Piedras Negras: Cuando la democracia asusta
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Es de llamar la atención lo que está sucediendo en el municipio de Piedras Negras. Ciertos sectores de la sociedad se asustan, no entienden, les parece un escándalo. Se los explico en una palabra: democracia
La clase política del estado de Coahuila, por lo general, ha sabido distinguirse por su persistente habilidad para simular la democracia representativa, partidista. No se diga de la democracia participativa, de ella ni siquiera se habla.
En la historia reciente del estado han tenido lugar algunos breves y efímeros intentos de alternancia en algunos municipios y en los Congresos federal y estatal, especialmente en el federal. Los años noventa fueron mejores: se discutía y se debatía. Había quedado atrás la mano dura de la aplanadora priista y las represiones de los años ochenta. Aunque el sistema se resistía con mucha fuerza, los sectores urbanos de la sociedad participaban, alzaban la voz, mostraban su indignación y actuaban en las urnas. Frente a lo que estamos viendo hoy en día, me atrevo a decir que hasta el sistema priista parecía algo más serio y formal: ¿Se sentía contra la pared en una sociedad crecientemente plural? No le quedaba más que cuidarse.
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Ese proceso continuó hasta los primeros años de este siglo, pero de repente dimos vuelta en U. La democracia pasó a segundo plano y el feuderalismo irrumpió con fuerza. Muchos gobernadores aprovecharon los nuevos márgenes de maniobra que tuvieron a su alcance al verse más libres del control que, de facto, ejercía sobre ellos el Presidente de la República durante el periodo de hegemonía priista. Apalancados con el abundante dinero público que aportó la Federación tras la alternancia, apostaron por silenciar e ignorar las voces opositoras, sobornar a quienes se dejaran y perseguir y criminalizar a quienes, desde la oposición, lideraran alguna causa política o social.
Aristóteles lo advirtió: la demagogia es la perversión de la democracia. El político o gobernante, mediante engaños, promete soluciones simplistas poco serias o irreales. El Diccionario de la lengua define así la demagogia: “Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder”.
Pero la demagogia sólo ha sido un medio para llegar a una nueva forma de autoritarismo en la que se discute poco o nada, todo se aplaude y se alaba. La participación ciudadana se reduce a comentarios nimios o a desahogos viscerales en las redes sociales. Los contrapesos desaparecen y se pretende hacernos comprar “gobiernos perfectos” que no reciben queja alguna porque pareciera que la sociedad se siente muy satisfecha.
En semejante ambiente, es de llamar la atención lo que está sucediendo en el municipio de Piedras Negras. Ciertos sectores de la sociedad se asustan, no entienden, les parece un escándalo. Se los explico en una palabra: democracia.
Que el alcalde discuta con el cabildo; que este vote contra una que otra propuesta del munícipe; que se enfrenten el director del sistema de aguas y su consejo con los mandos operativos; que todo esto suceda de manera transparente y frente a la ciudadanía. Y, de pilón, que el alcalde comparezca todos los días frente a los medios, amistosos o no, es un ejemplo claro de una democracia participativa, viva y muy real. ¡Fuera máscaras, basta de simulación!
No existe ningún otro ayuntamiento en Coahuila que pueda decir eso. Atrapados en las redes tejidas por el Gobierno del estado, ahogados por la necesidad de simular para sobrevivir y temerosos de salirse de la línea marcada desde el Palacio Rosa, se estancan en el no hacer. Carentes de toda iniciativa, esperan que las soluciones caigan desde arriba. La democracia es como el amor, diría Manuel Clouthier, hay que hacerla todos los días. Ese es el caso de Piedras Negras.
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Ahora bien, nada está escrito. La democracia tiene sus riesgos; la transparencia es su mejor aliada, pero los emisarios del autoritarismo se aprovecharán de ella, como ya sucedió antes. Vendrá la cacería de brujas, van a tergiversar y sacar raja de la transparencia democrática que ellos no tienen y montarán la misma ofensiva de siempre.
Controlan todo en el Estado, el Poder Judicial, la Auditoría Superior, el Poder Legislativo, el Ejecutivo y la Fiscalía General. El único contrapeso a favor del municipio será el Gobierno Federal. ¿Será suficiente? No lo sé, lo que sí sé es que sólo una administración blindada en lo legal, financiero y administrativo podrá hacer frente a toda esa ofensiva que va a llegar, tarde o temprano, pero va a llegar.
Facebook: Chuy Ramírez