Paquete Económico 2025: Retos para México en el tormentoso escenario

Opinión
/ 4 noviembre 2024

A casi diez días que se cumpla el plazo legal que marca la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en lo concerniente a la entrega de la propuesta del Paquete Económico por parte del Poder Ejecutivo al Congreso de la Unión, se percibe un entorno complejo y desolador.

Como ya se ha comentado anteriormente en este espacio, el reto monumental será disminuir el nivel de déficit público del 5.9% −medido a través de los Requerimientos Financieros del Sector Público− a niveles razonables y consistentes, que permitan mandar el mensaje de un auténtico compromiso por la consolidación fiscal, pero que a la vez no represente un freno brusco en la actividad económica.

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Las estimaciones de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para este año y el próximo se han venido reduciendo de manera constante, sea cual sea la fuente o la encuesta de la que estemos hablando.

De acuerdo con la última Encuesta sobre Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, que recoge mes tras mes el Banco de México entre una muestra de 41 grupos de análisis y consultoría económica, se prevé un crecimiento para este año del 1.41%, mientras que para el año entrante de 1.22%. En la misma encuesta que se levantó en enero, la estimación promedio rondaba el 2.39% y el 1.94%, respectivamente.

En este mismo tenor, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó en su edición de abril del World Economic Outlook, un crecimiento para la economía mexicana del 2.4% y 1.4% para el 2024 y el 2025, respectivamente. En su última actualización correspondiente al mes de octubre, bajaron sus estimaciones al 1.5% y 1.3%, respectivamente.

Por donde se le quiera ver, estamos entrando a una etapa de profunda desaceleración, la cual puede agravarse con los resultados electorales de mañana martes en los Estados Unidos y con la aparición de lo que pudiera ser el cisne negro del año: el conflicto militar entre Israel e Irán.

Lo que es una realidad es que un menor ritmo en el crecimiento económico traerá consigo varios dilemas para el Paquete Económico.

Por un lado, una menor actividad económica incrementará la razón de la deuda pública sobre el PIB; por otro lado, una mayor debilidad económica implicará una menor captación de impuestos, lo que añadirá un factor adicional de presión sobre las finanzas públicas.

Con este potencial escenario, más la coyuntura de pérdida de contrapesos y erosión de los pilares que sustentan la vida democrática del país, sólo restaría esperar cuándo y cuál de las agencias calificadoras será la que daría el primer paso de lo que parece inminente: la degradación de la calificación crediticia del país.

Nadie quisiera estar en los zapatos de Rogelio Ramírez de la O. Convencer a inversionistas y agencias calificadoras que las finanzas públicas no se saldrán de control, cuando la retorica y la saliva topan con los hechos y los datos duros.

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