castro (1995) es licenciado en economía por la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC). Oriundo de la ciudad de Saltillo, Coahuila. Pertenece activamente a la sociedad de pensamiento crítico de América Latina capitulo México (SEPLA-México). Desde el 2019 es responsable como enlace en Coahuila de la Red Estatal de Círculos de Estudio del Instituto Nacional de Formación Política del partido morena. Se distingue como un fiel opositor del sistema capitalista y como un febril militante del obradorismo. En pie de lucha desde el fraude del 2006 a la edad de 11 años. Militante fundador del partido Morena en el otoño de 2014. Se asume como promotor de la 4ta Trasformación en el barrio.

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