Lila Jamieson continúa la línea de su vida y su arte

“‘La línea que trazo es eterna’ empieza en el primer dibujo que hice en el kinder y termina en el dibujo que hice ayer en mi diario”, dice la artista Lila Jamieson sobre su trabajo, una propuesta plástica que no se reduce al lienzo y que se expande en todas direcciones y hasta todos los sentidos de su vida.

Con su más reciente exposición, realizada con el apoyo y curaduría de Talía Barredo de la Agencia de Arte Liquen, el Museo Casa del Cerro de Torreón, Coahuila se convierte en el templo que alberga a la naturaleza, a la mujer, a su familia y al tiempo, a través de los lienzos gigantescos que la artista pintó durante los últimos dos años.

“Llevamos dos años trabajando con esta exposición, entonces primero se hizo una parte que se expuso en La Besana [en 2021], pero sentíamos que quedaba muy encogida, que no tenía esta fluidez que habíamos pensado, entonces en el espacio del Museo Casa del Cerro, que es el triple de La Besana, ya se pudo montar perfectamente con su aire en cada espacio”, explicó en entrevista con VANGUARDIA.

“Lo planteamos como un templo, entras y es la parte meditativa, con lienzos del cosmos, el amanecer, el anochecer, los paisajes. Después están las ofrendas, el jardín, la naturaleza y la última parte son las diosas, estas mujeres que están en espacios cotidianos y lidiando con las tormentas y los fenómenos naturales”, agregó.

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La muestra está integrada en su mayor parte por pinturas sin bastidores, colgadas como pendones o cortinas que revelan su frente y reverso, invitando al espectador a explorar la propuesta de una manera más cabal, así como adentrarse a los temas que plantea la artista.

Esa línea eterna de la que habla en el título de la serie no se reduce a la materia, sino también a sus “venas” y la sangre que corre por ellas, a la genealogía y la herencia de las mujeres en su familia.

Así nos encontramos con piezas como “Jardín”, que parte del gusto familiar por construir, por hacer, de manera que nos presenta un tendedero/casa del cual cuelgan más pendones y muestra a plantas en proceso de secado y otras en crecimiento, en alusión al mismo ciclo de la vida.

En otras obras, tituladas “Apocalipsis, cuando todo se derrumba”, la mujer se encuentra en paz y relajada, incluso cuando a sus espaldas el mundo está en medio de la catástrofe. Basada en textos de la budista norteamericana Pema Chödrön, de Estados Unidos, quien propone calma en medio del caos para no contribuir al mismo.

Todo, además, lo realizó en medio de un impedimento físico, una reacción en sus manos que le dificultó el trabajo, por lo que tuvo que encontrar alternativas, como el uso de pigmentación con tinturas para tela en los lienzos y extensiones en sus pinceles, lo que impactó en su obra.

“El día de la inauguración se leyó el poema ‘Mujeres y diosas’ de Carol Cervantes, había un tul blanco, que todos significamos con la novia, pero entonces ella lo va enredando, lo va modificando, transmutando, haciendo neblina, bruma y niebla y entonces lo agarra, lo hace una especie de nube que la lleva por todas las piezas y entre la gente que estaba en la inauguración y la coloca sobren una pieza que es de lluvia, entonces se convierte en nube y lluvia”, agregó sobre la didáctica de la exhibición, “queríamos dejar en evidencia todos estos procesos que hay antes, durante y después de la exposición”.

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Aunado a esto “La línea que trazo es eterna” también le permitió volver a su natal Torreón, de la cual salió rumbo a Saltillo a los 21 años para estudiar en la Escuela de Artes Plásticas de la UAdeC y desde hace dos décadas que no volvía.

“Regresar después de 20 años a Torreón fue una cosa maravillosa, fue un viaje a la nostalgia, porque dormí en casa de mi abuelita, que no dormía ahí desde niña, vi familia, amigos que no veía desde el 97”, señaló.

La exposición estará abierta en el Museo Casa del Cerro de Torreón hasta el 26 de febrero.