Salud mental: Papás deprimidos, igual a hijos deprimidos

Los adolescentes están pasando por un tiempo muy duro. El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, en inglés Centers for Disease Control and Prevention (CDC), reporta en Estados Unidos un aumento de sentimientos de tristeza y ansiedad de 1 de cada 5 a 1 de cada 3 entre los años 2008 y 2019. En el otoño pandémico del 2021, el 42 por ciento de los preparatorianos presentó los mismos síntomas, siendo más del 60 por ciento mujeres. Para el año 2021, el CDC registró que más del 25 por ciento de las adolescentes sufrieron ideación o pensamientos suicidas. Y claro, la mayoría de la investigación apunta al uso excesivo e inadecuado de la tecnología como la causa en el aumento de los trastornos emocionales y la ausencia de un sueño saludable, que incrementan los casos de soledad y presión académica.

Sin embargo, no todo se explica por el mal uso de la tecnología; los padres también juegan un rol muy importante en la salud mental de sus hijos. El CDC reportó en diciembre del 2022 que el 20 por ciento de las mamás y el 15 por ciento de los papás sufrieron ataques de ansiedad a diferencia de un 18 por ciento de los adolescentes. Cerca del 15 por ciento de los adolescentes sufrieron depresión, el 16 por ciento las mamás y 10 por ciento los papás. En resumen, en más de la tercera parte de los adolescentes con problemas emocionales sus padres sufrieron de ansiedad o depresión.

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Los anteriores datos nos hacen reflexionar que la salud mental de los padres juega un papel muy importante en el estado emocional de sus hijos. El Dr. Richard Weissbourd, director del proyecto Making Caring Common en la Escuela de Graduados de Educación de la Universidad de Harvard, afirma que el estado emocional de los padres se refleja en la salud mental de sus hijos. Escribió que un adolescente tiene cinco veces más riesgo de sufrir un problema emocional si tiene un padre o madre con depresión o ansiedad. Encontró que en el 40 por ciento de los adolescentes con algún trastorno emocional, alguno de sus padres también lo padecía. Esto nos lleva a concluir que nuestros hijos son nuestro propio espejo emocional y nos compromete a tener una vida sana, tanto física, mental y emocionalmente.

Un padre con depresión no solamente sufrirá en su persona, sino, además, tendrá una relación tóxica y ausente con sus hijos, especialmente con los adolescentes. En otras palabras, “papás deprimidos, hijos deprimidos”. La adolescencia es uno de los periodos más críticos en nuestra vida y los padres son fundamentales para que los jóvenes en esa etapa encuentren su equilibrio y sano desarrollo. Los padres tenemos la responsabilidad de reconocer si sufrimos un deterioro en nuestra salud mental y busca inmediatamente ayuda profesional para regularizar nuestras emociones.

El adolescente se encuentra en un momento de reconstrucción cerebral, de formación de su identidad y descubrimiento de su sentido de vida. El CDC nos dice que el 36 por ciento reporta carencia de un “propósito significativo en la vida” y está correlacionado con un alto riesgo de sufrir depresión y ansiedad.

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Si queremos hijos sanos, primero los papás debemos estarlo. No tengamos miedo de reconocer nuestros problemas emocionales y buscar ayuda para lograr nuestra estabilidad. Recordemos que nuestros hijos son nuestro espejo. Si nos ven felices y sanos, ellos buscarán imitarnos y encontrar su plenitud en nuestra felicidad.