Persuasión Estética en la Propaganda Electoral Mexicana: ¿Dónde Está el Arte?
La propaganda electoral en México ha experimentado una metamorfosis notable a lo largo de los años. Como parteaguas histórico cito el retrato que realizó José Guadalupe Posada con motivo del onomástico del Gral. Porfirio Díaz en 1899, grabado a buril impreso que refleja un lenguaje donde la habilidad del ilustrador era fundamental para transmitir la grandeza del personaje. En el cambio del siglo XIX al XX se transitó de técnicas de reproducción orientadas al volante, el afiche y la prensa mediante el grabado y la litorgrafía, a la cromolitografía y el fotograbado; exigiendo a las matrices y los sistemas de impresión una mayor capacidad de reproductibilidad que obligó al tránsito del trabajo artesanal al industrial.
En el siglo XX, el arte cedió su primacía en la creación de afiches políticos a la disciplina del diseño, la cual surgió como una extensión del arte al servicio del Estado, que se apropió de la propaganda electoral. Las poderosas lecciones persuasivas de la estética comunista rusa y nacionalsocialista del cartel, inspiradas en la simplicidad impactante del constructivismo ruso, fueron amplificadas por el realismo socialista. Estas lecciones continúan resonando en la actualidad, aunque han sido infundidas con un toque cinematográfico, casi hollywoodense, en la propaganda electoral contemporánea, que se ha vuelto predominantemente fotográfica. La intención original era crear ídolos a partir de individuos comunes, utilizando elementos como resplandores solares detrás de sus cabezas, encuadres centrados o en contrapicada, para proponer un mundo idealizado en el que la virtud, la lealtad y la disciplina se transmitieran como valores inquebrantables.
Simbólicamente, el cartel contiene mensajes dirigidos a la acción. En 2018 el Museo del Objeto del Objeto en la Ciudad de México (MODO) titulada “Las historias de la ciudadanía, la democracia y la propaganda electoral”, arrojó luz sobre esta evolución en México. Al exhibir más de mil quinientos objetos de campaña, el MODO destacó cómo la propaganda electoral ha sido un componente integral del paisaje político mexicano donde destacaba la competencia, el debate y la alternancia.
La propaganda electoral debe dar cuenta mínimamente, de la pluralidad política, así como del momento del país y de las aspiraciones de sectores de la sociedad. Cuando los y las candidatas presidenciales y estatales se la pasan haciendo corazones con sus manos a manera de memes, en búsqueda de una autoridad afectiva más que efectiva, creo que hemos perdido originalidad, capacidad de síntesis y de persuasión estética en el nivel semiótico. En lugar de buscar propuestas ingeniosas que apelen a la imaginación y la emoción del electorado, la propaganda electoral en México ha tendido a depender cada vez más de estereotipadas fotografías como medio principal de comunicación.
Sin duda, las y los candidatos políticos han optado por estrategias más directas y visuales para llegar a los votantes. En este proceso, la estética del afiche político, con sus raíces históricas, ha sido gradualmente relegada en favor de lenguajes fáciles, esterotipados y repetitivos, carentes de presencia aurática frente a la aminorada sensibilidad visual del electorado.
La propaganda electoral no solo busca persuadir a los votantes sobre las propuestas políticas de un candidato, sino que también desempeña un papel crucial en la construcción de identidades políticas y en la movilización del electorado. En este sentido, la estética de la propaganda electoral y el papel del arte en ella no deben subestimarse, ya que pueden influir en la percepción pública de los candidatos y en la participación política de la ciudadanía. ¡Incluso Andy Warhol realizó en 1972 una serigrafía con el rostro enfurecido de Nixon, casi demoniaco, con un fondo naranja encendido, ojos amarillos y piel ceniza, promoviendo la candidatura del opositor mediante la leyenda “Vota McGovern”! Este modelo ha sido replicado en otras campañas, demostrando el poder y la polisemia del arte. Calder, Lichtenstein, Ruscha, entre otros han diseñado carteles para campañas presidenciales en Estados Unidos.
Como señala Hal Wert, profesor emérito de Historia en Kansas City Art Institute, “Un buen afiche político debería eludir lo racional y golpearte directamente en el estómago o en el corazón.” La fotografía, aunque efectiva para transmitir información de manera rápida y concisa, puede carecer del impacto emocional y simbólico que caracteriza a los afiches políticos bien diseñados.
¿Qué pueden los artistas proveer a los y las candidatas? Quizá sea lo que HW declara: “Los carteles rara vez o nunca convencen a los votantes para que cambien de opinión, excepto a los indecisos, quizá.” No obstante, “sí reúnen a la base” y pueden cambiar la apatía en emoción.
En un país como México, tan polarizado política y económicamente, con una rica historia de movimientos políticos y culturales, la propaganda electoral tiene el potencial de ser una expresión vibrante de la diversidad y la creatividad, lo que no vimos en esta campaña que culminó el pasado domingo 2 de junio.
Para mayor información consultar:
https://gagosian.com/quarterly/2020/10/27/interview-art-history-presidential-campaign-posters/