Soluciones efectivas, indispensables para el espacio público de Saltillo

La aplicación de Google Maps ofrecía, para la ruta de la carretera de Monterrey a Saltillo, una retención de varios minutos. Conforme se le fue consultando, a lo largo de la tarde-noche, del viernes anterior, anunciaba que la mejor ruta era la que se había tomado: la carretera libre, pues en la de cuota había ocurrido un accidente.

Fueron horas de retraso. Un viaje que llevaría una hora y media, cuando mucho, se convirtió en uno de cuatro horas. La causa, un accidente en Ojo Caliente: un camión que transportaba combustible intentó tomar de la carretera de cuota hacia la libre, y volcó con sus 31 mil litros de gasolina.

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Llegar a Saltillo tras un congestionamiento en el que los tráileres representaban un 70 u 80 por ciento del tránsito parecía un alivio, luego de estar en una ciudad donde los circuitos viales obligan a conducir a velocidades inverosímiles y, si uno se equivoca, tener que hacer retornos a kilómetros de distancia.

Así, la ciudad capital de Coahuila parecía un remanso, en la entrada por el bulevar Venustiano Carranza. Pero la primera noticia con la que nos toparíamos fue un accidente en que falleció una bebé de apenas poco más de un año. Un auto cerró el paso a la camioneta en la que viajaba y murió por el impacto de la bolsa de aire que se activó con el choque con ese carro.

De la misma manera, antes y después de este viernes, se han suscitado por muy diversos puntos de la ciudad una gran cantidad de accidentes en las últimas semanas. Constantemente se ofrece información sobre motociclistas o automovilistas que por desgracia pierden la vida en accidentes de tránsito en Saltillo.

Lo que parece una imagen plácida al llegar al bulevar Carranza, luego del embotellamiento en la carretera, también cada vez más frecuentes, y del paso por Monterrey, en realidad se transforma al leer o escuchar las informaciones.

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En los accidentes siguen estando involucrados la mezcla del alcohol y la velocidad, pero también el estado en que se encuentran las unidades y la irresponsabilidad de los conductores.

Es una ciudad cada vez más grande, dicen algunos para argumentar que a mayor tamaño, mayor su cantidad de conflictos. Sin embargo, no parece que exista una definida línea de acción para mitigar la caótica situación en que se ven involucrados los conductores de los vehículos.

Deben establecerse medidas más rigurosas y vigilancia más efectiva para obligar a la ciudadanía a comportarse en este espacio público donde cada vez ocurren más problemas. Algunos de ellos, por desgracia, mortales.

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Involucrar a los jóvenes en programas efectivos de acción es una de las estrategias que puede establecerse desde ya. Así como existe el cabildo infantil, donde los niños expresan una vez al año qué piensan y pueden hacer por su ciudad, así debieran existir programas más ambiciosos que involucren jóvenes que están viviendo esta ciudad y que pueden hacer, ahora, mucho por ella.

Muchos accidentes mortales. Se necesitan soluciones, varias y diferentes alternativas de solución.

EL VALLE DE SALTILLO

Ojalá el paisaje de nuestro valle no quede atrapado entre los edificios con la alternativa de la vivienda vertical. La belleza de nuestros cielos está siendo empañada por altos edificios. Pero la ambición mezclada con un ilusorio progreso...