Mirador 01/08/2025
Sobre la vasta mesa que acomoda a 14 comensales hay dos grandes platones con tunas cortadas al amanecer
“Año de tunas, año de fortunas”.
Este año los nopales del Potrero se coronan con tunas abundantes. Las hay blancas, rojas y amarillas, cada una miel, azúcar cada una. Son como mujeres esquivas: espinosas por fuera, por dentro dulcísimas y tiernas.
Entro por la mañana a la cocina de la antigua casa y escucho en el fogón el borboteo de la olla donde ya hierve el agua para el café serrano o para el té de menta o yerbanís. Rebuzna lejos el burro de las 7 y se escucha el cloquear de las gallinas. El pájaro que picotea los barrotes de madera del ventanal es carpintero y percusionista al mismo tiempo.
Sobre la vasta mesa que acomoda a 14 comensales hay dos grandes platones con tunas cortadas al amanecer. La gula, sabrosa tentación –la segunda más sabrosa– me lleva a ellas. Acerco el platón y tomo una tuna de las amarillas.
No me distraigan, por favor.
Me estoy comiendo el paraíso.
¡Hasta mañana!...