El Instituto Municipal de Cultura de Saltillo recibe en Casa Purcell la obra más reciente de los artistas coahuilenses, reuniendo pintura al óleo y collage y técnica mixta en un solo lugar
Reflejos es lo que se puede encontrar a partir de esta semana en el Centro Cultural Casa Purcell, gracias a dos exposiciones que por sí solas ofrecen al espectador piezas en las cuales encontrarse consigo mismos, mientras que en los extremos opuestos del lugar ofrecen maneras diferentes de hablar de lo íntimo.
“Pieles ajenas” de Daniela Elidett y “Casi un hogar” de Rafael Ortega, ambas series realizadas con apoyo del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico PECDA 2023, se inauguraron este miércoles 14 de febrero en la galería de dicho recinto, y parten desde lo íntimo para plantear dos formas diferentes de aproximarse a la plástica. Todas las piezas están a la venta directo con los artistas.
INTUICIÓN Y EXPLORACIÓN
La primera de estas, que se encuentra en dos de las salas, es producto de varios años de experimentación por parte de Daniela, conocida por su trabajo en el retrato y el mural figurativos, muy realistas. Esta faceta de su trayectoria, comentó en entrevistas previas, la hacía sentir intermediaria entre la persona retratada y el público y con la nueva exposición busca tener una comunicación más directa con el espectador.
Para ello dejó la pintura tradicional y comenzó a explorar con distintos materiales que de manera intuitiva le fueran “llamando” o significando cosas, para elaborar complejas composiciones de collage e intervenciones con recortes, textos, fotografías, textiles, hilos y agujas.
De la unión de estos objetos surgen nuevas imágenes, que si bien se inspiran en temas propios de la autora, como la maternidad, la salud mental y física y el homenaje, pueden resonar en el público que observe con detalles las relaciones entre estos elementos. Miradas que se asoman entre huecos, hilos que mapean todo un espacio, cuerpos que se contorsionan, palabras que aluden a otras más, todas llamando a un significado personal.
PATERNIDAD Y EMOTIVIDAD
Para Rafael Ortega, quien vuelve a la pintura al óleo con esta serie de cuadros en mediano formato, la exposición representaba también una oportunidad de explorar temas personales a través de una mirada emotiva, algo que, considera, a los artistas varones se les desalienta, en favor de una aproximación más fría e intelectual.
Particularmente el encuentro es con la paternidad, el temor a los errores que puedan marcar la vida de los hijos, las interacciones familiares y los claroscuros de un rol para el que nadie nace listo, pero que todos buscan la mejor forma de ejercerlo.
Con una paleta de colores pastel, pero cálidos en su mayoría, Ortega comparte con el público las formas de su vida íntima —formas en sentido literal, pues las figuras de padre, madre e hijos a veces se convierten en masas de color, se funden entre ellas o adquieren indescriptibles dimensiones—, sus dudas y certezas, en escenas que invitan a reflexionar sobre la propia relación con los otros, y la responsabilidad que implica el dejar huella en alguien más.