- 24 septiembre 2024
Succession... a la 4T
COMPARTIR
Comencé a ver la serie “Succession” de HBO porque cumple con los tres requisitos que establecí para ello y que ya antes he enlistado aquí mismo.
La serie que yo inicie debe: 1. Haber concluido ya. Es decir, no hay riesgo de que la producción decida cancelar de improviso y deje a su audiencia colgada de la brocha sin una resolución satisfactoria. 2. Es consistente. A diferencia por ejemplo de “Game of Thrones” que fue ovacionada durante casi una década sólo para terminar decepcionando en su última temporada a la crítica y al público, quienes además odiaron el episodio final, “Succession” mantiene calificaciones de 8 y 9 en Movie Database, lo que representa parámetros de excelencia que se ven reflejados tanto en la escritura como en la producción. 3. Tiene un número razonable de episodios y temporadas (cuatro temporadas en el caso de “Succession”); pues se trata de acceder a entretenimiento básico, no de emprender un proyecto de vida.
TE PUEDE INTERESAR: Emmett Till y Aitana; los rostros de la injusticia
“Successión” cuenta la historia de un veterano magnate de los medios de comunicación, el multimillonario Logan Roy, y su lucha por sostener su imperio en contra de la feroz determinación de sus competidores por destruirlo; de las nuevas tecnologías que amenazan a los medios tradicionales sobre los que está fundado su emporio; de las políticas progresistas que ven en su empresa un oligopolio facho y aliado del ultraconservadurismo, pero sobre todo en contra de su disfuncional familia en la que se destaca la tríada de hijos de entre la cual deberá escoger al sucesor.
Es muy probable que no le esté vendiendo yo correctamente la trama, ya que un drama de intrigas familiares y corporativas puede sonar poco atractivo y hasta denso, pero déjeme precisarle algo: el programa es una comedia. Aunque adolece de chistes y difícilmente va a soltar una risotada (no recuerdo haber reído una sola vez en estas dos temporadas que llevo), la comedia está allí; sólo que en vez de pastelazos u odiosos “punchlines” seguidos de una estúpida risa grabada a lo “Big Bang Theory”, el humor está en la tragedia, en la miseria humana. El sabor es comparable al chocolate amargo, pero créame que es lo más exquisito que he paladeado en televisión en varios años.
Un espléndido Brian Cox interpreta a Logan Roy, personaje basado principalmente en el magnate de la vida real, Rupert Murdoch, ya sabe, el putrimillonario dueño de cientos de diarios, editoriales y canales de televisión en Australia (Daily Telegraph, Herald Sun), Reino Unido (Sun, Times) y Estados Unidos (WSJ, New York Post); dueño de Fox News (y hasta hace no mucho de la 20th Century Fox), por sólo citar sus activos más relevantes.
Pero el personaje abreva de otros megaempresarios del mismo corte, aunque la materia prima de los escritores sería concretamente la familia Murdoch.
TE PUEDE INTERESAR: AMLO, García Luna y la fallida demanda; el verdadero motivo que hizo retractar al Presidente
Pese a que el viejo Logan es uno de los empresarios más exitosos y temidos del mundo, rara vez parece disfrutar de la vida o de su éxito, no tiene aficiones, intereses o pasiones conocidas, ni siquiera un vicio que le produzca algo de goce. Su única razón de ser es el siguiente movimiento que dará en función de sus metas corporativas.
El potentado está viejo, enfermo y es consciente de que ni él será eterno y tiene que designar un sucesor para tranquilidad de los accionistas y estabilidad misma del consorcio.
Como era de esperarse, sus hijos (criados con el dinero de su padre, pero no con su amor) son todos patéticos, sintetizan todas las debilidades que el padre no tiene, si bien comparten todos como rasgo familiar una casi total ausencia de escrúpulos y de empatía. Aun así, de alguno de ellos debe salir el heredero al mando, si es que desean que la familia retenga el control de semejante corporación.
