Medios y redes sociales, uso y abuso
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Los medios de comunicación y las redes sociales son, hoy por hoy, la plaza pública, poseedores de una gran influencia. Determinan hábitos y costumbres, establecen agendas políticas, sociales y económicas...
Como constructores de la democracia, los medios de comunicación −social, públicos y privados; convencionales y no convencionales− han ido dejando de lado el objeto formal de su existencia, que es el de comunicar utilizando la verdad como herramienta fundamental. Muchos de ellos se han dedicado a hacer lo contrario: a desviar la información y, en concreto, a desinformar. Por supuesto, es más rentable.
En el caso que nos ocupa, los medios tienen larga data y han tenido gran influencia en la dirección de las sociedades. Primero fue el diario, donde la gente se encontraba con los grandes maestros, ya en la Revolución Francesa tuvieron una gran influencia y también un gran impacto en el siglo 19. Luego fue la televisión por la década de los treinta (siglo 20), con la cadena BBC (British Broadcasting Corporation) de Londres.
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En México, la televisión –llegó en 1947– no sólo condicionó y prediseñó las prácticas y las costumbres sociales, sino que en lo político estuvo al servicio del poder –desde los tiempos de don Manuel Ávila Camacho– cerca de 50 años siendo “soldados de la revolución”, y por estos días, de la transformación. A propósito de los sesgos. Así como Televisa (antes Telesistema Mexicano, en 1950), otras empresas televisoras crecieron al amparo del poder. Coahuila a la fecha es un buen ejemplo de estos sesgos y esta desinformación galopante. Los gobiernos se sostienen por los medios, eso está más que claro, pues a nivel nacional y estatal son los megáfonos de las ideologías en turno.
En el año 2000 aparecen las redes sociales que, hasta el día de hoy, se han convertido en un espacio de comunicación no sólo de marketing y temas sociales, sino de movimientos, campañas políticas, electorales, así como protestas y campañas de concientización. Se mencionan algunos ejemplos: la campaña de Barack Obama en 2008, donde Facebook movilizó a una buena cantidad de votantes. En el 2009 se dio en Irán la Revolución Verde, protestas en contra del régimen iraní tras las elecciones presidenciales; la población utilizó Twitter y YouTube. Uno de los más sonados fue la Primavera Árabe (2010-2012), donde Twitter y Facebook fueron fundamentales en la coordinación de las innumerables protestas. En Egipto, la página de Facebook “We Are All Khaled Said” fue crucial.
En cuanto a movimientos podríamos mencionar la beligerancia de las redes en 2011 en España, con el movimiento denominado 15M o Indignados. En Nueva York con “Occupy Wall Street”. En 2013 con “Black Lives Matter”. En el 2015 surgió el “Movimiento Ni Una Menos” en Argentina, México, Perú y otros países de América Latina. Por 2019 se dieron protestas en Hong Kong y se utilizaron plataformas como Telegram, Reddit, Twitter; y en 2020 el asesinato de George Floyd, que también conmocionó a la sociedad mundial. Las redes que se utilizan son Facebook, Twitter, Livestream, Tumblr, Instagram y TikTok.
En ese mismo año, Greta Thunberg inundó Instagram, TikTok y Twitter con su movimiento “Fridays for Future”. “Extinction Rebellion” ha tenido una presencia constante en las redes sociales. Igual en 2020 aparece en Argentina, México y Chile el movimiento Ola Verde, donde se utilizan las mismas redes.
En 2022, en Irán se dio una protesta por la muerte de Mahsa Amini, la acción se viralizó en Twitter, Instagram, TikTok. Lo último que hemos vivido es el conflicto Israel-Palestina y la Guerra de Ucrania contra Rusia, que ha llegado al mundo entero a través de Instagram, TikTok y Twitter, donde las redes se han utilizado para documentar evidencia –ataques, agresiones, violencia– y, sobre todo, los sesgos algorítmicos de las grandes cadenas de información.
Como verá, en la mayoría de los casos mencionados se han utilizado –las redes y los medios– para promover las libertades a través del activismo político y la participación. Como siempre, donde todo se complica es en el tema político-electoral, ahí donde el poder sigue obnubilando la voluntad del más capaz. Donde, con todo tipo de argucias, se busca obtener el fin sin menoscabar en los medios.
Aquí algunos ejemplos: la campaña del referéndum del Brexit en Gran Bretaña en el 2016 (manipulada por Facebook y Cambridge Analytica); las dos elecciones de Donald Trump –donde se ha dado la polarización, los sesgos, la desinformación y la manipulación de la información– a través de Instagram y Facebook, que le rindieron buenos frutos; lo que pasó en Brasil con Bolsonaro (2018) y Lula Da Silva (2022), donde se dio la manipulación de urnas electrónicas; aquí Telegram fue clave; el plebiscito por la paz y las elecciones presidenciales en Colombia en 2018, donde Facebook y Twitter fueron usados como instrumentos de polarización. Luego en 2019, en India, en las elecciones presidenciales, se dio una campaña de desinformación masiva a través de WhatsApp por el partido en el poder.
Posteriormente, en 2022, en Rusia se dio una campaña de desinformación y manipulación en las redes por parte del Kremlin, que fue decisiva para mantener en el poder a Vladimir Putin. Se usó Telegram y VK (red rusa). Lo mismo ocurrió en las elecciones presidenciales en Francia, en 2017 y 2022: Le Pen utilizó bots con contenidos con documentos manipulados y filtrados.
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En nuestro país, toda esta situación –sesgos y desinformación– se dio a partir de las elecciones de 2018 y luego de 2024, con granjas de bots en Twitter y en Facebook por parte de ambos bloques. Lo último que vivimos fue la elección del 1 de junio –tras la reforma judicial– con el uso faccioso de los medios y las redes, determinantes para que se diera una votación tan baja, con sólo 13 por ciento del padrón electoral.
Los medios de comunicación y las redes sociales son, hoy por hoy, la plaza pública, poseedores de una gran influencia. Determinan hábitos y costumbres, establecen agendas políticas, sociales y económicas, y son intermediarios entre la sociedad y los poderes políticos. Sin duda, se requiere un uso responsable de las redes y los medios, en gran parte la realidad política en la que hoy estamos inmersos se debe a la beligerancia que estos han tenido del 2000 hacia acá. Así las cosas.