Los peligros de la dismorfia del dinero en los centennials y millennials

Opinión
/ 14 marzo 2024

Una encuesta reciente, realizada en Estados Unidos por Credit Karma, afirma que alrededor del 43 por ciento de la Generación Z (nacidos entre los años 2005 y 2025) y el 41 por ciento de los Milenios (nacidos entre 1985 y 2005) sufren de una percepción errónea de sus finanzas y economía. Si bien puede sonar como otra forma de ansiedad inducida por TikTok, la dismorfia monetaria es un problema real que puede causar que alguien tome decisiones pobres o mal informadas.

La Generación Z y los Milenios se ven obligados a alimentar todo tipo de noticias pesimistas (sobre educación y endeudamiento personal, recortes de empleo, costos de cuidado de niños, etcétera) mientras son inundados en Instagram, TikTok y YouTube con imágenes de celebridades saltando de un recurso exclusivo al siguiente, compras alrededor del mundo en sus jets privados y persiguiendo un estilo de vida inaccesible. Esta constante disonancia termina aumentando las inseguridades financieras y los sentimientos de insuficiencia. A su vez, esta distorsión entre la percepción y la realidad puede impedir que las personas den los pasos adecuados hacia el logro de sus objetivos financieros.

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Al mismo tiempo, nuevas investigaciones innovadoras muestran que las personas con ingresos monetarios bajos que viven en comunidades remotas y lejos de los medios de comunicación parecen tan felices, si no más, que las de los países de altos ingresos. El estudio encontró que las personas encuestadas en estas comunidades aisladas (cuyo ingreso monetario anual estimado menor a mil dólares por persona) reportaron un “puntaje de satisfacción de vida” promedio de 6.8 sobre 10. Esta cifra es ligeramente superior a la media de satisfacción con la vida de todos los países de la OCDE que es de 6.7.

Algunas comunidades pequeñas incluso reportaron un puntaje promedio de felicidad de más de 8, más alto que el de Finlandia, el país de mayor calificación en la OCDE. Estos resultados desafían muchas suposiciones ampliamente sostenidas sobre el dinero y la felicidad o, dicho de otra manera, la riqueza financiera y la satisfacción de la vida. En palabras de uno de los coautores: “La fuerte correlación frecuentemente observada entre el ingreso y la satisfacción de la vida no es universal y prueba que la riqueza generada por las economías industrializadas no es fundamentalmente requerida para que los humanos lleven vidas felices”. Esto sugiere que hay mucha más diversidad y flexibilidad de lo que comúnmente se piensa sobre la mejor manera de lograr la satisfacción de la vida, o el bienestar personal.

La dismorfia monetaria entre los adultos jóvenes es muy frecuente. Con el auge de las redes sociales y la exposición constante a imágenes curadas de riqueza y éxito, es fácil desarrollar una percepción sesgada de nuestra propia situación financiera. Podemos sentirnos inadecuados o constantemente compararnos con otros que parecen tener más dinero o posesiones materiales. Esto puede llevar a sentimientos de ansiedad, depresión y una sensación de nunca ser “lo suficientemente bueno” financieramente. Cuando nos percibimos a nosotros mismos como financieramente inadecuados, podemos involucrarnos en conductas malsanas, tales como el gasto excesivo, la acumulación de deuda o descuidar nuestras metas financieras a largo plazo. Esto puede crear un círculo vicioso donde nuestra percepción de la insuficiencia financiera se convierte en una profecía autocumplida.

En otras palabras, la generación Z tiene el riesgo de que nunca estarán satisfechos con su ingreso económico y por consecuencia pone en riesgo su “felicidad”. Su bienestar está basado en tener bienes que muchas veces consistente en tener “estatus” y “prestigio” sobre los demás y no satisfacer una necesidad primaria. Ahora sus vacaciones es visitar lugares exóticos a donde pocas personas tienen la posibilidad de ir, el carro que necesitan tiene que ser el deportivo de moda, las fiestas de cumpleaños parecen casi bodas, vestir con la ropa de marca sin importar el costo y rentar un departamento en el lugar más exclusivo de la zona. Y claro, casi todo está financiado por los papás o se endeudan con sus tarjetas de crédito que no pueden pagar.

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Entiendo que el poder adquisitivo del dinero es mucho menor que antes y que es muy difícil que un recién egresado pueda comprar casa o automóvil propio. Entonces, con mayor razón debemos poner los pies en la tierra a nuestros hijos y reducir el riesgo de que experimenten dismorfia monetaria haciéndoles conscientes de la importancia del ahorro, retrasar la recompensa, el esfuerzo y trabajo duro, la persistencia y sobre todo desarrollar una buena jerarquía de necesidades primarias y secundarias. ¿Qué es lo realmente importante en la vida y qué no?

¿Queremos hijos felices? Primero que sean capaces de elegir bien sus metas y focalizar su esfuerzo en lograrlas, evitando experimentar el placer en forma inmediata.

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