Kendall “Ken” Roy, el mayor, no tiene madera, ni el carisma, ni el liderazgo para asumir el mando y es proclive a las adicciones; Roman, el menor, es un zoquete incapaz de cualquier esfuerzo, un junior infantiloide cuyo único talento parece ser el de irritar a los demás; mientras que Siobhan, la hermana, pese a ser la más capaz y la mejor candidata, es devorada por las ansias, la soberbia y una impaciencia que le impide aprender, madurar y estar lista para la responsabilidad.
TE PUEDE INTERESAR: Insidious Cap. 5: La desmemoria administrativa en Coahuila
Por supuesto que ver el drama de un viejo amarguetas en busca de sucesor; de un carcamán colmado de poder, pero incapaz de ejercerlo de una manera noble, tan absorto en la lucha por retener su latifundio como en la conquista de la parcela contigua que se ha olvidado por completo de sembrar algo; un vejestorio que pese a su poderío e influencia no sabe manejar la frustración y reacciona con las rabietas de niño; un vejete que ya sólo se siente vivo cuando destruye a quien se le opone; un achacoso patriarca que tiene que escoger de entre una tercia de incompetentes que no son ni su sombra... pues... necesariamente me hizo recordar a “ya sabe usted quién”.
Discúlpeme lo previsible, pero no podía ser de otra manera. No obstante, recién me cayó el veinte del paralelismo evidente entre el culebrón ficticio y nuestra amarga realidad política nacional. Y es que en efecto, Andrés Manuel López Obrador se obsesionó tanto en la consecución del poder (como ahora en retenerlo) que se le olvidó por completo para qué sirve dicho poder (si es que alguna vez consideró realmente todo el bien que pudo haber obrado con ese enorme respaldo con que llegó a la Presidencia).
Esa risa suya que rara vez denota alegría, pues casi siempre es en tono de sorna, ya sea por desestimar los argumentos que lo contradicen (“¡Ahí están sus masacres... jajaja!”) o denostando a sus adversarios, nos percatamos de que AMLO ni siquiera disfruta gobernar, le resulta abrumadoramente engorroso a diferencia de andar en campaña.
Pero de regreso con sus corcholatas sucesoras, la lucha entre estas guarda al menos un par de paralelismos con la de los hermanos en pugna de “Succession”: como que cada uno piensa que el viejo ya no está tomando las mejores decisiones y que urge que se retire (aunque jamás se atreverían a contradecirlo), y al mismo tiempo cada uno de los posibles relevos piensa que es la mejor opción para suceder al monarca.
TE PUEDE INTERESAR: No queremos otro Colosio; Xóchitl Gálvez corre peligro
Si “Succession” resulta profética, el viejo sólo puso a sus “hijos” a competir entre sí para verlos luchar por su aprobación, porque atestiguar cómo se destruyen es la única prueba de amor e incondicionalidad que le convencería.
Y aunque el tlatoani tiene a su favorita cantada desde hace tiempo, no le cierra las puertas a que alguno de sus otros dos hijos le dé alguna sorpresa grata, como sería llegar con la cabeza y el corazón de sus hermanos y ponerlos a sus pies como ofrenda.
También, como en “Succession”, no sería raro si alguno de sus incapaces hijos, una vez empoderado, le mete a su padre (político) sus buenas puñaladas por la espalda.
Seguiré viendo la serie y cuando termine, si amerita, comentaremos cualquier otra lectura que nos arroje con relación a esa otra comedia negra que es la sucesión presidencial en México.
No se la pierda, es por la plataforma de HBO, la otra como quiera no es opcional y la tenemos que sufrir sí o sí.
Encuesta Vanguardia
https://vanguardia.com.mx/binrepository/1152x768/0c60/1152d648/down-right/11604/QCIR/enrique-abasolo_1-81660_20220423141929.png