Pedagogía de la comprensión
Se requiere educación para el diálogo.
Urge una capacitación generalizada para la madurez relacional, para la convivencia civilizada y pacífica, sin perder la riqueza de la diversidad.
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Las polaridades congelan la actitud dogmática sin autoridad divina. En lo humano todo es dudoso y opinable, sin caer en relativismo que niegue lo absoluto, reconocido acertadamente solo en lo divino.
ABANICO DE ACTITUDES
En lo opinable ha de haber libertad, en lo cierto: unidad y en todo, como lo decía Agustín de Hipona, el santo: “en todo; caridad”.
El blasfemo dogmatismo puramente humano pretende imponer lo que ve, con miopía, como verdad absoluta, etiquetando como equivocados a quienes contradigan.
Y por ahí asoma el dilemático que solo ve blanco o negro, leche o café y no admite ni el gris ni el café con leche. Y no falta algún polémico que en todo interlocutor ve un adversario. Y no conoce más comunicación que el conflicto, el pleito, el enfrentamiento, ni más clasificación que la de ganadores o perdedores.
El apologético es el que se defiende sin que lo ataquen. En toda afirmación ajena ve un asedio, una alusión, una segunda intención y saca rifle para matar pulgas que pican a otro perro.
Escasos son quienes se comunican siempre en actitud de diálogo. Que saben escuchar, comprender, ver vida y mundo con los ojos del que habla, que meten sus pies en los zapatos del que propone, que darían la vida por defender lo que ellos mismos opinan; pero también por el derecho que tiene el adversario a expresarse. Son los capaces de descubrir aquello que no excluye sino complementa, que no elimina sino integra.
UNIÓN DE CONTRARIOS
La unión de contrarios es la síntesis que une tesis y antítesis luminosamente, como lo hace la electricidad con el polo negativo y el positivo, totalmente opuestos; pero que, cuando se unen, hacen desaparecer la oscuridad con su luz.
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Progresistas y conservadores, zurdos y derechos, populistas y elitistas, ateos y creyentes, demócratas y estatistas, homofílicos y heterofílicos, explotadores y explotados, contemplativos y activistas caen y se hunden en la soberbia. Los hace ver, con un solo ojo, toda la realidad que une los contrarios, en un nivel superior, porque todo lo que se eleva, converge.
TÉ CON FE
-¿Cómo defender el templo de la mente y corazón?
-Con el látigo de tu voluntad: no hagas tuyo ningún error ni consientas todo lo que sientas, sabiendo discernir...