Construyen violines con madera de barcos de migrantes para concierto en Italia
Además, los instrumentos fueron manufacturados por presos, dos de los cuales pudieron conseguir un permiso para acudir a la gala musical
Los violines, violas y violonchelos que tocó la Orquesta del Mar en su debut el lunes en el famoso Teatro alla Scala de Milán llevan consigo historias de desesperación, pero también de redención.
La madera que se arrancó, talló y cinceló para formar los instrumentos fue recuperada de barcos en ruinas que se usaron para traficar inmigrantes a las costas de Italia; los luthiers que los crearon son reclusos de la prisión más grande de Italia.
El proyecto, denominado Metamorfosis, se centra en transformar lo que de otro modo podría desecharse hasta convertirlo en algo de valor para la sociedad: madera podrida en instrumentos finos, reclusos en artesanos, todo bajo el principio de rehabilitación.
📍Teatro Alla Scala de Milán (@teatroallascala)
— Radio Clásica (@radioclasica) February 13, 2024
🎼Bartok: Concierto para violín núm. 1, Sz. 36
🎼Matteis: Aires para violín, parte II (sel.)
🎻Orq. Fil La Scala
👆V. Petrenko
⏳Disponible hasta el 28/02/2024
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A dos presos se les concedió permiso para asistir al concierto en el que 14 instrumentos de cuerda fabricados en la prisión se usaron en un programa que incluía obras de Bach y Vivaldi. Se sentaron en el palco real junto al alcalde Giuseppe Sala.
“Me siento como Cenicienta”, dijo Claudio Lamponi, mientras un amigo se acercaba en el vestíbulo antes del espectáculo con una pajarita para complementar su atuendo. “Esta mañana me desperté en un lugar feo y oscuro. Ahora estoy aquí”.
Lejos de la majestuosa ópera de La Scala, los presos están en otra “Opera” muy diferente en la Casa di reclusione di Opera, una prisión en el extremo sur de Milán en la localidad de Opera, que alberga a más de 1.400 reclusos, incluidos 101 mafiosos detenidos bajo un estricto régimen de aislamiento casi total.
A algunos reclusos, como Nikolae, que se unió a Lamponi en La Scala, se les dan ciertos permisos. Desde que se unió al taller de instrumentos de la prisión en 2020, Nikolae, quien se negó a dar su nombre completo y prefiere no revelar los cargos que lo llevaron a prisión hace una década, se ha convertido en el maestro artesano de Opera, pasando de instrumentos rudimentarios hechos de madera contrachapada a violines armoniosos dignos del escenario de La Scala.
“Así es como empecé a hablar con la madera”, dijo Nikolae recientemente en el taller de la prisión, impregnado con el olor de las astillas de madera entre las hileras de cinceles y el leve zumbido de una sierra. “Empecé con materiales muy pobres y vieron que tenía buena destreza”.
Trabajar en los instrumentos de cuatro a cinco horas al día le da a Nikolae una sensación de tranquilidad, dijo, para reflexionar sobre “los errores que cometí” y habilidades que le permiten pensar en un futuro. “Estoy ganando autoestima”, dijo, “lo cual no es poca cosa”.
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Un “graduado” de los talleres de la cárcel ha cumplido su condena y trabaja como maestro luthier en otra prisión, en Roma.
“Espero que algún día pueda recuperarme, como este violín”, dijo Nikolae.
Cada instrumento tarda 400 horas en crearse, desde el desmontaje de los barcos hasta el producto terminado. Los violines clásicos fabricados en los famosos talleres de Cremona, a una hora en coche de Milán, utilizan abeto y arce, en cambio, los instrumentos del mar se ensamblan a partir de un abeto africano más suave, con tonos azules, naranjas y rojos bañados por el sol y el mar que quedan como recordatorio del viaje. La pintura que conserva la madera influye en el timbre de los instrumentos.