Mediación y turismo de naturaleza, una oportunidad para el Noreste

Opinión
/ 1 diciembre 2024

Al conservar la biodiversidad el turismo de naturaleza se hace posible y con ello el bien común de muchos ciudadanos

La mediación para el bien común es un instrumento que se ha potenciado a lo largo de la historia de la humanidad. Recordemos los esfuerzos de personajes como Gandhi luchando por la emancipación pacífica de la India desde los derechos humanos; los esfuerzos de la keniana Wangari Maathai para pacificar a los grupos tribales de su país por medio de la creación de rutas verdes de forestación. Y mucho antes de que vivieran Gandhi y Maathai, pensar en el bien común que generaron jesuitas y franciscanos para buscar equilibrios entre los colonizadores hispanos y las comunidades aborígenes del norte de la Nueva España. Todo ello nos remite al poder de la mediación.

Las poblaciones vulnerables han cambiado de denominación, pero son centralmente las mismas. En la actualidad se visibiliza a las mujeres indígenas, aunque en general las mujeres siempre han sido desdeñadas pese a que tenemos modelos de ellas por encima de ejemplos masculinos en todos los campos de actuación del ser humano. Pero estas ilustres mujeres tuvieron que hacer un doble esfuerzo para destacar en un mundo que sigue siendo de hombres.

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Las mujeres, de manera natural, son grandes mediadoras para la paz, quizá porque algunas han sido víctimas desde su infancia de guerras intrafamiliares y de las condiciones costumbristas que las posicionan en un segundo plano. Una víctima de violencia puede transformarse en un elemento humano de pacificación.

“Del Conflicto a la Coexistencia” es un proyecto “GEF-8 México”, a través del que Pronatura Noroeste busca conservar la vida silvestre y asegurar que las comunidades se beneficien de esta acción. Esta asociación desea incidir en el bien común del cuidado del hábitat del oso negro, puma y lobo en la Sierra Madre Oriental Norte, en Coahuila y Nuevo León, por lo que es preciso que sus comunidades humanas aledañas coexistan con estos individuos emblemáticos de la naturaleza que, por ser depredadores, han sido depreciados a pesar de cumplir con una función importante en la cadena trófica del ecosistema que habitan.

Ayer sábado, en la Sala de Cabildo de la presidencia municipal de Bustamante, Nuevo León, se dieron cita los investigadores de Pronatura Noroeste con autoridades locales, comisariados ejidales y académicos para compartir un proyecto que se desarrollará por cinco años y que podría apoyar a que se detone el turismo de naturaleza. Participó en la reunión el maestro Flaviano Zubieta, director de Conservación de la Biodiversidad de la Secretaría de Medio Ambiente estatal.

La Sierra de Bustamante, la Sierra de Lampazos y la Sierra Picachos son lugares en los que existe el oso negro, pero tan importante es su conservación como el empoderamiento de quienes salvaguardan el paisaje.

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De manera sencilla Mariella Saenz, Omar Villalobos y Geovani Cordero explicaron el contenido del proyecto “Del Conflicto a la Coexistencia: Salvaguardando Corredores de Vida Silvestre en México para el Desarrollo Sustentable”, que significa una oportunidad para los municipios del noroeste de Nuevo León y para el municipio coahuilense de Candela.

Al conservar la biodiversidad el turismo de naturaleza se hace posible y con ello el bien común de muchos ciudadanos. Una mediación, como la que ayer, catapultó una reunión tan iluminadora que debe repetirse en todo el territorio nacional. Me dio gusto ver a Luis Sepúlveda, alcalde de Villaldama, interesado en el tema, y a funcionarios de Bustamante ofreciéndose como enlaces para la conservación. Los comisariados ejidales se percataron que ellos y sus familias se verán beneficiados por el proyecto.

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