Entre el humor y el asombro Luis Medellín presenta una noche de magia a Saltillo
El espectáculo ‘El arte del despiste’ es el primer show individual que realiza este mago saltillense, con casi una década de experiencia en restaurantes locales y escenarios de México y el mundo
¿Qué es la magia? Preguntó Luis Medellín en varias ocasiones al público que acudió a su primer espectáculo individual. La respuesta siempre estuvo allí, y la presentó con regularidad, pero para los presentes el “hechizo” superó a la realidad.
Este jueves el mago saltillense presentó “El arte del despiste”, un show con el que mostró a su ciudad el resultado de años de práctica y estudio, pero fuera de su ambiente natural, los restaurantes y eventos privados, ahora en el Teatro Garnica.
La noche inició en silencio. Tras abrirse el telón Medellín apareció al fondo del escenario, este repleto de los instrumentos que utilizaría durante la siguiente hora y media —un detalle importante pues su visibilidad a los presentes haría aún más impresionante lo que haría con estos—, sosteniendo algo con la boca e incapaz de hablar. Su primer asistente, una mujer del público, interactuó con él a través de una serie de cartelas, con las cuales sorpresivamente guió la conversación hacia donde buscaba, estableciendo con sencillez lo que vendría después, antes de tomar la palabra y continuar con la magia.
Este show se deriva de aquellos que ha presentado durante años en los restaurantes donde pulió su oficio, y por lo mismo integra muchos trucos que permiten que el público se sienta en confianza —muchos con grandes toques de humor— y se familiarice con las dinámicas de un espectáculo así.
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Porque, como lo mencionó en la entrevista previa con VANGUARDIA, este tipo de eventos son muy raros en Saltillo. En su experiencia, la gente se muestra reservada al enfrentarse por primera vez a algo así, aunque todos conozcamos, por la televisión u otro medio, la impresión que genera el ilusionismo.
Una actitud similar, de reserva, adoptaron al inicio quienes subieron al escenario, o desde las butacas, se convirtieron en parte del truco, aunque entre el humor y la personalidad relajada del mago, la tensión se disipó rápido en la mayoría de los casos.
De esta manera, la velada transcurrió como un gran truco, dejando elementos por aquí y por allá que, a la par funcionaban como preparativos para el final y como ejemplos de las partes y factores que integran esta disciplina.
Entre risas y asombro “El arte del despiste” encantó a los presentes, dejando preguntas sobre los qué y los cómo de la habilidad de un mago que ha viajado por el mundo para traer esto en exclusiva para Saltillo.
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