Nearshoring en Coahuila: ¿cómo aprovecharlo al máximo?
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Las inversiones que lleguen a Coahuila por el prometedor fenómeno de “nearshoring” se darán con nosotros, sin nosotros o a pesar de nosotros.
La pregunta no es sólo cómo hacemos para montarnos a ese barco que evidentemente ya zarpó, sino cómo nos preparamos para que el puerto de destino sea el que deseamos; cómo hacemos para que Coahuila y su destino permanezcan nuestros y no propiedad de las mareas del mercado.
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Sobre todo, la pregunta esencial es cómo hacer que este nuevo capítulo en el desarrollo económico del estado conduzca a un crecimiento más incluyente, más “verde” y más equitativo; lo opuesto al resultado de la última ola de integración económica de las últimas décadas.
El nearshoring, que consiste en trasladar operaciones industriales y empresariales a países cercanos a los mercados de consumo, plantea una serie de retos y oportunidades para Coahuila. Esta tendencia podría impulsar la inversión extranjera directa y la diversificación económica en la región, pero también exige una reflexión más profunda sobre la planeación estratégica estatal y nacional, que debe incluir elementos clave como los requerimientos y presiones que impone en materia de infraestructura, medio ambiente, capacitación de nuestra mano de obra o el suministro de energía.
Comenzaría mencionando que la falta de agua es un desafío que Coahuila no puede pasar por alto. La necesidad de una estrategia de suministro que priorice el consumo humano sin desatender el industrial y el agrícola, es crítica. Políticas de ahorro de agua y la adopción de tecnologías para su captación y reutilización son los temas que tenemos que atender.
Segundo, el suministro eléctrico es otro cuello de botella. En años recientes, varias regiones de México han experimentado interrupciones en el suministro de electricidad, lo que podría repeler inversiones o hacerlas fracasar si no se aborda adecuadamente. Resolver estas carencias requiere una inversión sustancial en la infraestructura eléctrica, tanto en transmisión como en distribución, para soportar la creciente demanda de energía por parte de la industria y los hogares.
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Tercero, cada vez son más las empresas e inversionistas que consideran para su toma de decisiones los criterios Medioambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés), sobre todo las empresas que cotizan en mercados en diversos mercados bursátiles. Por ello, en Coahuila deberíamos estar implementando incentivos específicos para promover el uso de energías renovables, la gestión de residuos, entre otros, para ser más atractivos para las inversiones y porque es benéfico para nuestra sociedad.
Cuarto, requerimos una planificación con visión regional. Tanto desde la Federación como desde el estado se deben identificar las zonas con el mayor potencial industrial, buscar no sólo especialización, sino también que nuestras economías regionales se vuelvan más complejas. Además, es vital que las autoridades locales fomenten el uso de proveedores locales para que cuando llegue una nueva inversión, el efecto multiplicador sea el mayor posible.
Quinto, en cuanto al desarrollo de capital humano, las industrias altamente especializadas que podrían establecerse en Coahuila requerirán una fuerza laboral capacitada. Por ejemplo, áreas de gran potencial como la electromovilidad requieren de habilidades y tecnologías muy distintas a las que se requerían en la industria automotriz tradicional, lo que obliga a que la mano de obra se capacite para ello.
En el mismo sentido, si queremos dejar de ser simplemente manufactureros y convertirnos en desarrolladores, necesitamos una mayor y más inteligente inversión en educación y capital humano. Incentivos para la innovación y el desarrollo tecnológico deben formar parte de la estrategia para aprovechar el nearshoring.
Finalmente, el cambio climático está comenzando a influir en las decisiones de financiamiento. Las instituciones financieras están cada vez más preocupadas por el riesgo que representan para ciertos proyectos la probabilidad de desastres por fenómenos naturales, la mayoría ligados al cambio climático; por lo que todo proyecto y la planeación industrial del estado debe contemplar este análisis.
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En resumen, el nearshoring no es una solución mágica para alcanzar nuevos niveles de prosperidad en Coahuila, ni para el aumento en el bienestar de las y los coahuilenses, pero sin duda genera oportunidades para revisar y mejorar la planeación industrial y económica de nuestro estado con una visión estratégica de largo plazo.
Se trata no sólo de que llegue la mayor inversión posible, sino que lleguen los proyectos que nos son más útiles y que mayor bienestar nos generarán en el largo plazo.
No sólo debemos montarnos en la ola del nearshoring, tenemos que navegarla para llegar al destino deseado.
arturo.franco.hdz@gmail.com