Mirador 09/09/2025

Opinión
/ 8 septiembre 2025

Dios ama a los que cantan bien, y nos perdona a los que cantamos mal

No me den por bueno a un hombre que nunca ha cantado una canción.

Yo he tenido la fortuna de haber cantado muchas canciones en la vida. Canté la canción del vino, la de la amistad. Canté las canciones del cielo y de la tierra. Canté, sobre todo, la más bella canción: la del amor. Ahora, en soledad, canto las canciones del recuerdo y la nostalgia.

Obvio es decir que no soy buen cantante. Sólo tengo una voz cumplidorcita, como decían mis amigos del inolvidable trío “Los Sembradores”. Pero siempre lo he dicho: Dios ama a los que cantan bien, y nos perdona a los que cantamos mal.

Evoco el feliz tiempo en que sin más compañía que la de mi guitarra le llevaba serenata a la amada eterna, mi novia entonces, mi novia todavía. Le cantaba las entrañables canciones saltilleras: “Eres la inspiración de mi vida...”. “Quisiera ser rayo de luna que incite en tus ojos destellos de amor...”. “Como un sol tempranero radiante de luz, así, niña adorada, así has llegado tú...”.

Ahora que lo pienso, mi vida ha sido un continuo cantar. Desafinado muchas veces, pero cantar al fin. Lo seguiré cantando hasta que se detenga la acompasada música del corazón.

¡Hasta mañana!...

Escritor y Periodista mexicano nacido en Saltillo, Coahuila Su labor periodística se extiende a más de 150 diarios mexicanos, destacando Reforma, El Norte y Mural, donde publica sus columnas “Mirador”, “De política y cosas peores”.

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